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Vlad Tepes y Mehmed II

El enfrentamiento entre Vlad Tepes "El Empalador" y Mehmed II "El Conquistador"

Vlad Tepes conocido como “el Empalador” y Mehmed II conocido como “el Conquistador” forman parte de las mayores rivalidades que se han dado a lo largo de la historia. Hoy os traeré un enfrentamiento entre los símbolos más grandes de sus respetivos países Rumanía y Turquía. Ambos contendientes presentaron la guerra más tétrica, cruel y surrealistas de toda la Edad Media.

Vlad Tepes Dracula
Vlad Țepeș en una pintura que representa las pasiones de Jesús (detalle, 1460), iglesia Maria am Gestade, Viena, Austria.

Inicio del enfrentamiento

Mehmed II en un intento por dominar al incontrolable Vlad Tepes, que aun siendo vasallo del propio Mehmed II se negó a pagar sus respectivos tributos y a rendir vasallaje a este, envió espías a Valaquia, pero Vlad se dio cuenta y enfadado devastó las tierras otomanas más allá del Danubio. Se narra que asesinó a “23.884 turcos y búlgaros”; un vasallo estaba castigando al propio sultán.

En el año 1462, Mehmed II “el Conquistador”, deseoso de castigar al rebelde y de añadir a sus territorios los principados rumanos, decidió invadir Valaquia. Vlad mandó cartas a todos los soberanos europeos pidiéndoles que participasen en la guerra santa contra “los paganos”. Sin embargo, no le hicieron caso, ni siquiera el rey húngaro que confesaba al papa que Vlad era su “protegido”. Estaba claro que iba a ser un enfrentamiento directo, sin terceros, entre Vlad Tepes y Mehmed II en Valaquia.

El sultán supervisó los preparativos de la campaña y dirigió personalmente las operaciones de represalias. Cruzó el Danubio con unos 80.000 soldados (según el cronista bizantino Chalkokondilos) o unos 300.000 (según Tursun-bey, el cronista personal del sultán, que acompañó a este en aquella campaña), además de los hombres embarcados en 25 trirremes y otros 150 barcos, que avanzaban por el Danubio. Era una flota bestial para la época, el ejército más grande que Mehmed había mandado jamás (a excepción de la toma de Constantinopla).
El ejército valaco, en cambio, contaba con 22.000 soldados. Los otomanos invadieron sin mucha dificultad el país y se dirigieron hacia la capital, Târgovişte, pero Vlad Tepes iba a aparecer enseguida.

Las escaramuzas de los valacos

El príncipe Vlad Tepes recurrió a una guerra de escaramuzas, atacaba a los grupos que se alejaban del grueso de las tropas en busca de alimentos y agua, incendiaba los campos, enviaba a gente infectada de enfermedades contagiosas, mataba el ganado, envenenaba las fuentes de agua… y las tropas otomanas se veían cada vez más amenazadas por un enemigo casi invisible.

Las escaramuzas del ejército valaco, Autor: Angus McBride


El jenízaro serbio Constantino de Ostroviţa que participante en la expedición, describe el estado de ánimo de las tropas turcas en sus memorias:


Se había apoderado de nosotros un pavor indescriptible, a pesar de que el vaivoda rumano tenía una hueste pequeña; estábamos todo el tiempo con mucho miedo y cada noche nos sepultábamos en zanjas y aun así estábamos preocupados

El ataque nocturno de Targoviste

Vlad Tepes era un hombre de emociones fuertes, eso era poco para él, pensó que aquel era un buen momento para un ataque por sorpresa. En la noche del 16 al 17 de junio de 1463, el mismo príncipe, disfrazado de turco, penetró en el campo enemigo junto algunos hombres, muchos infectados con diferentes enfermedades, su objetivo era entrar y directamente acceder a la tienda de campaña del sultán y poder matarlo ahí mismo.

Todo estaba listo, Vlad Tepes se dirigió a la tienda del sultán encabezando a unos 7.000-10.000 jinetes iban “en perfecto orden y bien organizados”, como se nos dice en las crónicas. Pero, se equivocaron de tienda y empezó la lucha, el pánico y el desorden reinaron en todo el campamento. Después de leer muchas batallas desde mi punto de vista, esta es una de que menos sentido tuvo en la historia por sus acontecimientos.

Los soldados del sultán asustados y confundidos veían como soldados de su mismo bando (ya que los valacos iban disfrazados de otomanos) se revelaban y los mataban. Los otomanos no sabían en un primer momento que eran hombres de Vlad Tepes y en un instinto de supervivencia mataban a todo aquel soldado que se encontraban y que se les acercaba más de la cuenta. Se mataron entre ellos con la suerte de que el sultán se salvó. Mehmed II estaría alucinando con lo que sucedía, era una especie de Royal Rumble con espadas.

La batalla con antorchas, pintura de Theodor Aman.

Vlad Tepes dejó el campo enemigo antes del amanecer como vencedor. Volvió a las mismas montañas de donde había venido, sin que alguien se atreviera a seguirlo, por miedo a la locura de este que tantos dolores de cabeza les había dado y tanto les había horrorizado a los turcos.

El campo de empalamiento de Vlad Tepes

El sultán, enfadado, sin embargo, continuó su marcha hacia la capital valaca, dispuesto a acabar con Vlad Tepes y arrasar su nación, pero a lo largo del camino se encontró, algo que le dejaría horrorizado y que jamás había visto, un bosque de hombres empalados, con 20.000 personas asesinadas de ese modo.
Las palabras del cronista Laónico Calcocondilas fueron estas:

El ejército del sultán entró en el área de los empalamientos, que tenía diecisiete estadios de largo y siete estadios de ancho. Había grandes estacas allí en las que, como se decía, unos veinte mil hombres, mujeres y niños habían sido ensartados, todo un espectáculo para los turcos y el mismo sultán.

El sultán fue sorprendido por el asombro y dijo que no era posible privar a su país de un hombre que había hecho grandes obras, que tenía una comprensión tan diabólica de cómo gobernar su reino y su pueblo. Y dijo que un hombre que había hecho tales cosas valía mucho.

El resto de los turcos se quedaron atónitos cuando vieron a la multitud de hombres en las estacas. Había bebés también pegados a sus madres en las estacas, y los pájaros habían hecho sus nidos en sus entrañas

Finalmente, el genio militar de Vlad Tepes, o quizás el efecto psicológico de todo lo que había visto, obligó al gran Mehmed II, el Conquistador de Constantinopla, a retirarse con todo su ejército. “no puedo conquistar el país de un hombre que hace cosas tan grandes”, habría dicho el sultán antes de retirarse, según Chalkokondilos.

Representación de campo de empalamientos que presenció Mehmed II.  Fuente: Tinta indómita
El campo de empalamientos de Vlad Tepes, ilustración de la película Dracula Untold

Realmente este acontecimiento es uno de los más extraños y oscuros por todo lo que contiene, al final Mehmed II en primera persona lejos de tener una derrota militar, como solía ser lo habitual, tuvo una psicológica, con acontecimientos que le dejaron horrorizada de tal manera que no pudo seguir con su campaña y jamás volvería a pisar Valaquia.

Fuentes utilizadas:
Chalkokondilos, Atheniensis historiarum, libri decem. Corpus scriptorum historiae Byzantinae, Bonn, 1843 (1ª ed, francesa, rouen, 1577).Tappe, E.. Documents concerning Romaninan histories, 1427-1601. Collected from the British Archives, The hague, 1964.Munteanu, D, "La inmortalidad de Drácula: Historia, leyenda, ideaciones…", philologica canariensia 16-17 (2010-2011), Universidad de las Palmas de Gran Canaria

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