La vida en Santa María la Antigua del Darién no era mala, pero todas las circunstancias se aliaron contra sus gobernadores y colonos.
La ciudad no duró mucho, las discrepancias y las disputas fueron acontecimientos comunes, especialmente entre Vasco Núñez de Balboa, Martín Fernández de Enciso y Pedrarias Dávila. También debemos tener en cuenta que se trataba del primer asentamiento, ya que Nicuesa había intentado establecer uno en Veragua, pero como bien se comenta en la Real Cédula del 17 de enero de 1512, era “insalubre”, por lo que a los colonos se les ordenó el traslado a Darién.
Infraestructuras de Santa María la Antigua del Darién
Los esfuerzos por fundar una auténtica ciudad dieron como resultado la creación de todas las instituciones ordinarias que puedan existir en un lugar a su imagen en Europa, como un hospital con cincuenta camas —como se indica en una Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación de 1513— una catedral (ya que la ciudad estaba destinada no solo a ser la primera ciudad, sino la capital de la capitanía de Tierra Firme), fundiciones reales de oro (que es otra forma de decir una casa de moneda) y un puerto.
Hay que tener en cuenta que de todas esas construcciones, la de mayor importancia, como no podría ser de otra manera, era el puerto. Una infraestructura capital para recibir suministros de las regiones vecinas, pero también era de suma importancia, ya que Santa María la Antigua estaba destinada a ser el principal puerto de Tierra Firme para enviar mercancías a España, principalmente oro.
Sus habitantes
Entre los esfuerzos para mantener una población, se anuló el diezmo a los vecinos por lo que sembrasen y cultivasen, como bien indica la Real Cédula a Pedrarias Dávila del 14 de enero de 1514 .
Cabe reseñar también, que ese mismo 14 de enero de 1514, por otra Real cédula, a los vecinos se les permitió tener barcos en propiedad para llevar mercancías a Santa María la Antigua desde Santo Domingo, Cuba y otros asentamientos.
La mayoría de los colonos en Santa María la Antigua eran, como en cualquier asentamiento preindustrial, agricultores, ya que eran necesarios para mantener la vida allí. Aunque también había sacerdotes, un diácono y el personal ordinario para mantener una catedral, oficiales reales como gobernadores, un veedor de las minas y las fundiciones, mano de obra para el puerto como calafates o armeros, el tipo de personas que encontrarías en lugares como Moguer, un pueblo en el sur de Andalucía que era conocido por su puerto, y por su gran monasterio franciscano.
Se le otorga el título de Ciudad
El puerto tuvo una actividad frenética esos primeros años, con bienes y personas que llegaban a Santa María, el optimismo era el estado de ánimo general, y al ver que el asentamiento estaba prosperando, se le otorgó el título de Ciudad, lo que era un asunto importante desde el punto de vista administrativo.
Algunas instituciones aún no se habían creado, como la “audiencia” o Tribunal, pero las todo se controlaba desde la oficina de los oficiales de la Corona, ubicada en el edificio administrativo principal, sede del gobernador.
Decadencia de Santa María
En 1514, Pedrarias Dávila tomó el mando y llegó al asentamiento con 2,000 nuevos colonos en 20 barcos. Sin embargo, todos estos buenos esfuerzos resultaron infructuosos, ya que en el siguiente año 700 colonos fallecieron a causa de una plaga que, según estudios actuales, pudo haber sido un envenenamiento por radiación. Fueron agotándose de forma extraña hasta que, no pudieron levantarse y, finalmente, no pudieron despertarse.
Esto hizo que muchos colonos huyeran a diferentes lugares para evitar la caer enfermos, un golpe muy duro para la ciudad.
Para 1519, cuando Gonzalo Fernández de Oviedo fue nombrado gobernador de Darién e veedor de las fundiciones (cargo que ya había desempeñado en 1513), la ciudad estaba en mal estado y poco poblada.
Fernández de Oviedo realizó el mejor esfuerzo que pudo: hizo que su esposa se mudara con él al asentamiento, para demostrar su voluntad de quedarse. Comenzó también algunos proyectos de construcción para elevar la moral de los colonos, pero no se pudo hacer nada para salvar la ciudad, estaba condenada.
En 1524, solo quedaban tres personas en el asentamiento. La Corona emitió instrucciones ese año para que no abandonaran la ciudad, pero fue en vano.
Fuentes:
Fernández de Oviedo, Gonzalo (1526), Sumario de la Historia Natural de las Indias . Toledo: Ramón de Petras. Digitalizado aquí . Edición moderna de Alfredo Rodríguez López-Vázquez y Arturo Rodríguez López-Abadía (2017, Madrid: Cátedra).
Fernández de Oviedo, Gonzalo (1535, 1547 y posterior), Historia General y Natural de las Indias. Edición de José Amador de los Ríos Digitalizada aquí (Madrid: Real Academia de la Historia, 1851-55).
Vignolo, Paolo y Becerra Virgilio, editores (2011), Tierra Firme. El Darién en el imaginario de los conquistadores. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
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