Abū al-Ḥasan ʿAlī ben Saʿad, penúltimo rey nazarí de Granada, conocido entre los cronistas cristianos como Muley Hasan o Mulhacén. Citado en la historiografía actual, habitualmente, como Muley Hacén.
¿Qué significa su nombre, «Muley Hacén»?
Primeramente hay que saber que la forma árabe mawlā seguida de un pronombre posesivo de primera persona, da lugar a la forma mawlāy, que en algunos lugares se pronuncia mūlāy (مولاي،, «Su Majestad/Alteza»), castellanizada en muley. Este tratamiento se antepone —habitualmente— a los nombres de príncipes y sultanes musulmanes.
Hacén vendría derivado de Hasan, propio de su nombre Abū al-Ḥasan. Abú (pronunciado a veces sólo /bu/) es lo que se dice un “kunya”, básicamente se usa para “localizar” más al sujeto; en este caso equivaldría (siempre a grosso modo) a “el de..”. Por cierto, ben Saʿad sería algo así como “hijo de Saad”. Desmembrando su nombre sería: Alí, hijo de Saad, el de Hasan.
Por tanto, en cuanto a su nombre “secular” estamos hablando (más o menos) de “Su Majestad Hasan”; siempre resulta curioso llevar a traducción estos términos.
Llegada al trono del Reino Nazarí de Granada
Las vidas y desventuras de los sultanes de la Granada nazarí (1238-1492) son un suceder de inestabilidades políticas, magnicidios, derrocamientos y guerras internas; muy al pesar de su prosperidad económica, por ser el “Puente con África” y casi controlar los intercambios comerciales de la Península con el Magreb. Pero el establecimiento de rutas comerciales portuguesas en las costas del África Occidental y, más tarde, el establecimiento de colonias y conquista de enclaves tan importantes como Ceuta (1415), complicaron todavía más su situación y ese esplendor económico irá viniendo a menos.
Una de los primeras apariciones de Muley Hacén en las crónicas es durante la sublevación de su padre contra el sultán de Granada, Muhámmed X “El Chico”. En ella se le describe como bravo, arrogante, impetuoso y entusiasta por la causa de su patria.
Resulta que, para lograr los máximos apoyos, el padre de Hacén —Abu Nasr Saad “Ciriza”—, rompió relaciones con Castilla a la muerte de Juan II y se proclamó sultán legítimo en Ronda, controlando la parte occidental del sultanato. Ese mismo año, 1454, “El Chico” firmaba una tregua con Castilla que aseguraría el reino pero le haría perder muchos apoyos.
Los ejércitos de Saad derrocaron a Muhammad X acantonándose éste, con toda su familia, en Málaga. Pero finalmente fue capturado por Hacén, llevado a la Alhambra y ejecutado con toda su familia en alguno de los patios de la famosa fortaleza granadina. Ciriza se hizo sultán y trató de combatir a los castellanos, aunque en 1457 se ve obligado a firmar una tregua.
En 1462, Ciriza, hizo matar a varios miembros —dos según se cree— de la prestigiosa, aunque “follonera”, familia de los Abencerrajes haciendo huir al resto del clan a Málaga, en donde llaman a las armas a Yusuf V, un antiguo sultán que había gobernado durante 6 meses, entre 1445 y 1447. El pulso entre los Abencerrajes y Ciriza se extiende hasta el invierno de 1462 en el que Yusuf logra entrar en Granada triunfante solo para que días después sea derrotado por Ciriza recuperando el trono.
Pero los Abencerrajes no se dieron por vencidos y urdieron un nuevo plan en el que incluyeron a su hijo, nuestro Muley Hacén. En agosto de 1464, con ayuda de este clan, Hacén usurpaba el trono a su padre y ordenó su expulsión de la corte. Comenzaba así su sultanato.
La Leyenda de Zoraida
Muchas leyendas giran en torno a Muley Hacén. Una de ellas narra la historia de una joven noble que es raptada en una de las muchas razzias efectuadas en territorio castellano, su nombre era Isabel de Solís.
Isabel fue hecha cautiva en la Alhambra en donde Hacén se enamoró perdidamente de ella y según los relatos ella también, renunciando a su fe y convirtiéndose al islam con el nombre de Zoraida (Soraya o Thurayya). Se dice que se convirtió pronto en la favorita del harén provocando los celos y la enemistad de Aixa. Así se da una explicación al comportamiento de la sultana cuyas intrigas para que su hijo Boabdil le quitara el trono a su padre terminaron por desmembrar el reino.
El enfrentamiento con su hijo, Boabdil
Esta fechoría de Muley Hacén no cayó en el olvido y hacia 1480 el reino volvió a dividirse en dos facciones, básicamente los que estaban a favor de pactar con el reino de Castilla y los que querían combatirlo. Cada bando tenía sus candidatos, como hemos podido deducir el de Hacén era el de las ideas combativas y el partidario de pactar tuvo como candidato a su hijo, Boabdil; con gran el apoyo de su madre Aixa. Padre contra hijo por el poder, la historia se repetía.
En esta coyuntura, los Reyes Católicos, enviaron sus legados a Granada para exigir el pago de las parias estipuladas en los tratados acordados. Muley Hacén, arrogante como hemos dicho, respondió a estos:
Decid a vuestros príncipes que son ya muertos los reyes que pagaban vergonzoso tributo a los cristianos. Y que en Granada no se funden sino alfanjes y hierros de lanzas contra nuestros enemigos.
No son pocos los historiadores que le llaman a este sultán “la ruina de Granada”. Esta respuesta, sumada a los ataques sufridos contra los caballeros de Calatrava en Higuera de Martos (1471) y los saqueos de varios poblados castellanos durante años, fué la señal de que la guerra había comenzado.
Muley Hacén durante la Guerra de Granada
Rodrigo Ponce de León inició la campaña (1482), tomando con pocas dificultades varias villas de la sierra de Ronda y Muley, en revancha, cayó por sorpresa en una noche de tormenta sobre Zahara de la Sierra descuidada e indefensa pasando a cuchillo a todos sus habitantes.
Para vengar la afrenta de Zahara reunió 4000 infantes y 3000 caballeros, así como ilustres capitanes como Diego de Mena, el Adelantado Mayor de Andalucía —Pedro Enríquez—, Pedro de Zúñiga, Juan de Robles o Sancho de Ávila. Muchos morirían en aquel combate. La idea era tomar Alhama, considerada la “llave de Granada” y dar un golpe mortal a las continuas razzias y ofensivas nazaríes. Y la tomaron, a sangre y fuego.
Muley Hacén trató de recuperarla sitiándola, pero el mismísimo rey Fernando con cerca de 50.000 hombres, la mayoría reunidos en diferentes villas andaluzas, se acercaba a socorrer aquella avanzadilla.
Boabdil usurpa el trono
Para hacer frente a los ejércitos cristianos, Hacén llegó a un acuerdo con su hijo para aunar fuerzas y no debilitar el sultanato en aquellos difíciles momentos. Pero al recibir la noticia de la pérdida de Alhama, Boabdil lo traicionó, sublevandose en Guadix y se hizo con el trono en Granada ese mismo año.
Hacén y parte de su familia, como su hermano “El Zagal”, se establecieron en Málaga defendiendo aquel territorio contra los intentos de invasión cristianos, con buenos resultados. Aun hoy existe un cerro, ya que hablamos de orografía, en los Montes de Málaga conocido como “Cerro de la Matanza”, más de 1500 hombres cayeron en aquellas alturas en nombre de los Reyes Católicos a manos de las tropas lideradas por “El Zagal”.
Al conocer la victoria de su padre, Boabdil, quiso demostrar que también podía obtener una victoria contra los cristianos. Salió de Garnata por Puerta Elvira al frente de un ejército a Lucena, pero fue sus tropas cayeron derrotadas y tratando de escapar, su caballo, quedó atascado en el fango y corrió a esconderse entre las malezas. Pero fue encontrado y capturado, llevado prisionero al castillo de Lucena. Más tarde trasladado a Porcuna donde fue retenido en la torre del castillo que ahora lleva su nombre.
La vestimenta, zapatos y espadas jinetas de Boabdil fueron regaladas como obsequio por los Reyes Católicos a los captores del joven sultán. Actualmente todo el conjunto se conserva en el Museo del Ejército en Toledo.
Recuperación del trono y muerte.
Tras su captura Hacén volvió a ocupar el trono de Granada. Para recobrar su libertad “El rey Chico” aceptó ser vasallo de Fernando y combatir a su padre como “buen vasallo”. Lograría hacerse con territorios en la zona de Almería con la promesa de hacer llevarles la paz con los demás reinos y la tranquilidad para cultivar sus tierras.
Muley Hacén y su hermano combatirán a Boabdil, pero el viejo sultán ya tenía una avanzada edad y falleció en 1485 nombrado a el Zagal como su sucesor. La historia del Zagal es muy interesante, al final pacta con su sobrino y se reparten el reino; Boabdil se queda con Madinat Garnata y la Alhambra y el Zagal es reconocido señor del resto de ciudades nazaríes de importancia —Málaga, Almería y Guadix. Con la caída de Málaga (1487) el Zagal se rinde y acepta vasallaje de los Reyes Católicos en 1489, entregándoles Almería y Guadix.
En 1491 se exilió en Fez, donde el sultán era de la familia, pero más partidario de Boabdil. Fue por orden del “Chico” que le arrancaran los ojos durante aquel exilio.
La leyenda del Mulhacén
Al morir, según las leyendas, su última voluntad fue la de ser inhumado en Sierra Nevada, en un lugar lo más cercano posible a su Granada y al cielo. Y entre Granada y el cielo se quedó, en las laderas del pico que recibía así su nombre, el Mulhacén.
Los años pasaron y fueron muchos los que trataron de buscar la “tumba del rey moro” que se creía llena de tesoros, pero por más que se ha buscado el lugar nadie ha podido encontrarlo, todavía.
Fuentes:
VVAA. “Crónicas de la Provincia de Málaga” (1869)
José Guirao López. “Boabdil, último rey moro de granada. Refugiado en Lorca”
Camilo Alvarez de Morales y Ruiz-Matas. Muley Hacén, el Zagal y Boabdil: los últimos reyes de Granada (2000)
Maribel Fierro. La España Musulmana. Atlas Ilustrado (2012)
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Muy buen post,como granadino que soy,no es la primera vez que cuento esta anecdota,un fuerte abrazo y muy buen trabajo
Muchas gracias amigo. Viva Granada !!