1492 fue un año de grandes hechos históricos e importantes acontecimientos para los reinos de Castilla y Aragón. Tales como la conquista de Granada, la llegada a las Américas e incluso la misma expulsión de los judíos. Pero hubo un episodio casi olvidado en aquella época: el intento de asesinato de Fernando II (Fernando el Católico).
Contexto
A lo largo de la segunda mitad del siglo XV el principado de Cataluña sufrió dos conflictos bélicos internos. Una primera guerra civil y la llamada Segunda Guerra Remensa que, básicamente era una continuación de la Guerra Civil. Estos hechos alejaron a Barcelona del foco de centro político y económico en favor de Valencia.
Los malos usos y los Remensas
Estas guerras eran entre la institución de la Corona de Aragón, liderada primero por Juan II (el sin fe) y luego por los Reyes Católicos. Contra la Diputación del General y el Consejo de Ciento junto a sectores burgueses de Barcelona. El objetivo era conseguir el control del territorio. A grandes rasgos, ambos se acusaban mutuamente de traición por no cumplir sus obligaciones hacia el Principado. La élite nobiliaria barcelonesa quería mantener sus privilegios (malos usos) mientras que Juan II apoyó a los rebeldes —llamados Remensas— ya que ambos querían suprimirlos. Esta guerra se resolvió mal con la victoria de Juan II pero con una resolución ambigua acerca de qué hacer con los malos usos.
Segunda Guerra Remensa
A la muerte de Juan II, Fernando heredó el problema que volvería a estallar en 1483 con la Segunda Guerra Remensa. Este nuevo conflicto será militarmente mucho más agresivo que el anterior. Fernando se implicará y obligará tanto a nobles como a campesinos remensas a aceptar su arbitraje en el conflicto. Esta paz es la conocida como Sentencia Arbitral de Guadalupe de 1486.
En ella Fernando desmantela el sistema de los malos usos pero mantiene el sistema feudal. Por otro lado obliga a los payeses a compensar económicamente a los nobles por las propiedades dañadas. Todo esto ocurría en plena campaña militar en la Conquista de Granada. Muchos payeses se vieron incapaces de pagar las multas y se vieron empujados a una vida de pobreza, miseria y delincuencia.
Los hechos
A los pies del palacio
Una vez tomada Granada, y pasados unos meses, Fernando e Isabel se ven obligados a viajar a la Corona de Aragón. Según los cronistas a principios de diciembre, en Barcelona, Fernando convoca una larga audiencia pública. La audiencia se alarga toda la mañana hasta el mediodía. En las escaleras del Palacio Real el rey se detuvo a hablar con el tesorero de espaldas a la multitud.
Entre la gente estaba Joan de Canyamars, un veterano de la Guerra de los Remensas. Ocultando su cara y con una espada bajo una capa se sitúa detrás de Fernando y le asesta un enorme golpe con la espada en el cuello. Los testigos atribuyen a un paso adelante del rey que impidió que el corte fuese mortal. El corte fue desde la oreja hasta el hombro. El cronista castellano Andrés Bernáldez, que fue testimonio del episodio lo relata así:
Si le diera antes que se mudara, partiérale por medio la cabeza hasta los hombros. […] alcanzólo con la punta de aquel muerón una cuchillada, desde encima de la cabeza por cerca de la oreja el pescuezo ayuso, fasta los hombros
Entre la vida y la muerte
Todos los médicos y cirujanos de la ciudad se implicaron en la salud del monarca. Se llegó a temer seriamente por su vida pero Fernando se recuperó rápidamente. Por la ciudad se difundieron rumores que el rey o estaba muerto o estaba a punto, eso causó en la corte que todo el mundo se pusiese de luto. Los fieles al rey creyeron que se trataba de una conspiración y los contrarios al rey temían represalias suyas. La población rumoreaba de si se trataba de un catalán, de un castellano o de un navarro. Resultó ser catalán. Finalmente se desmintieron los rumores de la muerte del rey pero la ciudad ya estaba tomada por la población clamando venganza. La reina Isabel incluso mandó preparar las galeras para escapar de la ciudad.
Joan de Canyamars
El mismo Joan de Canyamars afirmó que actuó por celos inspirado por el demonio. Al final se le dio por loco y traidor. Lo más probable es que fuese un antiguo remensa caído en miseria por la incapacidad de poder pagar las multas impuestas por la Sentencia Arbitral. Muchos payeses remensas se vieron en la misma situación que Joan pero ninguno se atrevió a tanto como él.
Su muerte fue muy tormentosa, ya que Fernando impidió que lo linchasen los guardas. A pesar de recibir el perdón de los reyes fue sentenciado a muerte (cosa curiosa). Su condena fue ser paseado en un carro por toda la ciudad mientras era mutilado a cada parada como acto de venganza por la población de la ciudad.
Fuentes:
Valentí Gual. Matar lo Rei (2004)
Albert Balcells. Historia de Catalunya (2006)
Jaume Vicens Vives. Historia de los remensas (1978)
Descubre más desde El Reto Histórico
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.