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El cristal de Murano

El famoso cristal de Murano comenzó con una prohibición, sí. Aunque llevaban siglos en Venecia realizando vidrio, durante la República de 1291, se prohibió la realización de vidrio en la ciudad y todas las cristalerías se vieron obligadas a cerrar y los vidrieros venecianos se tuvieron que establecer en la isla de Murano. En 1295 se fundó la empresa cristalera Barovier & Toso, considerada hoy como una de las más antiguas del mundo.

cristal de murano
Antigua casa de los cristales artísticos de Antonio Barovier en Murano (derecha). Foto de Paolo Monti , 1968.

¿Por qué se obliga a los vidrieros a trasladarse a Murano?

El gremio de vidrieros veneciano, existía ya a principios del siglo X. Hay documentos que prueban el trabajo del vidrio en Venecia desde, al menos, del 982 pero hay que saber que las técnicas para hacerlo fueron traídas de Bizancio ya que, tras las diversas cruzadas, muchos artesanos huyen de Constantinopla y se establecen en Venecia y sus alrededores. Algunos vidrieros incluso se instalan directamente en la pequeña isla de Murano, a pocos kilómetros al norte de Venecia. En 1271, la magistratura decidió reconocer oficialmente a los vidrieros como artesanos con derechos y deberes vinculados a su profesión. Buenas noticias para ellos, pero veinte años después, en 1291, los incendios que devastaron la ciudad de Venecia cambiaron un poco su situación inicialmente privilegiada.

Las fundiciones se habían construido con madera y el calor que emanaban los hornos, encendidos día y noche, inquietaba a las autoridades, en particular a los miembros del Maggior Consiglio (máximo organismo político de la República de Venecia), que deciden destruir todos los establecimientos y ordenar a los vidrieros que se instalen fuera de la ciudad. A cambio, el comercio del vidrio quedaba protegido y garantizado por la República de Venecia. También se estableció un registro de artesanos para que los hornos de Murano solamente pudieran ser utilizados por vidrieros controlados por las oficinas estatales.

Fue a partir de esta época que los vidrios de colores se convirtieron en el símbolo de la isla y sus productos se vendían por toda Europa como objetos de referencia y gran calidad.

cristal de murano
Lámpara de cristal de Murano (Museo Cerralbo. h1880)

La protección de los vidrieros por la República de Venecia

El comercio del vidrio estaba floreciendo, los monarcas europeos encargan piezas únicas y muchas de sus “joyas de la corona” comienzan a contener vidrio de Murano. En el siglo XIV los maestros vidrieros venecianos obtuvieron muchos privilegios.

En primer lugar, podían portar espada, se les permitía vincularse por matrimonio con las familias de clase alta y gozaban de inmunidad frente al enjuiciamiento estatal. Pero no todo eran ventajas, había una parte mala: los vidrieros no podían salir de la República de Venecia bajo ningún concepto. Con esto se garantizaba el monopolio de la fabricación de vidrio de calidad en manos de los venecianos. Durante aquellos años, los vidrieros desarrollaron infinidad de técnicas desde los vasos multicolor, el cristal de leche o los hilos de cristal.

Siglos XVI y XVII: malos tiempos para el cristal de Murano

Desde el siglo XIII, Murano había tenido el monopolio del trabajo cristalero y el comercio del vidrio, pero algunos vidrieros, a pesar de la protección brindada por la República, decidieron instalarse en ciudades circundantes e incluso muchos huyeron al extranjero creando una dura competencia. Por tanto, era fundamental que los artistas venecianos encontrasen nuevas técnicas, las desarrollen y las dominasen a la perfección, eran los mejores, y el resultado será la opalina. En 1630, la peste invadió toda la península italiana y la isla de Murano no fue una excepción, muchos artesanos desaparecieron y con ellos parte de su saber.

¿Cómo se reconstruyó el imperio del cristal de Murano?

Fue en el siglo XVIII cuando el vidrio de Murano renació de sus cenizas, los vidrieros recuperaron sus técnicas centenarias y comenzaron a experimentar con diferentes formas y otros colores. Se diversificaron en la fabricación de objetos, todavía encontramos jarrones y vasos de aquella época en abundancia, también bandejas, marcos de espejos y muchas obras de arte.  El comercio iba bien, no era aquel boom de los siglos XIV y XV pero las ganancias eran suficientes para vivir holgadamente.

En 1861, el padre Vincenzo Zanetti, después de pasar varios años coleccionando piezas, decidió abrir el Museo de arte en vidrio de Murano. Allí, los vidrieros podían observar objetos antiguos de origen romano, esmaltes al fuego o incluso decoraciones con pan de oro, y recuperaron gran parte del saber perdido durante la Peste Negra.

Gracias al estudio del pasado, las manufacturas de vidrio comenzaron a realizar recreaciones de las obras del pasado. La industria del vidrio veneciano renace con fuerza en la isla de Murano y durante casi un siglo, los grandes artistas de la isla exportan piezas inspiradas en su pasado pero con materiales innovadores. A pesar de que sus técnicas fueron copiadas, los originales venecianos eran inconfundibles. Es en esta época cuando nuestro querido Marqués de Cerralbo visita Venecia y trae infinidad de objetos, incluidas las grandes lámparas, que hoy se pueden ver en su Casa-Museo.

 

También Picasso, Chagall o Le Corbusier pasaron temporadas en Murano para trabajar con algunos de los grandes maestros vidrieros y aprender sus técnicas.

Y hoy, ¿Qué pasa con Murano?

La tecnología ha llegado para quedarse, como en otras profesiones, si se sabe implementar bien puede ser de gran ayuda. El trabajo a mano sigue siendo valorado por el saber hacer secular de los artistas, los hornos se han mejorado para ofrecer las temperaturas del vidrio hasta 1300 °C, reduciendo así el número de días que se necesitan para la fundición. Actualmente los hornos alcanzan los 1700 °C para crear un vidrio transparente e incoloro, el famoso “cristal de Venecia”.

 

Fuentes utilizadas:
Museo del Cristal de Murano

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.

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