El intercambio de nombramientos militares se convirtió en algo muy común desde mediados del XIX entre las casas reales europeas.
En el Museo del Ejército existe un retrato del zar Nicolás II, en el que aparece con la Orden del Toisón de Oro y el uniforme del Regimiento de Lanceros de Farnesio ¿por qué hay un retrato del último soberano de todas las Rusias vistiendo un uniforme militar español?
Relación entre España y Rusia
A principios del siglo XX, el reino de España y el Imperio ruso tenían órbitas de acción muy alejadas entre sí, y poco afectaban sus políticas al otro. España tenía embajada en San Petersburgo, igual que Rusia la tenía en Madrid, pero el interés que un país podía tener en el otro era muy secundario.
Por otro lado, Alfonso XIII y Nicolás II no se conocían; no así sus esposas. Victoria Eugenia de Battenberg y Alejandra Fiódorovna, que eran primas hermanas, pero la relación entre ambas fue escasísima debido al hecho de que se llevaban quince años.
En 1898, la infanta Eulalia de Borbón, tía del rey Alfonso, visitó Rusia por petición expresa de su querido amigo el conde de Villagonzalo, en aquel entonces embajador del reino de España en la corte de San Petersburgo.
No obstante, pese a que la infanta española se reunió en más de una ocasión con los zares y conoció a varios miembros de la extensa familia imperial y de la aristocracia rusa, su viaje era de ámbito privado. Lo más cercano a un miembro de la familia real española en viaje oficial fue en 1894, cuando el duque de Montpensier – tío de Alfonso XII – viajó como representante español a Rusia con motivo de la coronación del zar Alejandro III, padre de Nicolás II.
La familia rusa de los Vladimirovich, cuyo jefe era el gran duque Vladimiro, tío de Nicolás II, sí conocía España, ya que habían veraneado bastante entre San Sebastián y Biarritz. Vladimiro sí había viajado a España en de manera oficial en dos ocasiones: en 1902 para la proclamación de Alfonso XIII como rey de España y en 1906 para la boda del rey con Victoria Eugenia.
El nombramiento de Alfonso XIII como Coronel honorario
En 1908, Alfonso XIII pese a su corta edad – tenía 22 años – podía presumir de tener más de diez jefaturas honorarias de regimientos extranjeros. Precisamente en enero de ese año se unió una más a su colección cuando el zar de Rusia, coincidiendo con el santo del rey, le envió un telegrama felicitando su onomástica y nombrándole coronel honorario del Séptimo Regimiento de Lanceros de Olviopol, que por su imperial orden pasó a llamarse “Regimiento de Lanceros de Olviopol de Su Majestad el Rey de España Alfonso XIII”, usándose desde ese momento el monograma del rey en las hombreras y en las charreteras del uniforme.
El gran duque Borís en España
El protocolo en las cortes establecía que un miembro de la familia real era quien se tenía que desplazar hasta el otro país para hacer entrega del uniforme e insignias. Así que el 28 de marzo de 1908 llegaba a Madrid el gran duque Borís Vladimirovich Romanov, primo hermano del zar. Este gran duque era hijo del gran duque Vladimiro, y había sido novio de la reina Victoria Eugenia, antes del noviazgo con el rey.
Estos príncipes cuando se movían jamás lo hacían en solitario, y el gran duque llegó a Madrid con una comitiva de veinticuatro personas, en las que había una pequeña comitiva del regimiento en cuestión: el coronel Tomachevsky, coronel del regimiento; el capitán Dimitri Massalski-Souryn, el teniente Voldemare de Gladoun y el sargento mayor Strelnikof.
Un nutrido número de personalidades esperaban en la Estación del Norte al gran duque ruso. En representación de la casa real estaba el infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias – bisabuelo paterno del actual rey de España – y en representación del Gobierno del conservador Antonio Maura estaba el ministro de Estado (nombre que recibía en aquel entonces el ministerio de Exteriores), Manuel Allendesalazar. Tras el recibimiento pertinente con repaso a las tropas y marcha militar, la comitiva se trasladó al Palacio Real, donde les esperaban el rey y las dos reinas junto con miembros de la nobleza y militares de alto rango.
En el Salón de Gasparini se colocó una mesa con tapete de terciopelo rojo en la que se puso el uniforme y las insignias del regimiento y se llevó a cabo la ceremonia, todo en francés. Esa misma noche se organizó una cena de Estado a la que acudió el rey con su nuevo uniforme y la Orden rusa de San Andrés. El gran duque Borís lucía pomposamente la Orden del Toisón de Oro que el rey le había concedido.
Borís Vladimirovich pasó unos días en Madrid, acudiendo a juras de banderas, corridas de toros, cenas, bailes e incluso una excursión a Toledo. Fue despedido en una cena en la embajada rusa – en aquellos años la embajada estaba situada en el hotel de la Castellana perteneciente a los marqueses de Ivanrey y el embajador era Arthur Cassini – a la que acudió lo más granado de la sociedad española.
El nombramiento de Nicolás II como coronel honorario
Tras su nombramiento como coronel, el rey Alfonso hizo lo mismo con el zar y lo nombró coronel honorario del Regimiento de Lanceros de Farnesio, sin embargo, para poder usar el monograma de Nicolás II (en cirílico, por supuesto), se tuvo que esperar dos años más (1910).
El infante Fernando en Rusia
El 12 de mayo partió para San Petersburgo una representación de personalidades militares españolas para entregar al zar el uniforme y las insignias del regimiento: el infante Fernando de Baviera, primo del rey, el general Joaquín León Milans del Bosch y Carrión, José Pulido López, Ramón Fernández de Córdoba; en representación del Regimiento de Farnesio estuvieron el coronel Rafael Huerta Urrutia, Arturo Cuñado y Márquez y Cristóbal Pérez del Pulgar y Ramírez de Arellano.
Cuando el 17 de mayo llegaron a la estación rusa, la comisión española fue recibida con todos los honores militares por tres grandes duques rusos: Borís, y los hermanos Mikhailovich, Nicolás y Sergio; además también estaba el embajador español en Rusia marqués de Ayerbe, Aleksandr Isvolsky, ministro de Negocios Extranjeros, entre muchos otros. De ahí se movieron al palacio de Invierno, siendo recibidos por el ministro de la corte imperial y por el príncipe Dolgorouky, ayudante del zar.
Como era el cumpleaños del rey Alfonso, fueron a una iglesia católica para hacer una misa de honor al monarca y luego se trasladaron en un tren especial al palacio de Alejandro, en Tsarskoye Selo, residencia de la familia imperial. Tras la celebración del solemne acto en el que se le hizo entrega al zar del uniforme y las insignias, el emperador dio regalos a todos los asistentes y al infante le otorgó la Orden de Santa Catalina para entregársela a la reina Victoria Eugenia.
Al igual que en España, se celebró una cena en honor a los españoles a la que acudió la familia imperial en pleno y varios miembros de la realeza y la aristocracia (entre ellos la reina Olga de Grecia y el príncipe de Rumanía).
El Retrato de Alfonso XIII que fue a Rusia
El pintor Antonio Ortiz Echagüe retrató al rey Alfonso con el uniforme de Olviopol, el cual el rey envió al regimiento en su centenario. Pedro Bazán y Esteban, agregado militar de la embajada española en San Petersburgo –a cuya cabeza estaba el conde de la Viñaza– se trasladó a Hrubieszow para la celebración del centenario del regimiento. Allí, entre honores, se descubrió el retrato de Alfonso XIII en presencia del coronel Pavel Dimitrievich Bursky, jefe del regimiento.
A fines de ese año, el propio coronel Bursky encabezó una comisión del regimiento de Olviopol que llegó a España para entregar al rey la medalla conmemorativa de su centenario. Acompañados en todo momento por Alexis Sxuratov, agregado militar de la embajada rusa en Madrid y por Teodoro Iradier, director de la Revista de Caballería en cuyos números se publicaron las actividades de la comitiva militar en España. El 22 de diciembre se realizó en el Salón Rojo del Palacio Real una cena en su honor, y durante su estancia en España acudieron a una cacería con el monarca y a varias celebraciones.
Un Retrato de Nicolás II para el regimiento español
Dos meses antes del estallido de la Gran Guerra, el 14 de mayo de 1914, el barón Budberg, embajador ruso en la corte de Madrid, entregó al rey un retrato del zar vestido con el uniforme de Farnesio. El rey Alfonso dio orden de que fuese llevado a la sede del regimiento, en Valladolid, junto a algunos regalos más del emperador ruso para los oficiales, como la famosa Charoska.
¿Qué es la Charoska?
¿Para qué servía la Charoska? Salvador García de Pruneda hace una excelente descripción de para qué servía.
Colocábanse los oficiales en hilera por orden de antigüedad, apoyando cada uno los brazos en los hombros del que tenía delante. El más antiguo, que encabezaba la hilera, sostenía en un plato vuelto del revés un vaso lleno de vino, de aguardiente o de lo que fuera, con tal que fuese fuerte, y avanzando la columna, cantando a coro una canción que empezaba diciendo: “Aquí te ofrecemos vino y alegría”, llegaba a la altura del recipiendario, que esperaba firmes, en cuya posición debía beberse el vaso de un trago
Este ritual que se perdió en España tras la Guerra Civil, fue recuperado por Queipo de Llano a mediados de los 70, aunque con algunas variaciones.
Datos aclaratorios y curiosidades
¿Que era el Regimiento de Olviopol?
Aunque el regimiento fue creado en 1812 por orden de Alejandro I, no se denominó de Olviopol hasta 1830. Antes se denominó cuarto Regimiento de Cosacos de Ucrania (1812 a 1816), cuarto Regimiento de Lanceros ucranianos del Bug (1816-1830), y participó en batallas contra la invasión napoleónica y en la guerra contra el Imperio otomano. Tuvo también otro cambio de nombre en 1882 cuando el ministro de Guerra, Piotr Vannovsky, transformó los regimientos de lanceros y cosacos en dragones (Regimiento de Dragones de Olviopol), hasta 1907, cuando volvió a su anterior nombre.
¿Cuál es la historia del Regimiento de Farnesio?
Tiene su origen en el Tercio de Caballería en Flandes, creado en el siglo XVII. Combatió en diversas zonas de Europa, como Bélgica, Flandes, Alemania y Francia. En 1710, regresó a España y se acuarteló en Barcelona, recibiendo en 1718 el nombre “de Farnesio”. Participó en batallas en Sicilia (para su reconquista), en la península Itálica, contra los berberiscos y en la llamada Guerra de las Naranjas y en las carlistas.
Como curiosidad, parte de los miembros del regimiento de Olviopol llegó a Constantinopla tras la Guerra Mundial y la caída del zarismo (muchos de ellos habían luchado en las filas del Ejército blanco). Cuando Juan Servent y Vest, embajador español en Constantinopla, se enteró de que allí paraban miembros de ese regimiento, se lo comunicó al rey. El soberano le dio unas órdenes: dar asilo y cobijo a esos soldados. El embajador dio asilo en la embajada a los miembros del regimiento de Olviopol y una suma en metálico para ayudarlos económicamente. Además, por petición expresa del monarca español les animó a ir a España y poder ocupar un puesto en el Tercio Extranjero de Marruecos.
Fuentes
- Hemeroteca (ABC, la Época, El Correo Militar, entre otros).
- Archivo General del Palacio Real.
- Archivo Histórico Nacional.
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