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Abarrán, la Historia de Diego Flomesta

El oficial que decidió morir de hambre antes que adiestrar al enemigo

Tras un mes de cautiverio, el 30 de junio de 1921, fallecía el joven teniente Diego Flomesta, que había sido capturado tras los combates de Abarrán (zona oriental del Protectorado).

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Mapa de la zona de operaciones del Riff en la Sala Histórica de RAMIX32 (las marcas blancas corresponden a acciones destacadas de los Reg. de Artillería)

Los rifeños no lo ejecutaron porque necesitaban a alguien que les enseñase el manejo de las piezas de artillería capturadas, creyeron encontrar en el magullado teniente su solución. El trato era el siguiente: o les enseñaba a usar los cañones o no recibiría asistencia médica ni comida. Diego Flomesta se negó y prefirió morir de inanición antes de que el enemigo volviera cañones españoles —con sus propias enseñanzas— contra sus compañeros.

El inicio: Abarrán (la colina de Dar Uberrán)

El general Silvestre había encargado al comandante Villar, jefe de la policía indígena del sector de Kert, que ocupara el monte Abarrán (de unos 500 metros de altitud y a 9 km de Annual) y montase allí una posición defensiva -una más, sí; uno de los grandes errores del Desastre de Annual fue dividir el ejército en pequeños grupos aislados de esta manera.

Columna en la zona del Riff (años 20)

La idea era ir montando posiciones fortificadas hacia la kábila de los Beni Urriaguel, nucleo de rebeldía contra el Sultán de Marruecos —sultán al que España debía asegurar protección y legitimidad en su territorio. La kábila estaba dirigida por el conocido Abd el Krim.

El comandante Villar partió en la madrugada del 1 de junio de 1921 al frente de una columna de unos 1.500 hombres para montar la nueva posición, españoles, policía indígena y una harka rifeña leal, la de Temsamán —a cargo del caíd Hach Haddur Boaxa. El teniente Flomesta se encontraba entre los oficiales de aquella columna. Con la ayuda de dos compañía de ingenieros —que llegaron a las 6 de la mañana— antes del mediodía el perímetro defensivo de Abarrán estaba montado; no era muy fuerte, debido a que no había buenos materiales por la zona para muros elevados… por no haber no había ni agua.

La posición de Abarrán queda instalada

Al terminar de instalar la posición, Villar, da la novedad a Silvestre por heliógrafo y además informa del avistamiento de gran número de enemigos que se acercan. Villar, con el permiso de Silvestre, decide dejar una pequeña guarnición (250 hombres, de los cuales 50 eran españoles) al mando del capitán de Regulares Juan Salafranca Barrios, y alrededor de las 11:00h regresa a la base en Annual.

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Diorama de la posición de Abarrán (Sala histórica del RAMIX 32)

Composición posición de Abarrán en 1921

La composición de la pequeña guarnición que aguantó las primeras horas del Desastre de Annual era la siguiente:

  • 1 Batería de montaña. 4 piezas de 75mm y 28 artilleros (con 360 disparos)
  • 2ª compañía del 1er Tabor de Regulares (unos 100 hombres)
  • 13ª ava de policía indígena (sobre 100 hombres también )
  • Estación heliográfica para transmisiones 3 hombres.
  • Harca de Temsamán (sin determinar).

Uno de los datos más a tener en cuenta es que la posición no contaba con suministro de agua, con lo que tenían para 2-3 días a lo sumo, racionando el agua de sus cantimploras. Además, la imposibilidad de que llegase ayuda de Annual o ir a hacer una aguada era imposible viendo ya el panorama. Pero allí se quedaron. Contemplando como venían hacía ellos 3000 enemigos en masa.

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Diorama de la posición de Abarrán (Sala histórica del RAMIX 32)

El ataque a Abarrán

Al ver cómo una pequeña columna (la de Villar) se alejaba de la posición, los Beni Urriaguel deciden asaltar la posición. La primera línea defensiva, que estaba organizada por los de Temsamán, no tarda en verse superad por el enemigo. No saben qué hacer, se les echan encima… Y deciden darse la vuelta y comenzar a disparar hacia la posición, a los españoles.

Las ráfagas de ametralladora suenan sin descanso, la artillería está ya a espoleta cero (mínima inclinación por la cercanía del enemigo). El fuego de artillería no cesó en ningún momento, los débiles parapetos que cubrían las piezas se desmoronaron desde los primeros disparos.

El enemigo estaba subiendo la colina. Viendo la situación, la Policía Indígena— y algunos Regulares— toman otra deshonrosa decisión: le pegan un tiro en la cabeza a su capitán cuando trata de darles ánimos, era el capitán Huelva. Se quitan los uniformes, los tiran al suelo y comienzan a atacar a los españoles; también contra los indígenas fieles que tratan de defenderse. El enemigo crece.

Un policía indígena abandonando a sus compañeros (Diorama del RAMIX 32)

El capitán Salafranca, herido en un brazo, continúa al frente de sus fieles Regulares, están bien organizados, pero no van a poder resistir. El enemigo comienza a superar los parapetos. Salafranca, en pie, recibe un impacto a poca distancia en el estómago, cae al suelo, pero no quiere ser atendido… tampoco hay tiempo de serlo:

¡¡¡A Bayoneta!!!! —grita— “¡¡¡Cargad a bayoneta!!!!

Y sus soldados corren con la bayoneta calada hacia el enemigo; por un instante, los kabileños dan un paso atrás, pero otro balazo en el pecho de Salafranca lo tumba y es retirado a retaguardia en donde pide papel y lápiz para escribir por última vez a su familia, a la vez que ordena la evacuación de la posición al teniente Diego Flomesta.

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Salafranca azuzando a sus Regulares desde el suelo (Diorama del RAMIX32)

Flomesta, que había recibido un impacto en la cabeza y otro en el brazo, para evacuar la posición, deberá inutilizar las piezas de artillería. Consigue junto a sus artilleros anular tres de los cuatro cañones, pero en el transcurso de la operación sufren muchas bajas y es herido nuevamente, esta vez de forma múltiple, recibe varios impactos y cae desmayado antes de poder dejar inoperativo el último cañón.

Salafranca, como pudo, trató de organizar la huida. Pero es asesinado en el intento de retirada, junto a la mayoría. Ya no queda ningún oficial, todos habían caído. Los supervivientes huyen como pueden, los kabileños penetran en Abarrán… algunos soldados caen por los barrancos, otros se pegan un tiro con la última bala. Fueron 3 horas y media de combate.

Según se sabe, fallecieron 24 españoles y sobrevivieron 59 hombres (otros 24 españoles —la mayoría artilleros que caerían junto a Paz Orduña en Igueriben poco después— y 35 indígenas), todos los españoles estaban heridos, alguno hasta con cinco tiros en el cuerpo. Se cree que hubo 76 desertores, todos nativos y un prisionero: Diego Flomesta.

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Diego Flomesta

¿Quién era Diego Flomesta?

Nació en Bullas (Murcia). En 1911 ingresó en la Academia de Artillería, en Segovia, saliendo el último de la 205 promoción, de esto nació una leyenda negra alrededor de su historia: en la academia se solía decir que no ayudó a los harkeños no porque se negara, sino porque no sabía realmente como usar un cañón. También se dice que al último de todas las promociones se le llama el “Flomesta” (esto último a ver si me lo confirma algún amigo artillero).

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Cuadro de la 205 Promoción

Su primer destino de teniente fue el 2º Batallón de Artillería de Posición en Mérida, luego el 6º Batallón de Artillería de Posición de Murcia. Fue a finales de octubre de 1919 cuando cruza el Mediterráneo y se incorpora a la Comandancia de Artillería de Melilla, cogiendo el mando del Destacamento de Rayen. Aquí comienzan sus acciones de guerra hasta que en 1920 es destinado al Regimiento Mixto de Artillería de Melilla para, por último pasar a la 1ª Batería de Montaña de Annual .

El cautiverio del Teniente Flomesta

Tras ser capturado los rifeños, es atendido de forma preventiva y tratan de negociar con el, pero se niega una y otra vez a a compartir sus conocimientos de artillería con ellos. “Si quieres vivir tendrás que comer, si quieres comer tendrás que hablar”; algo así serían las exigencias al teniente, pero a él le da igual. No se va a vender. Estos lo dan por imposible y lo abandonan a su suerte, el día 30 de junio de 1921 muere de hambre en su cautiverio. Su sacrificio será recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando el 23 de junio de 1923.

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Juicio contradictorio —versión para sala histórica— del teniente Flomesta

El famoso Expediente Picasso transcribe cerca del final de sus más de 300 páginas una de las muchas cartas encontradas en Annual, pertenecía al oficial de Artillería D. Ernesto Nougués y Barrera, caído en el Desastre. Las líneas finales decían así:

(…) En fin, que hay Africa para rato si Dios no lo remedia… El teniente de Artillería que estaba en la posición que se comieron (se refiere al teniente D. Diego Flomesta y Moya) ha muerto en el cautiverio hace pocos días. El pobre ha debido pasar ratos horribles.

Fue el único oficial que cogieron vivo, y como era de Artillería, intentaron curarle las dos heridas que tenía y utilizarle después para instruirles en el manejo de las piezas; él, que vio el horroroso porvenir que se le presentaba, se negó a tomar alimentos y ha muerto de hambre. Un verdadero héroe al que nadie conoce y del que nadie hablará. 

Orgulloso estaría Picasso y Don Ernesto de saber que hoy, al menos, hemos mencionado al teniente Diego Flomesta, un verdadero héroe que ya conocen y del que pueden hablar.

Fuentes:

Expediente Picasso

Sala Histórica del RAMIX 32


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Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.

Un comentario

  1. Hice la mili en el Regimiento Mixto de Artillería nº 32 en Melilla, donde hay ó había una estatua del teniente Flomesta, junto a las Baterias del Grupo I, artillería de montaña, y recuerdo que se me había comentado lo de la Laureada y la anécdota verdadera ó falsa de que realmente no habría sabido explicar el funcionamiento de los cañones.

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