Los vikingos han apasionado al público durante muchos siglos, no es cosa de nuestros tiempos. Sus “sagas”, en las que se intercala historia y leyenda junto a personajes como Rollón o Ragnar Lothbrok, sus incursiones, sus conquistas, su forma de vida y sus travesías nauticas han servidio de inspiración a muchos.
Aunque asociados principalmente con el saqueo, estos guerreros escandinavos han jugado un papel muy importante en la historia europea, fundando ciudades, dinastías e incluso estados. Al este, al oeste o al sur a enfrentarse con los omeyas, a los vikingos no les importaba donde ir en busca de fortuna, siempre y cuando estuvieran lejos del norte. Vamos a comentar algunos de estos episodios y a citar, sin pararnos mucho, algunos de sus principales protagonistas.
De saqueadores a reyes
Entre los siglos VIII-IX d.C., los pueblos de las costas europeas ya estaban acostumbrados (es una forma de hablar, porque acostumbrarse es mucho decir) a ver a estos pequeños grupos de guerreros, llegar en sus embarcaciones, atacar rápidamente, saquear rápidamente y largarse rápidamente con su botín. Pero tras estos años como saqueadores cambiaron repentinamente de táctica. Ahora querían más que oro, vino o esclavos. Querían establecer un control permanente sobre ciertas zonas.
Esto no quiere decir que los escandinavos despertaran repentinamente ganas de estabilizarse. Aunque asumieron los títulos de reyes, príncipes, duques y condes en las nuevas tierras conquistadas, vieron esos dominios como una propiedad ampliada, y no como un nuevo reino, simplemente expandieron sus territorios.
No solo de saqueos vive un vikingo
Los escandinavos nunca vivieron solo de las incursiones. Labraban la tierra, criaban ganado o talaban bosques. En el siglo VIII, la densidad de población de las regiones costeras (más favorables para la vida) de la península escandinava se volvió excesivamente alta, y los vikingos comenzaron a buscar nuevos campos de cultivo y prados para pastos. Su mirada se volvió hacia cualquier parte que no fuera el duro norte escandinavo. Incluso se lanzaron “a la nada” llegando a poblar Islandia, Groenlandia y Norteamérica.
Buscar la felicidad en las islas del Ártico nos parece una locura, pero los vikingos colonizaron Islandia y Groenlandia durante una época moderada de temperaturas. Por cierto, para esto no tuvieron que vencer a nadie a sangre y fuego. Aunque ahora nos parece que los inuit son la población indígena de las islas del norte, su expansión desde el territorio del Canadá moderno comenzó mucho más tarde.
Por lo que, la población “indígena” (la que se estableció primero) tanto en Islandia como en Groenlandia fueron los nórdicos. Groenlandia, en la actualidad, es una nación constituyente del Reino de Dinamarca.
Vikingos en América
En América, donde los vikingos llegaron desde Groenlandia, no lograron quedarse mucho tiempo, ya que era difícil defenderse de los belicosos indígenas. En las costas del norte fundaron dos asentamientos muy breves además de un pequeño intento de fundar un poblado en una isla frente a la costa.
Realmente no se sabe exactamente el emplazamiento de estas colonias, aunque se mencionan en las sagas, no se dan sus ubicaciones ni se cartografiaron. Hay diferentes teorías sobre los lugares descritos en estas historias semi-legendarias nórdicas, no obstante se han encontrado restos de asentamientos de la Edad de Hierro en diferentes lugares de la zona de Terranova.
Francia y Sicilia
Normandía ahora se percibe como una parte integral de Francia y su historia, pero fue un vikingo quien fundó Normandía como un ducado independiente. Naturalmente, no vino solo, por lo que muchas de las antiguas familias nobles de Normandía son de origen escandinavo. En realidad, la misma palabra “Normandía” significa “el país de la gente del norte”.
El líder de los normandos, por entonces Rollo, o Rollón (Hrolf Ganger), un noruego bastante grande que resultó ser más fácil de reconocer como duque que expulsarlo de las tierras conquistadas, lo que el rey francés (Carlos el Calvo) hizo de inmediato. Rollón fue pues el fundador de la dinastía de los duques de Normandía, los mismos que luego conquistaron Inglaterra y se mantuvieron en el poder hasta que la dinastía Plantagenet subió al poder en el 1154.
Según las sagas, el padre de Rollón era un jarl, algo así como un príncipe, cuya tierra estaba ubicada en la costa oeste de Noruega. Estas tierras fueron ocupadas por el rey Harald I de Noruega, Rollón tuvo que renunciar a ellas para no meterse en una guerra que podría hacerle perder lo que acababa de conseguir. Prefería mantener sus nuevas posesiones, mucho más grandes e importantes, que las que le había dejado su padre. Padre que, por cierto, se llamaba Rognvald (Rogvolod a la manera eslava).
Habiendo hecho las paces con el rey de Francia, como hemos comentado tras su reconocimiento como duque. Rollón consolidó su alianza con Francia al casarse con la hija del rey, Gisela, después de la muerte de su primera esposa, Poppa, a quien algunos consideran una concubina traída de Inglaterra.
Los generales y allegados de Rollón fundaron varias familias que pasaron a ser cercanas a su corte, por lo tanto nobles por derecho, cuyos descendientes, como habían hecho ya los Varegos, sirvieron a los bizantinos en el sur de Italia.
Los ejércitos de los nobles normandos conquistaron más tarde también el sur de Italia, y uno de los condes normandos, Tancredo (de Altavilla), probablemente también descendiente de vikingos, fundó la dinastía que pronto gobernará El Reino de Sicilia (primero condado) que incluía no solo todo el sur de Italia, sino también Malta y algunas plazas del norte de África. Su dinastía gobernó hasta 1194 (más o menos).
Inglaterra, Escocia e Irlanda
El hermano de Rollón, Turf-Einar, el hijo no deseado de Rognwald que tuvo con una esclava, prefirió buscar su parte en el oeste. Conquistó las Islas Orcadas, que ahora forman parte de Escocia, y fundó la dinastía Jarl. Debo decir que su padre le dio un barco y un puñado de soldados, con la condición de que nunca regresara. Einar dio su palabra y la mantuvo.
Einar recibió el sobrenombre de “Turf”, es decir, “Turba”, porque supuso que utilizaría turba para los hogares: no había bosques en las Islas Orcadas que pudieran cortarse para hacer leña. Su dinastía gobernó durante más de 300 años. Luego, el rey de Noruega, entregó las islas a otra familia.
En Irlanda, los vikingos fundaron Dublín. Durante mucho tiempo, fueron los reyes de origen escandinavo los que gobernaron el país. Los británicos, que llegaron 300 años después a conquistar Irlanda, encontraron que todavía hay muchas familias escandinavas allí, solo que ahora estaban bautizadas. Dublín es en la actualidad la capital de Irlanda. Además, los vikingos se asentaron en las Islas Hébridas, Feroe y Shetland, así como en la Isla de Man.
En cuanto a Inglaterra, se sabe que la princesa Irina, la esposa de Yaroslav el Sabio de los Rus de Kiev, escondió a dos príncipes ingleses con ella después de que su tío Canuto (oriundo de Dinamarca) matara a su padre y a su tío, se casara con su tía y se convirtiera en rey de Inglaterra. La dinastía que fundó no duró mucho. Un tal Sven Forkbeard visitó al rey de Inglaterra y se hizo con el poder.
La próxima conquista escandinava de Inglaterra puede considerarse (condicionalmente) la invasión del duque normando Guillermo el Conquistador, el tataranieto de Rollón. No solo conquistó algunas tierras inglesas, incluida Londres, sino que también se hizo con la corona de Inglaterra. Fue debido a su invasión, durante la cual el rey Harold Godwinson fue asesinado, que la princesa Gita (o Gytha de Wessex, su hija) se convirtió en la esposa de Vladimir Monomakh, Gran Príncipe de los Rus.
Holanda, Principado de Novgorod y musulmanes
Un vikingo danés (varego) llamado Rorik de Dorestad, fue contratado para servir al príncipe Lotario cuando quería derrocar a su propio padre, Ludovico Pío, hijo y sucesor de Carlomagno. Además, también tenía que ayudarle a defenderse de los ataques de sus hermanos (Luis el Germánico y Carlos el Calvo), que también pretendían los territorios de su padre. El propio Rorik, junto a su hermano Harald, como recompensa por sus éxitos, recibieron de Lotario las tierras frisias, una parte importante de la futura Holanda. Esto sucedió hacia el 841, a la muerte de Ludovico.
El propósito de Lotario, con este regalo, era establecer una presencia militar leal, asegurando el territorio contra sus hermanos. Rorik y su hermano establecieron sus cuarteles generales en islas, construyendo sendas fortalezas: Rorik en la isla de Wieringen, mientras que Harald lo hizo en Walcheren.
Según se cita, en el 850 de los Anales de Fulda, Rorik fue despojado de sus tierras y fue encarcelado. Pero no le sorprendió, se escapó y regresó con su hermano. Antes de que Lotario tuviera pestañear, Utrecht volvió a pertenecer al danés, esta vez por la espada.
La biografía de Rorik es interesante porque hay una brecha en ella de varios años, sobre la cual no se dice nada en ninguna crónica europea. Como si el rey simplemente no estuviera en Europa en ese momento. Esto hace posible suponer que Rorik es el mismo Rurik que fundó Novgorod en la intersección de las rutas comerciales de los vikingos, eslovenos y Vesi. No obstante, esta teoría, está en el aire y ha ido decayendo con el paso del años. Pero no se puede negar la presencia vikinga en la zona, aunque no fuera este Rorik, fue otro caudillo de gran importancia proveniente del norte el que fundó esta importante ciudad rusa.
Rorik finalmente hizo las paces con Lotario, aunque más bien Lotario lo reconoció como Señor y gobernante de la mayor parte del territorio de Frisia, y acordó defender sus tierras de las incursiones de otros norteños. Y se defendió, según las crónicas, con la suficiente fuerza para que la costa de la futura Holanda pudiera finalmente respirar tranquila. Después de la muerte de Rorik, sus dominios fueron tomados por el danés Godfried. Pero, dado que permitió con calma que los vikingos robaran a las familias frisias y él mismo también las robó, simplemente fue asesinado.
Un aspecto separado de la expansión de los vikingos es la guerra con los musulmanes. No solo fueron escaramuzas al sur de Italia y norte de África, sino también batallas en España y un intento de penetrar el Mar Caspio, liderado por Ingvar el Viajero.
Este inquieto personaje primero intentó ganarse el reconocimiento de Olaf, el padre de la princesa Irina, su título de rey, y luego partió hacia tierras rusas, para que desde allí, con un destacamento varego reclutado, atacara Persia. La campaña terminó sin éxito: Ingvar murió de una enfermedad contagiosa. Los intentos de los vikingos de atacar la Península Ibérica no terminaron tampoco muy bien: los omeyas ganaron. Y, sin embargo, la capacidad de expansión de los vikingos, desde América del Norte hasta el Mar Caspio, desde Groenlandia hasta África, sigue siendo sorprendente.
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