El hijo del primer rey cristiano de Dinamarca, Svend Haraldsson, conocido por los ingleses cono “Forkbeard” (Barbahorquilla o barbapartida) nació en el año 960, seguramente en una noche tormentosa de frío y relámpagos; de ahí su carácter futuro.
Aunque los señores nórdicos eran ya, teóricamente, todos cristianos, continuaban con su forma de vida oportunista realizando incursiones en las costas del Mar del Norte, pero con un pequeño cambio: ya no eran grupos de guerreros vikingos en un par de embarcaciones, no, ahora partían de Noruega o Dinamarca ejércitos enteros mandados por reyes, con toda la fuerza de una nación.
Con 25 años, Svend Forkbeard, organiza una rebelión contra su padre, arrebatándole el trono de Noruega y Dinamarca en el año 985, tras asesinarlo. Aunque tuvo que asegurar el de Noruega posteriormente tras combatir contra los partidarios de la antigua familia reinante en la batalla de Svolder.
Islas Británicas a finales del siglo IX
En aquel entonces Inglaterra acababa de fundarse como reino (927), bajo dominio anglosajón compuesto por diferentes territorios, entre los cuales se encontraba Danelaw.
En esa región residían multitud de familias de antiguos colonos daneses que habían llegado después de las invasiones vikingas del siglo IX. Tras las conquistas iniciadas por Alfredo el Grande y sus sucesores (desde el año 871 en adelante) habían pasado a pertenecer al reino de Inglaterra entremezclados ya con los sajones tras años de convivencia.
Pero en el 1002, en represalia por las incursiones vikingas continuadas en los nuevos territorios anglosajones, el rey Etelredo II ordena la ejecución de todos los nobles con ascendencia danesa de Inglaterra.
La masacre del Día de San Bricio (13 de noviembre de 1002); será la perdición de Etelredo. El asesinato de esos nobles, entre los que encontraba la familia de la princesa Gunhilda, hermana del rey Svend, supuso la excusa perfecta para organizar un ataque a gran escala contra Inglaterra.
Svend pasó los últimos doce años de su vida buscando vengar a su hermana. Atacaba las costas inglesas sin descanso, una y otra vez. Hasta que lazó la operación definitiva en el año 1013, donde alcanzó su venganza y arrebató la corona a los sajones de una vez por todas.
Conquistó Londres con el único inconveniente, según dicen, de que destruyeron el puente por el que entraban en la ciudad, con él y su ejército sobre el, pero no lograron detenerlos. El 23 de diciembre caía Londres y el nórdico era coronado rey de Inglaterra.
Etelredo consiguió huir, junto con alguno de sus hijos, entre los que se encontraba Eduardo, que recuperaría la corona años más tarde de nuevo para los sajones.
El reinado de Svend duró apenas 6 semanas, muriendo en extrañas circunstancias. Unos dicen que lo asesinó el espíritu de un santo mientras dormía, otros que fue a consecuencia de las heridas que sufrió durante la famosa destrucción del puente.
Su hijo, Canuto, apodado “El Grande” heredó uno de los reinos más grandes conocidos en su tiempo. Según se cuenta, durante su gobierno (1016-1035) Inglaterra se fortaleció y se convirtió en el país más ordenado, seguro y civilizado de Europa occidental.
Tras la muerte de Canuto y sus sucesores, Inglaterra entra en crisis y la corona vuelve en 1042 a la dinastía sajona en la persona de Eduardo, el hijo del rey Etelredo.
El cuerpo del rey Svend I fue trasladado a Dinamarca, siendo sepultado en la catedral de Roskilde. Aunque su tumba ya no se encuentra allí se dice que sus restos reposan ahora, según nuevas teorías, en la villa de Lund (actual Suecia) muy posiblemente.
- Para saber más: Sweyn Forkbeard, el rey danés que conquistó Inglaterra.
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como pudo explotar el puente si no existia la polvora????
Nadie dice que explotara… jajaj, lo debieron derribar de alguna forma, pero no se explica. Habitualmente solían colocar cuerdas en los pilares y tirar de ellas.