El maestro Fortuny y Marsal realizó durante los años 1860 a 1864 los grandes lienzos La batalla de Wad-Ras y La batalla de Tetuán. Estas dos obras constituyen un riguroso relato histórico y militar de dos episodios de la guerra de África.
El maestro Fortuny
Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), fue un pintor que a la edad de treinta y tres años, ya gozaba de una reputación internacional y pasaba parte de su vida viajando entre Italia, España y Francia.
Sus pinturas sobre temas orientales, sus recreaciones nostálgicas de la vida cortesana del siglo XVIII y sus paisajes luminosos encantaron a críticos de arte y coleccionistas. El crítico Théophile Gautier escribió de él que “como grabador es equivalente a Goya y cercano a Rembrandt”, mientras que el pintor Henri Regnault exclamó en una carta a un amigo:
Es un maestro para todos nosotros. Si sólo pudieras ver las dos o tres obras que está completando en estos momentos y las acuarelas que ha hecho recientemente. Me hace sentirme asqueado de mí mismo… Fortuny, me produces noches de insomnio.
La etapa final de su obra estaba marcada por una mayor libertad artística, que le llevó a buscar una independencia creativa. En los últimos años de su corta vida, Fortuny se expresó con un verismo vibrante, que se acercaba cada vez más a una plástica realista. El pintor se basaba en el estudio de la luz, que se componía sobre lo cotidiano como su mejor escenario de experimentación, como sucede en las pinturas: La batalla de Tetuán (1862-1864) y La Vicaría (1870).
Una crónica pictórica: La Batalla de Wad-Ras
A través de datos biográficos de Fortuny y Marsal conocemos que presenció la batalla el 23 de marzo de 1860, en el valle de Wad-Ras. El pintor escogió el momento más heroico de la contienda, que permanecería imborrable en su mente. Presenció la batalla entre las dos fuerzas enemigas, la vanguardia de las tropas españolas constituidas por el segundo cuerpo bajo el mando del general Ramón de Echagüe que fueron sorprendidas por el grupo de jinetes marroquíes y que les obligó a replegarse.
Sin embargo, los voluntarios catalanes realizaron un papel decisivo. El batallón de la Diputación cubrió el resto de las tropas y soportó el duro enfrentamiento con la caballería enemiga. No obstante, el artista describió el enfrentamiento en varios apuntes rápidos del paisaje y elaboró algunos croquis elementales de la maniobra bélica, como era lógico ante tal escena.
La obra finalizada tiene un tratamiento realista del paisaje y de la iluminación. Así, podemos apreciar el gusto colorista, con el que se resaltan los uniformes catalanes del resto de los personajes. También su técnica y formato permiten deducir cierta similitud con La Batalla de Tetuán.
El vibrante color de la guerra. La Batalla de Tetuán
La pintura nos presenta en mitad de la composición a las tropas de voluntarios catalanes. Así, en el centro destacan los grupos militares de Prim y O´Donnell atacando al campamento marroquí, huyendo los soldados enemigos ante el sorprendente ataque.
El pintor distribuye la composición en dos claras bandas. En la primera el campamento y los marroquíes huyendo en sus caballos. Por una parte, el centro tiene un espacio vacío con el polvo que levantan los caballos y en el fondo los españoles atacando. Por otra parte, en las zonas laterales la visión se dispersa, presentando un planteamiento panorámico con dos acentuados puntos de fuga.
El pintor se interesa por captar el exotismo de la batalla. Fortuny emplea colores vibrantes en los uniformes y en el paisaje africano. Algunos aspectos del lienzo han sido conseguidos con gran maestría. Ejemplo de ello es la sensación de movimiento, la atmósfera creada o el dominio de la luz.
Fuentes
Navarro G., Fortuny (1838-1874), Madrid, Museo Nacional del Prado, 2017.
Quílez F., y Carbonell J., (comis.) La batalla de Tetuán. De la trinchera al museo, Barcelona, Museo Nacional de Arte de Cataluña, 2013.
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