Los Estados Unidos de América son un país anglosajón, y en consecuencia cuando tratan sobre su historia tienden a fijarse únicamente en los elementos emparentados directamente con Inglaterra. Así, la idea más extendida entre el común de la gente es que la primera población europea fue la malhadada colonia de la isla de Roanoke en 1585, siendo los siguientes intentos relevantes de población las colonias de Jamestown (1609) y Plymouth (1620). Sin embargo, la presencia española en el sur de los EE.UU tiende a quedar un poco soslayada, al salirse del marco general anglosajón y verse más o menos como algo ajeno.
San Agustín: La ciudad más antigua de EE.UU.
La ciudad más antigua continuamente habitada en EE.UU es San Agustín, en Florida, fundada en 1565 por el explorador Pedro Menéndez de Avilés, aunque ese nombre no sea plenamente correcto sino un efecto de la “coma perdida”, como en el caso de Francisco López de Gómara o Diego Velázquez de Cuéllar.
San Miguel de Gualdape: El primer intento de colonización europea
No obstante la población creada por Pedro Menéndez, hubo varias décadas antes un intento de establecer un asentamiento permanente, que salió completamente mal y fue engullido por las brumas de la historia, igual que la colonia de Roanoke: el pueblo de San Miguel de Gualdape, establecido por el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón en 1526; quizás por esto, en ocasiones posteriores, los expedicionarios ocupaban poblados indígenas, como en el caso del fuerte de San Juan de los Apalaches (1567).
A día de hoy sigue sin saberse dónde pueda haber estado esta desgraciada población, ya que las informaciones disponibles son relativamente vagas, siendo las más precisas aquellas que proceden de don Gonzalo Fernández de Oviedo, amigo que fue de Lucas Vázquez de Ayllón y de toda su familia. Estas indicaciones son las primeras que nos da el autor madrileño:
De la manera ques dicho fué su viage derecho á se desembarcar en un río que le llaman río Jordán, que está más al Oriente de la provincia de la Florida, en la mesma costa de la Tierra-Firme, ciento é çinquenta leguas, poco más ó menos: la boca del qual río está en treynta é tres grados é dos tercios desta parte de la línia equinoçial, á la banda de nuestro polo ártico.
La exploración y el asentamiento en Carolina del Sur y Georgia
Este río de Jordán aparece en abundante cartografía, aunque por la naturaleza misma de las poco precisas informaciones que circulaban en una etapa tan inicial de la exploración hay que tomarlo con algo de cuidado. Dicho esto, la información de la latitud sí resulta útil, ya que no había problemas para determinarla midiendo la posición de las estrellas de noche. Este río debería corresponder al río Winyah, que baña Georgetown, Carolina del Sur, y cuya boca se halla en 33 grados y 35 minutos, que encaja bien con los 33 grados y 40 minutos apuntados por Oviedo.
Ya tenemos el punto de partida. La siguiente indicación geográfica que da el alcaide de Santo Domingo es esta:
Después que estovieron allí algunos días, descontentos de la tierra é ydas las lenguas ó guías que llevaron, acordaron de yrse á poblar la costa adelante haçia la costa ocçidental, é fueron á un grand río (quarenta ó quarenta é çinco leguas de allí, pocas más ó menos) que se diçe Gualdape é allí assentaron su campo ó real en la costa dél.
Aquí ya se pierde algo de precisión en la referencia, que tiende a ser aproximada. Desde el río de Jordán, que sería el Winyah, recorren yendo por la costa cuarenta o cuarenta o cinco leguas, que son 220 o 250 kilómetros en cifras redondas. Esto crea un margen de error de unos 30 kilómetros, pero al menos está la indicación de un gran río. Aceptando esas distancias, la situación de San Miguel de Gualdape podría asumirse en cualquier punto entre Parris Island (Carolina del Sur) y Savannah (Georgia). No obstante esta vaguedad, se puede intentar afinar algo más la localización conforme a las indicaciones del autor madrileño, que nos informa de lo siguiente: La tierra de Gualdape, é también dende el rio de Sancta Elena abaxo al Occidente , es toda tierra llana
El río de Santa Elena ha conservado su toponimia, que primero los españoles le dieron ese nombre, lo conservaron los franceses, luego los ingleses y hasta el día de hoy sigue siendo St. Helena river, que forma una bahía llamada St.Helena Sound, al norte de Parris Island y Port Royal Sound. Podemos entender, pues, que la tierra que está más al sur o al occidente del río de Santa Elena es inmediatamente precedente a la tierra de Gualdape. Así, la localización de la provincia de Gualdape habría de estar entre el río que forma el estuario de Port Royal y el río Savannah en Georgia. En el estado de Georgia los españoles tendrían varias misiones, entre ellas Santa Catalina de Guale, situada en la isla de Santa Catalina, a medio camino entre la boca del río Guale (hoy Oconee) y la del río Savannah. Toda esta zona entre ambos ríos tuvo el nombre de provincia de Guale entre los misioneros, siendo imposible dejar de notar la cercanía léxica entre Guale y Gualdape.
Con estos elementos, se hace necesario pensar que la primera población europea en lo que hoy son EE.UU hubo de estar en la zona que hoy es Savannah, Georgia, aunque no hay consenso académico al respecto, habiéndose realizado abundantes propuestas.
La tragedia de San Miguel de Gualdape
La expedición colonizadora encabezada por el licenciado Vázquez de Ayllón fue un desastre sin paliativos desde el principio hasta el trágico final, y no se puede calificar de ninguna otra manera. Lucas Vázquez de Ayllón era un rico hacendado y reputado hombre de leyes, pero no era la persona adecuada para comandar una expedición militar de conquista y colonización, como bien señala su viejo conocido Gonzalo Fernández de Oviedo:
Yo creo bien que el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón supiera ser alcalde e hacer justicia, decidiendo un letigio que ante él se tractara, porque para ese efecto aprendió derechos; pero nunca se vistió coraza, ni ciñó espada para ganar sueldo con ella, ni defender su capa, ni adquirir la ajena por mílite.
Aun siendo un hombre que no estaba preparado para tal empresa, Ayllón obtuvo audiencia con el César Carlos, en la que consiguió una capitulación por la cual sería alguacil mayor de manera hereditaria de las tierras que descubriera y conquistara, sobre las cuales tenía vagas informaciones de un indio que había capturado tiempo atrás, bautizado como Francisco de Chicora. Este Francisco había informado a Ayllón de la riqueza de las tierras de donde provenía, que además estaban pobladas por hombres blancos que abrazarían de buen grado la fe en Cristo. Lucas Vázquez no sospechaba que todo esto eran añagazas de Francisco para volver a su tierra, y si fuere posible cobrar venganza contra sus captores.
Con la capitulación en la mano, una tropa pequeña pero adecuada, bastimentos suficientes, y un cierto contingente de esclavos, partió Vázquez de Ayllón hacia la tierra de Chicora, pero ahí empezó todo a torcerse: al llegar a la bahía de Winyah, la nao capitana que portaba los bastimentos se fue a pique.
Una vez tocaron tierra, Ayllón ordenó a sus hombres construir un barco con el que suplir a la nao hundida, siendo esta gabarra probablemente el primer bajel de estilo europeo construido en territorio de los actuales Estados Unidos. Al ir por madera a los bosques cercanos, Francisco de Chicora y el resto de los indios que iban a servir para lenguas (o sea traductores), huyeron bosque adentro sin que les volviera a ver el pelo, probablemente alcanzando a volver a ver sus gentes, a las que informarían de la naturaleza de los individuos que acababan de asentarse por esas tierras.
La fundación y el colapso de San Miguel de Gualdape
El 29 de septiembre, día de San Miguel, Lucas Vázquez de Ayllón formalizó la fundación del asentamiento, que puso bajo la advocación del santo del día, al que bautizó como San Miguel de Gualdape.
Solos, con los suministros perdidos en la bahía de Winyah, y en fechas en que el frío empieza a notarse, llegó el principio del fin. Los españoles contaban con poder comerciar con las tribus cercanas para aprovisionarse de lo necesario, pero esas tribus de la zona no estaban muy por la labor, podemos suponer que por las informaciones que aportase Francisco. Sin suministros, con frío, rodeados por tribus poco amistosas, la colonia fracasó. Pronto los españoles empezaron a enfermar de disentería, empeorada por sus precarias condiciones físicas, plaga que se cobró la vida de un tercio de los colonizadores. A día 18 de octubre, moría el propio Ayllón.
Por si no fuera suficiente, se produjo además una revuelta de los esclavos que habían traído los colonos. A finales de noviembre, tras una motín encabezado por una facción partidaria de abandonar el lugar y volver a la Española, que fue sofocada, el resto de los colonos terminaron compartiendo la opinión de los amotinados, dejando el lugar y volviendo a Santo Domingo. De los 600 hombres que habían partido para la colonización de un nuevo territorio, volvieron menos de la cuarta parte.
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