El comercio triangular y la trata de esclavos son procesos que marcaron la historia del mundo desde el siglo XV hasta mediados del siglo XIX.
El comercio triangular fue el proceso de comercio cuya principal mercancía eran los esclavos desde África, Europa y América (principalmente las Antillas), que representó una fuente de ganancias para varias potencias europeas, especialmente para el reino de Portugal considerados los creadores de esta ruta transatlántica a medida que ampliaban su control sobre el golfo de Guinea. Una ruta que requería la existencia de importantes redes logísticas y de suministro, así como una ideología de Estado para “legitimar” tal empresa.

Portugal, cuna del esclavismo atlántico
El origen del tráfico de personas en el Atlántico se asocia generalmente al comercio de esclavos practicado por los portugueses desde el siglo XV. Al ser más difícil el acceso a los mercados de esclavos de Asia, a causa de las conquistas otomanas, los portugueses recurrieron a los soberanos de los pequeños estados africanos, con los que iban entrando en contacto a partir de sus conquistas en las costas del África occidental, lo que les permitió vincularse al tráfico de personas transaharianos así como al de prisioneros de guerra de los reinos subsaharianos con los que obtenían así mano de obra esclava sin necesidad de penetrar al interior del continente. Así nació la base de ese “comercio triangular” que se iniciará una vez sean abiertas las nuevas rutas americanas.
Hacia 1480, la trata de esclavos portuguesa tenía un alto desarrollo en la isla de Sao Tomé y en el puesto comercial de San Jorge de Mina, uno de los ejes del comercio de esclavos africanos hacia Europa y, en ese momento, hacia las plantaciones que Portugal tenía de caña de azúcar en las islas Azores. Mientras tanto, otros empresarios europeos se iban sumando a este lucrativo negocio, como genoveses o españoles. El descubrimiento de América y la creciente necesidad de mano de obra para la explotación de los territorios conquistados provocarían el desplazamiento de la trata hacia el “Nuevo Mundo”.

Los inicios del comercio triangular (s XVI-XVII)
La trata de esclavos se convirtió, tras 1492, en un proceso global que sólo cesará con las aboliciones del siglo XIX y que tendrá consecuencias hasta nuestros días. En un inicio los monarcas de España y Portugal concedían “asientos” para llevar esclavos a diversos territorios americanos, especialmente a Brasil, donde los portugueses habían derivado el cultivo de caña de azúcar a finales del siglo XVI.
A partir del siglo XVII serían los ingleses los que relevarían en importancia a los portugueses, que comenzaron a establecer cultivos de tabaco en Bermudas (1609), Barbados (1627) o Antigua (1632). También llegaron a inicios de ese siglo los holandeses, con su Compañía de las Indias Occidentales, con sus puestos comerciales de Manhattan, Curaçao o en puertos del futuro Canadá, llegando incluso a entrar en guerra con los portugueses en 1640 tratando de romper su monopolio comercial africano.
Los últimos en incorporarse a esta “carrera” esclavista fueron los franceses. Será el famoso cardenal Richeleu quién jugará un papel de gran importancia buscando una rápida colonización y explotación de Guadalupe, Martinica y, más tarde, la Guayana donde los ciudadanos franceses no querían residir ni trabajar, con lo que el gobierno francés de Luis XIII recurrió a la mano de obra esclava.
La Francia esclavista

A finales ya del siglo XVII, los barcos negreros franceses son los más numerosos en los puertos africanos; tanto fue así que, durante el reinado de Luis XIV, el importante estadista Jean-Babtiste Colbert estableció el “Code Noir” o “Código negro” (1685), aunque será terminado por su hijo, para regular el comercio de esclavos buscando eliminar el tráfico ilegal, así como establecer ciertos puntos clave para organizar la vida de los esclavos en las colonias buscando siempre la máxima rentabilidad en sus plantaciones de caña de azúcar, así como asegurar la soberanía francesa sobre las mismas.
Entre sus normas, el Código, decía:
- Los esclavos deben ser bautizados en la Iglesia católica (art. 2)
- El ejercicio público de cualquier religión que no sea el catolicismo estaba prohibido; los amos que lo permitan o toleren por sus esclavos también podrían ser castigados (art. 3)
- Los esclavos pertenecientes a diferentes amos no deben reunirse en ningún momento bajo ninguna circunstancia (art. 16)
- Los esclavos liberados eran súbditos franceses, incluso si habían nacido en otro lugar (art. 57)
- Los esclavos liberados tenían los mismos derechos que los sujetos coloniales franceses (art. 58,59)
(pueden leer el código completo aquí: “Code Noir”)
Entre los puertos franceses destacarán cuatro dentro del comercio triangular: La Rochelle, Burdeos, Le Havre y -de forma destacada sobre los demás- Nantes que se convirtió en el principal puerto esclavista del siglo XVIII, de donde salieron 1714 expediciones comerciales.

De Francia solían partir hacia las costas de Senegal donde intercambiaban productos europeos (armas, ropa, joyas, artesanía…) por esclavos. El viaje seguí hacia las Indias Occidentales donde desembarcaban como esclavos cerca de 5000 personas a cambio de productos tropicales: café, vainilla, cacao… que eran traídos a Francia para su venta.
El siglo XVIII, el siglo de la Inglaterra esclavista
Durante este siglo aparecen auténticas “multinacionales” dedicadas a la trata de esclavos en las que los estados delegan la responsabilidad. Los diversos conflictos, como la Guerra de los Siete Años, afectarán al comercio atlántico inclinando la balanza hacia Inglaterra que, para el desarrollo de sus plantaciones de algodón en Norteamérica se convierte, junto a Portugal en Brasil, en líderes del tráfico de personas. España, por su parte, llevaba siglos derivando esa clase de comercio a empresas privadas mediante los llamados “asientos” y, en comparación con las otras potencias, su posición es residual, delegando la mayor parte del tráfico a Cuba.
Debido a que España carecía de acceso directo a las fuentes africanas de esclavos y no tenía la capacidad para transportarlos, se estableció el sistema de asientos como una forma de asegurar el suministro legal de africanos al Nuevo Mundo. Esto generaba ingresos para la corona española aunque no tenía por qué suministrar de mano de obra a los territorios ultramarinos hispanos ya que, muchas veces, se autorizaba la venta en esos territorios pero el comprador solía venir de fuera.

Los puertos ingleses, como ocurrió en Francia, comienzan a enriquecerse de manera exponencial. Liverpool, Bristol o Londres reciben muchísimo capital del comercio triangular, hasta el punto de existir teorías que ligan directamente el comercio esclavista con el desarrollo de la Inglaterra de la Revolución Industrial, en esa mitad del siglo XVIII.
La abolición de la trata de esclavos
Las revueltas de los esclavos en las colonias hicieron mella en los pensadores de finales del siglo XVIII que, inicialmente en Francia, derivaron en la primera abolición de la esclavitud (1793)… pero fue algo efímero ya que Napoleón restableció el comercio de esclavos y la esclavitud en 1802.
El Congreso de Viena de 1815 volvió a prohibir la trata de esclavos, pero muchos comerciantes franceses continuaron de forma clandestina el negocio ya que la esclavitud no estaba prohibida, así hasta 1848 cuando, al fin, se aprobó la abolición. Reino Unido siguió una deriva similar, prohibiendo el comercio de personas en 1807 dedicando incluso recursos a perseguir a barcos negreros de otros países. Realmente esto era un pretexto para promover su expansión territorial y establecer puestos comerciales ingleses a escala mundial.
Las naciones surgidas en el siglo XIX dentro de los antiguos territorios españoles y portugueses seguirán su propio rumbo al respecto del abolicionismo: Chile en 1823, Venezuela en 1854 y Brasil en 1888. En cuanto a los Estados Unidos habrá que esperar al final de la Guerra de Secesión durante la cual se proclama la abolición general (1863). En cuanto a España, seguirá la deriva del resto del mundo, un fin de la trata paulatino con acalorados debates. Aunque la esclavitud se abolió en 1837 en España, tras alguna intentona de las Cortes de Cádiz (1810-1814), será el 4 de julio de 1870 cuando se publica la “Ley Moret”, la norma abolicionista que se aplicó de forma escalada en los territorios ultramarinos como Puerto Rico (1873) o Cuba (1886) que habían quedado fuera de la norma peninsular.

Conclusiones
El comercio triangular y la trata de esclavos tuvieron un gran impacto en la economía y en la sociedad de todo el mundo a lo largo de más de 500 años. Como hemos visto, su comercio representó una fuente de ganancias para las potencias europeas que, a muy seguro, resultó en un importante impulso para el desarrollo europeo, especialmente para Francia e Inglaterra, así como la base del desarrollo económico de las colonias americanas.
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