Nunca sabes con quién vas a cruzarte en esta vida. Ningún pirata hubiese pensado jamás que acababan de secuestrar al que sería el último dictador de Roma.
La piratería
Se podría decir que desde que el hombre aprendió a navegar, la piratería siempre ha existido como forma de vida. En el Golfo Pérsico, con las primeras civilizaciones mesopotámicas, ya existían grupos que comerciaban con personas y mercancías robadas, y era el siglo V a.C. Incluso la historiografía los hacen responsables de la destrucción de imperios como el Hitita en Anatolia, eran los llamados pueblos del mar. Esta actividad ha ido evolucionando hasta nuestros días.
Es importante que nos alejemos de la idea romántica de los piratas que nos ha llegado hoy en día. Es responsabilidad de los románticos del siglo XIX —y por culpa de Hollywood— que tenemos una visión tan distorsionada de la realidad acerca de los piratas. La mayoría de los piratas se dedicaban a ello como alternativa a la falta de trabajo. En Europa muchos de ellos eran marinos mercantes incluso soldados de marina que, en tiempos de paz o de crisis económica se lanzaban a la mar en busca de botín.
El secuestro
Este episodio de la vida de César es muy conocido, se llegó a hacer una película en Italia durante los años 60. Este artículo no pretende ser una biografía del dictador así que atajaremos por la vía rápida para situar al lector. César nació en una de las familias aristocráticas más importantes de Roma. A pesar de eso, su familia cayó en desgracia al enemistarse con el dictador Sila por lo que se alejó de Roma para hacer la guerra y ganar prestigio. Una vez muerto Sila dedicó su juventud al derecho haciéndose un nombre entre la profesión por su buena oratoria. Antes de empezar su carrera política (cursus honorum) quiso viajar a Rodas para acabar sus estudios de filosofía y retórica.
A pocos kilómetros de la Isla de Rodas, en la costa de Farmakonisi, su embarcación fue asaltada por unos piratas. Los secuestros de aristócratas o de comerciantes ricos, dentro de la gravedad, eran habituales para pedir rescates.
El cautiverio
Cuenta Plutarco, historiador grecorromano, que los piratas, sin saber muy bien a quién acababan de secuestrar, pedían para el rescate 20 talentos. César, orgulloso como él solo, le pareció poca cantidad e hizo que pidiesen cincuenta. Tengamos en cuenta que un talento equivalía a 31kg de plata. Así que los piratas pedían 1500 kg de plata. Mirando el precio en euros a fecha de hoy… serían algo más de 635.000 € (así a ojo).
Su estancia entre los piratas fue de casi 40 días. En ese tiempo César se dedicó a escribir discursos y a exponerlos a sus captores que al no vitorearle, César insultaba llamándoles bárbaros. Su estancia allí, dentro de las circunstancias, fue muy cómoda, ya que no sufrió ni torturas, ni mutilaciones, ni ningún tipo de daño. En ocasiones, César, haciendo un ejercicio de soberbia, amenazaba a los piratas con que, en cuanto lo liberasen, volvería para matarlos a todos y quedarse con el rescate. La respuesta de los piratas era siempre tomárselo a broma.
La venganza del César
César era un hombre de palabra. Una vez liberado y cobrada la enorme cantidad de talentos, se dirigió a Mileto, una ciudad en la costa de Anatolia. Allí equipó una flotilla de barcos mercenarios y rápidamente volvió a la isla de los piratas que aún seguían allí. Capturó a la mayoría y se quedó con gran parte del botín, luego puso sus captores a disposición del gobernador de la zona.
El gobernador estaba más interesado en el resto del botín que no se había llevado César y dejó a su juicio su destino. Entonces mandó crucificar a los secuestradores tal y como les había prometido durante el secuestro.
Este episodio es prueba de que César sería uno de los hombres más importantes de su era.
No dudaba a la hora de dar muerte a sus enemigos o usar sus artes para alcanzar objetivos políticos. De este episodio hasta su muerte pasaron poco más de dos décadas. En este tiempo, César conquistaría las Galias, ganaría una guerra civil (apoderándose de mucho territorio en Hispania) y llegaría a ser dictador de Roma, entre muchas otras hazañas. Su famosa muerte se daría en el Senado durante los Idus de Marzo (15 de marzo). Sus frases, libros y logros han llegado hasta nuestros días.
Fuentes:
Plutarco. Vidas Paralelas. 1994
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