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¿Qué fue la Guerra de los Agraviados?

La antesala de las Guerras Carlistas

La Guerra de los Agraviados fue una revolución conservadora española muy localizada geográficamente en contra de la flexibilidad de Fernando VII hacia los liberales.

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Desembarco de Fernando VII en el Puerto de Santa María. 1823, José Aparicio, Museo del Romanticismo

Contexto

Cuando hablamos del siglo XIX  se termina hablando de un  fenómeno socio-político que se convirtió casi en  una norma del siglo XIX, los pronunciamientos. Estos terminaban siempre con algún conflicto armado.

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Por liberal. 1803-1824, Francisco Goya. Museo Nacional del Prado.

Se podría decir que la España del XIX empieza con el Levantamiento del 2 de Mayo en Madrid (1808), se cimenta con la constitución de Cádiz en 1812 y con la posterior expulsión de Napoleón. Desde ese momento, las revoluciones y los alzamientos estarán a la orden del día. En España, la pugna era entre los sectores liberales contra los partidarios de la monarquía absolutista de Fernando VII. Tras incumplir deliberadamente la Constitución e imponer el absolutismo, estuvo reinando desde 1814 hasta 1833 provocando un gran exilio de liberales hacia Inglaterra asustados por las represalias.

Revolución de 1820

España no fue el único país que en la década de los 20 tuvo un proceso revolucionario liberal. De hecho, fue un fenómeno a nivel europeo. Sacudió a muchos estados, como Portugal, estados italianos, Rusia o Grecia. Cabe remarcar el caso griego que, gracias a esta revolución, conseguirá la independencia del Imperio Otomano el 1822.

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Decreto de jura de Fernando VII a la Constitución de Cádiz de 1812. El documento es delicia diplomática, sobretodo sabiendo lo que ocurrirá después. Biblioteca de Villamuelas.

Volviendo a España, en 1820 se estaba reuniendo en Andalucía un ejército destinado a sofocar la sublevación independentista de las Provincias de Ultramar. Rafael de Riego, junto a otros oficiales liberales, se sublevaron proclamando la Constitución de 1812. La revolución en un inicio no tuvo mucho éxito, pero coincidiendo con otras revueltas en Galicia, consiguieron el impulso necesario. Fernando VII se vio forzado a firmar un decreto en el que juraba obedecer a la Constitución. Evidentemente el Rey no se hizo liberal de repente, lo hizo por miedo, solo hacía 27 años que habían ejecutado a un pariente suyo en París (Luis XVI).

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Rafael de Riego. Autor: desconocido

Trienio Liberal

Este es el nombre que recibe el periodo histórico entre 1820 y 1823. Forma parte del lenguaje historiográfico de España. Fue una época muy convulsa e inestable, causada por las pugnas de poder entre los sectores liberales. Se reformó la Constitución de Cádiz para dejar claro el papel del monarca para con las Cortes y el poder legislativo. Durante estos tres años, el monarca, estuvo malmetiendo y conspirando hasta que vio la ocasión de asestar la puñalada mortal a los liberales.

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El duque de Angulema fue el lugarteniente de los Cien Mil Hijos de San Luís. 1828, Hippolyte Delaroche, Versalles.

Las conspiraciones de Fernando VII dieron sus frutos. En abril de 1823 cruzaron los Pirineos los Cien Mil Hijos de San Luís, un cuerpo militar formado por voluntarios españoles y tropas francesas. Su objetivo era restaurar el absolutismo en España. Francia había restaurado la monarquía absoluta -con Luis XVIII– tras la derrota de Napoleón en Waterloo (1815). Los liberales fueron acorralados en Cádiz y derrotados el agosto de 1823 en la batalla de Trocadero.

Década Ominosa

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Represión de liberales en las cercanías de la ciudadela de Barcelona, de fondo se puede ver la Parroquia Castrense que sigue en pie en el interior del parque.

Este es otro nombre historiográfico, hace referencia a los 10 últimos años de reinado -y de vida- del rey. Estuvo marcado por una represión brutal contra los liberales. España sufrió otro exilio masivo de liberales hacia todos los rincones del mundo temiendo por sus libertades y por sus vidas. Por ejemplo, Riego fue ejecutado el mismo 1823. Se estableció una censura y se reformó el sistema universitario. Fernando VII pudo seguir reinando gracias a parte del ejército francés -acantonado en España- que le ayudó a desbaratar posibles insurrecciones y conspiraciones.

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Ejecución de Miyar en Madrid. 1853, J. Donon

Igual que le pasó a los liberales, los absolutistas también se dividieron. Unos apostaban por un absolutismo clásico, férreo y católico; mientras que otros optaban por un absolutismo reformista que quería ser más cercano a Europa. El líder del sector de los absolutistas radicales fue Carlos María Isidro, hermano del rey y futuro líder del carlismo. Es en esta época cuando se asientan las bases del futuro movimiento, ya para esa época se les empezaba a llamar carlistas. Esta división acabó estallando en una revolución reaccionaria que pretendía derrocar al gobierno que ellos consideraban liberal.

La guerra de los Agraviados

Uno de los principales puntos que se tenían en contra de los liberales era su política económica. Concretamente, se está hablando de las famosas desamortizaciones. El estado expropiaba, habitualmente de manera forzosa, terrenos que estaban en manos de la iglesia o terrenos comunales, que eran propiedades de los municipios y de uso público. Una vez expropiados se ponían a la venta, de esta forma el Estado obtenía liquidez y se aseguraba la explotación de esas tierras.

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Mapa de la campaña de los Agraviados por el interior del principado. Fuente: Belosticalle

En los pueblos, donde la vida era realmente dura, gran parte de la población podía subsistir gracias a estos terrenos. De ahí, se podían obtener leña y verduras silvestres, entre otros bienes de consumo. Por irrelevante que pueda parecer hoy en día, el acceso a explotar esos terrenos podían suponer la supervivencia de muchas familias. No cuesta entender porqué los liberales, en el mundo rural, no gozaban de mucha simpatía.

Pre-Carlismo

El conflicto se inició en Cataluña y desde ahí se extendió a Aragón, Valencia, País Vasco y Andalucía. La revuelta fue sobretodo en el interior, que estaba muy ruralizado. Casi sin oposición, lograron ocupar toda el área central del principado junto con sus ciudades. Llegaron a ocupar Girona y mantener un asedio sobre Tarragona. En 1827 se lanzó el manifiesto de los agraviados -en catalán malcontents– y se establece la Junta Suprema Provisional de Gobierno del Principado de Cataluña con capital en Manresa. Hay que esclarecer que no es una revolución nacionalista y mucho menos secesionista, digamos que es: ultra-realista-absolutista.

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Carlos María Isidro de Borbón. S. XIX, Vicente López Portaña, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Entre las exigencias de sus líderes- Agustí Saperes– pedían el restablecimiento de la Inquisición, detener las buenas relaciones con los afrancesados liberales, detener las reformas liberales, regresar al absolutismo y eliminar las milicias de Fernando VII . Otros territorios, viendo el éxito de esta revuelta, decidieron sumarse a ella y enviar cuerpos de apoyo, llegando a movilizar un ejército de treinta mil hombres.

El gobierno de Fernando VII era débil, solo se soportaba por el apoyo de Francia y por el terror ejercido sobre los liberales. Al no confiar en el ejército -a causa del levantamiento de Riego-, en 1826 creó un grupo de voluntarios realistas que le eran fieles. Mando a este grupo de tropas y les acompañó hasta Tarragona con el objetivo de aplastar la revuelta.

El rey “Felón”

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Fernando VII de España. 1814, Vicent López Portaña, Museo Nacional del Prado

El rey mintió a los sublevados ofreciéndoles indultos y perdón. Con esta maniobra logró rendir la mayoría de las plazas sin tener que asediarlas. Lo cierto es que, la mayoría de los líderes insurrectos -incluyendo a Agustí Saperes- fueron ejecutados y más de 300 prisioneros fueron deportados a Ceuta.

La guerra fue muy breve, entre marzo y octubre. Pero destaca por ser un conflicto en que ya se vislumbró lo que en menos de una década sería una opción alternativa al reinado liberal de Isabel II. Destaca que, la mayoría de los lugares donde fue más intensa la Guerra de los Agraviados serán los focos más importantes del carlismo. A diferencia que en las Guerras Carlistas, en este conflicto no se pretende deponer al rey sino al gobierno liberal por uno realista y absolutista.

Fuentes:

Carr, Raymond. España 1808-1975. 1982

_Ignasi Vidal

Historiador contemporáneo. Especializándome en liberalismo y nacionalismo del siglo XIX. Siempre dispuesto a ser crítico y criticado para mejorar.
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