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El Castillo de La Duquesa: Una fortaleza desconocida en la costa de Málaga

Cala del Castillo

El litoral de Manilva, situado en la provincia de Málaga, se extiende entre el río Manilva y la Punta de Chullera, formando un tramo rectilíneo de costa que abarca desde la Torre de la Sal, en Casares, hasta el límite con la provincia de Cádiz.

Este espacio, de gran valor estratégico y geográfico, ha sido testigo de siglos de historia, marcado por la vigilancia y defensa de sus costas frente a amenazas externas, incursiones piráticas y el contrabando.

En el corazón de este territorio se encuentra el Castillo de La Duquesa, también conocido como el Fuerte de Sabinilla. Este edificio, cuya construcción data del siglo XVIII, es un ejemplo de la evolución de las fortificaciones militares costeras en España y su papel en la protección del territorio. Su nombre se debe a la Duquesa de Arcos, esposa del señor de Manilva.


Un Territorio Estratégico en la Costa Mediterránea

La ubicación del Castillo de La Duquesa no fue casual. El litoral de Manilva, con sus playas rectilíneas de baja pendiente y un magnífico fondeadero natural, ofrecía condiciones ideales para la vigilancia y defensa.

Además, la proximidad al río Guadiaro, que conectaba con el interior y la Serranía de Ronda, y la cercanía al Estrecho de Gibraltar, convertían a esta región en un punto estratégico para el control fronterizo, especialmente tras la ocupación del peñón por los británicos. Su proximidad a la costa africana y a las corrientes atlánticas y los vientos de levante han moldeado su destino desde tiempos antiguos.

La costa de Manilva fue un lugar expuesto a incursiones berberiscas y a los movimientos de armadas enemigas. La toponimia y los restos arquitectónicos de la zona dan fe de este pasado militar: la gran línea de torres vigías que se erigieron por el Reino de Granada, como la de Chullera, la Torre de la Duquesa o la Torre del Abad, y edificaciones como la Casa Fuerte de Sabinilla, el Cuartel de Carabineros y, por supuesto, el Castillo de La Duquesa.


Los Orígenes del Castillo de La Duquesa

El lugar donde se erige el castillo ya contaba con una larga tradición defensiva antes de su construcción. En una provisión de 1511 se menciona la Torre de la Duquesa, ubicada en las cercanías de la playa. Más tarde, a mediados del siglo XVIII, se levantó en este mismo lugar, aunque desplazada unos 35 metros, la Casa Fuerte de Sabinilla. Esta edificación, construida sobre restos romanos del yacimiento arqueológico cercano, fue el precursor directo del castillo.

La construcción del Castillo de La Duquesa, tal y como hoy se conoce, se enmarca en las reformas militares impulsadas por la dinastía borbónica tras la Guerra de Sucesión Española. La toma de Gibraltar por los ingleses y la superioridad naval de la escuadra angloholandesa evidenciaron la necesidad de reforzar las defensas costeras.

Durante el reinado de Fernando VI y Carlos III, se promovió la construcción de fuertes costeros en el Reino de Granada, que abarcaba las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería.

En 1767, el vecino de Sevilla Francisco Paulino financió la construcción del castillo, a cambio de obtener el mando de una compañía de caballería. El diseño fue obra del ingeniero Miguel del Castillo, siguiendo el modelo establecido por el ingeniero director del reino, José de Crame.

La fortaleza, construida con materiales extraídos de las ruinas romanas cercanas, se completó en pocos años, convirtiéndose en un bastión clave para la defensa del litoral.

Patio de Armas

Los Restos Romanos del Yacimiento Arqueológico

Uno de los elementos más destacados del Castillo de La Duquesa es su conexión con el pasado romano de la región. El castillo se construyó sobre los restos de un yacimiento arqueológico romano conocido como “Entorno al Castillo de La Duquesa”. Este yacimiento, situado junto al litoral, ha proporcionado abundantes evidencias de la presencia romana en la zona, como fragmentos de cerámica, estructuras arquitectónicas y otros materiales.

Entrada al yacimiento
Restos romanos en el Museo del Castillo

Entre los restos más significativos utilizados en la construcción del castillo se encuentran fragmentos de “opus signinum” (un tipo de mortero romano impermeable), piezas de ánforas y teselas de mosaicos. Estos materiales, extraídos de las ruinas romanas, se reutilizaron como ripio en los muros del castillo, una práctica común en la época. Incluso hoy en día, es posible encontrar fragmentos de cerámica romana en los alrededores del castillo, especialmente en las cercanías del revellín.

El yacimiento arqueológico no solo sirvió como fuente de materiales para la construcción del castillo, sino que también evidencia la importancia estratégica de esta zona desde tiempos antiguos. La presencia romana en el litoral de Manilva se relaciona con actividades comerciales y marítimas, aprovechando el fondeadero natural y la cercanía al río Guadiaro.

Restos romanos en el Museo del Castillo
Restos romanos en el Museo del Castillo
Restos romanos en el Museo del Castillo

La Arquitectura del Castillo

El Castillo de La Duquesa es un ejemplo representativo de la arquitectura militar del siglo XVIII. Su diseño responde a las necesidades defensivas de la época, combinando elementos de fortificación con espacios funcionales para albergar a la guarnición.

El edificio cuenta con una planta cuadrada, rodeada por un foso y un puente levadizo que daba acceso al interior. En su interior, se distribuían diversas dependencias: cuarteles para infantería y caballería, almacenes de provisiones, una capilla, un calabozo y una plaza de armas. En la azotea, se encontraba una batería de artillería de grueso calibre, destinada a proteger el fondeadero y disuadir posibles ataques.

La construcción aprovechó los restos romanos del yacimiento arqueológico cercano. Según los registros históricos, hasta hace pocas décadas era posible observar fragmentos de cerámica romana, como piezas de “sigillata” (cerámica fina de color rojo) y teselas de mosaicos, en las inmediaciones del castillo. Sin embargo, la urbanización y las obras modernas han ocultado gran parte de estos vestigios.

Batería
Bajada de a batería al Patio de Armas

El Castillo en la Historia Militar de España

Tras su construcción, el Castillo de La Duquesa albergó una guarnición compuesta por un capitán, 25 soldados de infantería, 10 artilleros y un destacamento de caballería. Su función principal era la vigilancia de la costa y la protección frente a incursiones enemigas y actividades de contrabando.

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), el castillo fue ocupado por tropas francesas, que lo utilizaron como base para controlar los caminos principales de la región. Sin embargo, la resistencia local no tardó en organizarse. Los patriotas de la zona llevaron a cabo numerosas acciones para hostigar a las fuerzas francesas, interceptando suministros y recuperando cañones para reforzar las defensas de Casares.

Tras la guerra, el castillo continuó desempeñando un papel militar, aunque su importancia fue disminuyendo con el tiempo. En el siglo XIX, el edificio cayó en desuso y sufrió un progresivo deterioro.

Según el Diccionario Geográfico-estadístico de Pascual Madoz de 1841, el edificio se encontraba en un estado de abandono total, con puertas y ventanas rotas, filtraciones de agua y bóvedas en ruinas. Sin embargo, su estructura aún podía repararse con un coste moderado.

A lo largo del siglo XIX, el Castillo de La Duquesa experimentó diversas transformaciones y cambios de uso. Durante un tiempo, fue utilizado como acuartelamiento por el Cuerpo de Carabineros de Costa, aunque las condiciones de insalubridad llevaron a la construcción de un nuevo cuartel cercano. Posteriormente, el castillo fue ocupado por particulares y utilizado como almacén, cuadra y pajar.


El Castillo de La Duquesa hoy

En el siglo XX, el castillo pasó por un periodo de abandono hasta que el Ayuntamiento de Manilva solicitó su cesión para convertirlo en un museo arqueológico y centro cultural.

En 1994, el Ministerio de Economía y Hacienda transfirió la propiedad del castillo al Ayuntamiento, que lo rehabilitó para albergar exposiciones y actividades culturales. Actualmente, el castillo es la sede de cursos de verano organizados en colaboración con la Universidad y se está desarrollando un proyecto para convertirlo en un museo.

Sala de exposiciones temporales
Pieza del Museo.

Uno de los proyectos más destacados es la creación de un museo etnoarqueológico, que pretende poner en valor tanto los restos romanos encontrados en el entorno del castillo como la rica historia de la fortaleza. Este museo busca ofrecer a los visitantes una experiencia inmersiva, mostrando cómo la vida cotidiana, la defensa militar y el comercio marítimo se entrelazaron en este enclave estratégico.

Escuela de Esgrima y Actividades Deportivas

En los últimos años, el Castillo de La Duquesa ha sido el escenario de una escuela de esgrima histórica, que combina el aprendizaje de esta disciplina con la recreación de técnicas de combate tradicionales. Esta actividad, que se inspira en los manuales de esgrima europeos de los siglos XVI y XVII, permite a los participantes sumergirse en el arte de la lucha con espada, reviviendo una parte esencial de la historia militar.

La escuela de esgrima no solo se centra en la práctica deportiva, sino que también incluye talleres teóricos sobre la historia de la esgrima, el uso de armas históricas y su importancia en el contexto de las fortificaciones como el Castillo de La Duquesa. Este enfoque educativo y recreativo ha convertido al castillo en un punto de encuentro para aficionados a la historia, el deporte y la cultura.


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Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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