Bajo los cimientos de una escuela elemental, donde generaciones de niños han aprendido y jugado, yacen los restos de un edificio que una vez pudo haber retumbado el ruido de la disciplina militar. Este hallazgo no es otro que los ladrillos marcados con el sello de la Legio XIII Gemina, una unidad que cruzó junto a Julio César el Rubicón y que dejó su huella en lo que hoy conocemos como Viena, pero que en aquel entonces era Vindobona, un bastión en la frontera del imperio.
El Descubrimiento en Kindermanngasse
La escuela elemental Kindermanngasse, con sus aulas que han visto pasar siglos de aprendizaje, se encuentra en el corazón histórico de Viena. No es de extrañar que cualquier renovación en esta área esté precedida por una exploración arqueológica meticulosa. Los expertos del departamento de Arqueología de la Ciudad no esperaban menos que encontrar capas de historia bajo el suelo de su patio interior. Sin embargo, lo que emergió de las excavaciones fue algo que superó las expectativas: evidencia de un edificio romano a gran escala, datado en el siglo II, con vestigios de vigas de madera y agujeros de postes que sugieren una estructura de propósito industrial.
Legio XIII Gemina: Arquitectos de un Imperio
El origen de esta legión romana se encuentra en en el año 57 a.C., cuando es creada por Julio César para participar en la conquista de la Galia. Cuando Julio César decidió cruzar el río Rubicón en el año 49 a.C. para marchar hacia Roma, la Legio XIII Gemina se mantuvo fiel a él y lo acompañó en esta decisiva acción. Durante la guerra civil que siguió al cruce del Rubicón, la Legio XIII Gemina estuvo al lado de César en la persecución contra Pompeyo y participó en importantes batallas como la de Dirraquio, Farsalia y Munda. Después de la guerra civil, Julio César desmovilizó la Legio XIII Gemina y concedió tierras de cultivo en Italia a sus veteranos
La Legio XIII Gemina que firmaría los ladrillos encontrados sería la heredera de esta legendaria, trasladada a Vindobona por el emperador Trajano en el año 98 d.C. Su misión era construir un fuerte militar permanente, cuyos cimientos se convertirían en el núcleo de la actual Viena. Aunque su estancia no fue prolongada, siendo reemplazados por la Legio XIV Gemina en el 101 d.C., su legado permaneció en la piedra y el ladrillo.
Un Legado en Ladrillo
Los ladrillos encontrados en la escuela Kindermanngasse llevan el sello de esta legión y probablemente son los restos de pilae, pilares de ladrillo utilizados para elevar el suelo y permitir la circulación de aire caliente del sistema de calefacción hipocausto. Este método de calefacción es una prueba más de la sofisticación y la ingeniería avanzada que los romanos llevaron a las tierras que conquistaron.
Vindobona: De Asentamiento Celta a Fortaleza Romana
Vindobona se asentó sobre un antiguo enclave del reino celta de Noricum. En el siglo I d.C., el oppidum fue absorbido por la provincia romana de Panonia. Un fuerte fue erigido allí, como parte de una línea defensiva a lo largo del limes danubiano. La fortaleza de piedra se expandió y reconstruyó a lo largo de los siglos, con grandes murallas de piedra construidas a principios del siglo II.
A menos de dos millas de la Kindermanngasse se encuentran los restos de las casas de los oficiales de la legión y otros vestigios significativos del asentamiento civil. Sin embargo, los restos de la construcción inicial realizada por la Legio XIII son escasos, lo que hace que el hallazgo de estos ladrillos sea aún más significativo.
Se espera que las excavaciones en la escuela Kindermanngasse concluyan a principios de este mes. A medida que los arqueólogos desentrañan las últimas capas de tierra, no solo revelan ladrillos y madera, sino también historias de un pasado que se niega a permanecer enterrado. Los ladrillos de la Legio XIII Gemina son un recordatorio de que, incluso en los rincones más inesperados de nuestras ciudades modernas, las huellas de la historia antigua pueden surgir, conectándonos con aquellos que, hace milenios, caminaron por el mismo suelo que ahora pisamos.
El pasado de Viena, entrelazado con la historia de un imperio que una vez se extendió desde los desiertos de África hasta las brumosas islas de Britania, continúa revelándose en cada piedra y cada ladrillo. Y mientras los arqueólogos trabajan para desenterrar los secretos de la antigua Vindobona, nosotros, los espectadores del siglo XXI, nos maravillamos ante la persistencia de la historia y su capacidad para emerger, una y otra vez, en los lugares más inesperados.
