Serpientes y dragones tienen gran protagonismo en las leyendas populares del norte de España, en claro sincretismo con el resto de las tradiciones europeas.

La presencia de uno de estos reptiles en una historia varía según la finalidad del relato, bien pueden ser demoníacos o sabios seres, pasando por espíritus protectores de castros y bosques o aberraciones de la naturaleza. Estas serpientes legendarias recibían el nombre de “draco”, lo que nos lleva a la evidente palabra “dragón”.
Las primeras referencias a estos seres mitológicos en la actual Galicia y norte de Portugal, vienen del puño del cronista latino Rufo Festo Avieno, del siglo IV, que recogió en su obra “Ora Marítima“, la historia de la invasión por un ejército de serpientes de la zona de Oestrimnia —que así se llamaba aquel lugar al norte de Hispania— de esta manera:
Al principio se la denominó Oestrimnis, y los habitantes de estos lugares y campos eran los oestrímnicos; posteriormente una plaga de serpientes puso en fuga a sus habitantes y logró que esta tierra quedara despojada hasta de su propio nombre.
Según algunos investigadores, las serpientes a las que se refería el cronista romano, bien podrían ser alegoría de un pueblo invasor cuyo emblema (o tótem) era una serpiente. Los “hombres serpiente” lograron expulsar a los “oestrimni”, aquellos antiguos habitantes de lo que hoy es Galicia y gran parte de Portugal.

Los romanos recogieron el nombre que los griegos daban al territorio serpiente: “Ofiussa” (Tierra de serpientes). Y sus habitantes eran los Ofís o Sefes. Su origen es desconocido, aunque se baraja la posibilidad de que su cultura (protocelta) tenga cierta relación con Egipto, relación debida a que en algunos textos se afirma que las “serpientes” de Karnak y Luxor habían emigrado a Europa.
Al este estaban los llamados “Dragani” cuyo nombre alude directamente al dragón. Estos ocupaban parte de la zona asturiana, según estudios prerromanos y por citas del propio Avieno.

En el relato fundacional de la ciudad de Santiago de Compostela, según consta por escrito en el conocido Códice Calixtino, aparece también un dragón. El famoso códice nos cuenta que durante el traslado de los restos del Apóstol a Santiago, sus discípulos tuvieron que matar al último dragón de Galicia, que vivía en el Pico Sacro.
El motivo fue porque la reina Lupa, una mujer poderosa de aquellas tierras, los envió a buscar unos bueyes a aquel monte para que pudieran construir un sepulcro a su maestro, sabiendo que un dragón guardaba aquel monte y los bueyes que allí había eran en realidad toros salvajes. La leyenda cuenta que el dragón al ver la señal de la cruz, estalló en mil pedazos, y los toros mágicamente se amansaron y tiraron del carro con el sarcófago del Apóstol sin ningún problema hasta que pararon en Libredón, lugar elegido para su sepulcro.
Probablemente la leyenda de aquel gran reptil recoja referencias a un antiguo lugar de culto precristiano en aquella tierra repleta de tradiciones populares, antiguamente conocido como Illicinio.
El cristianismo, con la sacralización de lugares, terminó convirtiendo a los dragones (y serpientes) en representantes del mal. A pesar de eso, su poderosa imagen, siguió presente en banderas, estandartes y en la heráldica. El reino Suevo de Galicia tenía en su bandera un dragón verde y un león rojo, tal como recogen varios documentos encontrados en Lugo del siglo XVII cuando se hablaba de la historia del estandarte y bandera del Reino de Galicia:

(…) de aquí tuvo principio y se originó borrar el Dragón verde y León rojo (armas de los Reyes suevos que al tiempo tenían en este Reyno su corte), y trasladar al dorado campo del escudo de sus armas, la Hostia, no dentro de vaso Sacramental oculta (…)“

Pero la creencia en estos seres es algo arraigado en la naturaleza humana, algo más apegado a nosotros que cualquier enseñanza posterior. Hoy en día hay gente que tira piedras a la Cueva del Pico Sacro, para ver si sale el dragón.

Fuentes:
- Avieno, Rufo Festo (2001). Fenómenos. Descripción del orbe terrestre. Costas marinas
- Bouzas Sierra, Antón. Aportaciones para una reinterpretación astronómica de Santiago de Compostela.
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