Hace algún tiempo, visitando la web de la NASA (no recuerdo cómo llegué ahí…), leí un curioso artículo sobre unos desgraciados astrónomos de la antigua china cuyas obligaciones no supieron cumplir, y tuvieron que pagar con su vida.
Buscando un poco más sobre esa curiosa historia descubrí un relato en el que se entrelaza el infortunio de esos astrónomos con una de las muchas referencias mitológicas a los eclipses solares que existen.
Un día del año 2136 a.C., un dragón hambriento que intentó comer el Sol provocó el terror del emperador de China y de su pueblo. Al principio desapareció un minúsculo trozo de un borde del astro. Luego, una cuarta parte; después, la mitad y, súbitamente, desapareció el Sol entero y sólo quedó un extraño círculo de luz blanca alrededor del negro espacio donde antes estaba el brillante disco.
Se había salvado el Sol, pero el Emperador, cuyo susto se trocó en indignación, ordenó que los Astrónomos Imperiales, Hsi y Ho, que le habían servido mejor en otros tiempos, fuesen decapitados por no haberle avisado anticipadamente de la “llegada del dragón.” Según se cuenta no ejercían sus deberes y se pasaban todo el día borrachos en vez de estar trabajando.
Durante mucho tiempo, posteriores astrónomos sonrieron al leer el anónimo epitafio que ha llegado hasta nosotros:
Aquí yacen los cuerpos de Hsi y Ho,
Cuyo destino, aunque triste, era visible:
Morir por no prever
Un eclipse que era invisible.
En efecto, por entonces se produjo en China un eclipse total de Sol; pero Hsi y Ho, en su calidad de expertos, como bien dice la NASA:
“podían, y tenían que, haberlo predicho”.
Fuente
MULLER, F.MAX; “The Sacred Book of the east”
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