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Roma y la influencia helenística

En un contexto histórico en el que Roma se encontraba enfrascada en una lucha contra el helenizado mundo de Oriente, y contra Cartago en el Occidente, se mostraba particularmente receptiva hacia las influencias culturales foráneas. Paradójicamente, los romanos comprendieron que la aportación de cultural griega era esencial para la creación de una cultura propia, aunque esto no estuvo exento de ciertos conflictos y oposiciones. En este aparente dilema, radicaba la esencia de la grandeza de Roma.

escultura griega roma
El suplicio de Dircé. Copia romana de la época imperial según un original griego del antiguo período helenístico.

Roma y la permeabilidad cultural

La magnificencia que ostentaba Roma en el plano militar y político le permitía desafiar a los enemigos más poderosos. No obstante, también poseía una grandiosidad cultural que evidenciaba su conciencia de la carencia de bases nativas. Fue a partir de esta conciencia que surgió la convicción de que era imperativo acelerar su formación a niveles óptimos, inspirándose en las más exquisitas propuestas culturales provenientes del mundo griego. La apertura del mundo cultural romano al griego es un hecho establecido, aunque en el pasado los críticos no siempre estuvieron dispuestos a reconocerlo.

De hecho, durante mucho tiempo algunos críticos, entre ellos Theodor Mommsen, consideraron la literatura romana desde sus inicios hasta la época Imperial como una serie de productos que reflejaban un supuesto espíritu original romano. Hoy en día sabemos que tal interpretación constituye una deformación de ese período histórico.

Sin embargo, la resistencia de los intelectuales romanos a la apertura cultural extranjera fue muy fuerte por parte de quienes temían que estas pudieran corromper las costumbres propias. Este proceso generó un acalorado debate y también una lucha política dentro del estado romano. Los conservadores, que estaban estrechamente vinculados a los terratenientes, se opusieron férreamente a cualquier cambio y mantuvieron las antiguas relaciones económicas e institucionales. Así, bajo la astuta sucesión y propaganda de Catón el Viejo, y con el orgullo reavivado por las recientes victorias militares, el partido conservador alcanzó un gran éxito en su campaña contra la influencia griega.

 

Los Escipiones, familia prohelénica

En contraposición a los conservadores, la familia Escipión se distinguió por reunir a su alrededor no solo a un grupo de políticos competentes y visionarios, sino también al primer círculo cultural prohelénico. Aunque su reputación se vio comprometida en varias ocasiones por escándalos reales o fabricados, las acusaciones de corrupción y derroche, en su mayoría, fueron resultado de la propaganda orquestada por los sectores más conservadores. Incluso las acusaciones políticas, como la supuesta ambición de instaurar una monarquía al estilo helenístico en Roma, carecían de base real.

Los Escipiones comprendieron mejor que nadie que Roma debía dejar atrás su condición de estado provincial y expandirse por todo el Mediterráneo. Para hacer frente a tal situación, las instituciones romanas no podían endurecerse en las formas de su propia tradición, sino adaptarse y evolucionar para adecuarse a un panorama político-geográfico tan amplio y variado. En este sentido, el programa cultural impulsado por los Escipiones estuvo estrechamente ligado al ámbito político.

Escipión grecia roma
Escipión, por Giovanni Battista Tiepolo

La cultura griega “universal”

La cultura griega fue la única en aquel entonces que había demostrado haber alcanzado una perspectiva universal. Esto se debió en gran medida a la expansión militar de Alejandro Magno, que llevó consigo la influencia de la cultura griega hacia el Oriente Medio. Los romanos, que asumieron el liderazgo del mundo antiguo, tuvieron que lidiar con lo helenístico y para hacerlo, necesitaron desprovincializar ciertos aspectos inciertos de su propia cultura y abrirlos a las sugerencias e intereses que venían del mundo griego. Sin embargo, en algunas ocasiones, los valores de la cultura romana entraron en conflicto con los de la cultura griega. Los romanos dieron una gran importancia, por ejemplo, a la “fides” (la virtud), que se presentó desde los primeros tiempos de Roma en el escenario político y militar de la península itálica como un valor fundamental.

Sestercio de Pompeia Plotina. En el reverso FIDES AVGVST, S C y la personificación de la fides, de pie, sosteniendo espigas y canasta de frutas (c. 112).
Sestercio de Pompeia Plotina. En el reverso FIDES AVGVST, S C y la personificación de la fides, de pie, sosteniendo espigas y canasta de frutas (c. 112).

El riguroso respeto por las leyes del mundo romano no era compartido por parte de los demás estados de su entorno. Por lo tanto, en la jerga política y luego en el lenguaje común, la expresión “fides Punica” o “fides Graeca” se convirtieron en sinónimos de comportamiento ambiguo, desconfianza y traición. Esta situación generó una desconfianza hacia los extranjeros, la cual se fundamentaba en la difícil distinción entre relaciones políticas y culturales. Sin embargo, aunque la separación rigurosa entre ambas esferas se mantuvo en su mayor parte, las invasiones de un campo a otro fueron posibles, dando lugar a la consiguiente superposición de la política y la cultura. La batalla de los conservadores contra la cultura griega no tuvo tanto impacto en el ámbito puramente literario, sino más bien en el pensamiento y la formación cultural de los jóvenes.

La filosofía en Roma

En este contexto, la filosofía se convirtió en objeto de atención especial, ya que contenía la posibilidad de formar discípulos con valores alternativos diferentes a los pocos que constituían el marco de valores de los romanos. Los epicúreos, considerados con cierta incomprensión como portadores de una visión individualista del mundo por excelencia, fueron siempre del agrado de la clase dirigente romana. Mucho antes de que Cicerón diera forma oficial a este ostracismo, en el año 173 a.C. ya habían sido expulsados ​​dos epicúreos de Roma. También causó escándalo en 155 la prédica del académico Carneade, quien negaba el concepto absoluto de justicia e interpretaba el mundo y la historia como el predominio del más fuerte. Por otro lado, los estoicos, cuya visión providencial era compatible con una idea de Roma como centro no solo de poderes sino de valores universales, fueron recibidos de manera diferente.

En este contexto, Publio Terencio Africano, propuso su ideal de “humanitas”, ideal que recibió de la cultura griega. En el corazón del concepto de humanitas no estaban las relaciones interpersonales ni las instituciones, sino el hombre como un solo individuo en todos los aspectos de su personalidad. Los nuevos valores morales e intelectuales se buscarán precisamente en el concepto de humanitas. Justo en el momento en que el concepto de humanitas se afirmaba en Roma también en las diversas formas literarias, el interés se desplazó de la nación a las personalidades individuales, lo que puede captarse fácilmente en géneros narrativos cada vez más orientados a celebrar a los hombres más que a los pueblos.

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Retrato de Terencio, recortado de File:Vaticana, Vat. lat. 3868 (2r)

ArquiteCultura

Una persona normal, historiador y periodista, pero normal a fin de cuentas.
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