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Egipcios contra persas, la batalla de Pelusium

En el año 525 a.C. el faraón Pasmético III tuvo que defenderse de la invasión de la poderosa Persia

La batalla de Pelusium (Bajo Egipto) en 525 aC fue el enfrentamiento decisivo entre el faraón Psamético III y el líder persa Cambises II. El motivo: el rey persa estaba molesto porque el padre de Psamético, Amosis II, le había enviado una “hija falsa” y lo consideró un insulto. Esa fue su excusa para invadir Egipto.

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Vista de las ruinas de Pelusium en la actualidad

Orígenes del conflicto

Cambises había solicitado la hija de Amosis II como concubina, pero el faraón, no deseando esta vida para su hija, envió a la hija del difunto rey Apries. Esta mujer, sintiéndose insultada, le dijo a Cambises su verdadera identidad. Sin embargo, cuando el persa quiso hacerle pagar caro a Amosis su osadía, él había muerto y Psamético, su hijo, joven e inexperto, era ahora el faraón.

Es bueno saber que el grueso guerrero del Egipto de aquella época la formaban hoplitas griegos, pero sería en este reinado cuando comenzaron a dudar si enfrentarse a los poderosos persas por defender a los egipcios era un buen negocio. Los generales y almirantes griegos viendo el poder de Cambises cambiaron de bando apoyando a Persia. Egipto estaba solo.

Los gatos en Egipto

Una de las diosas más populares del antiguo Egipto era Bastet, a menudo representada con cuerpo de una mujer y la cabeza de un gato. Era una diosa del hogar, del amor y la fertilidad. La danza, las mujeres y los secretos eran también su especialidad. Bastet era una diosa benévola, a menos que se sintiera ofendida, y luego se convirtiera en su alter ego Sekhmet, la vengativa; su animal sagrado era el gato. Los gatos eran tan bien considerados en el antiguo Egipto que el castigo por matar a uno podría ser incluso la muerte.

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Estatua de Bastet. Los egipcios consideraban a los gatos como manifestaciones de la diosa Bastet

Heródoto nos deja un par de frases sobre los egipcios y los gatos:

Los egipcios atrapados en un edificio en llamas salvarían a los gatos antes de salvarse a sí mismos o intentar apagar el fuego.

Todos los habitantes de una casa donde un gato ha muerto de muerte natural se afeitan las cejas como una señal de dolor y el gato es momificado con joyas tal como lo sería su dueño.

El ataque a la ciudad

Lo que se cuenta acerca de la estrategia de Cambises para lograr la rápida rendición de la ciudad de Pelusium es seguramente una leyenda, pero resulta curiosa y no muy descabellada. Además, la historia ya se menciona, al menos, desde hace milenios, al menos desde el siglo V a.C.

Cambises II, conociendo la veneración que tenían por los gatos, hizo pintar la imagen de Bastet en los escudos de sus soldados y, además, según escribió Polieno ( sabio macedonio del siglo II) hizo extender ante la primera línea de su ejército —además de gatos—perros, ovejas, ibis y cualquier otro animal que los egipcios apreciasen.

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Cambises en Egipto

Los egipcios de Psamético, viendo a su amada diosa en los escudos de los enemigos, se resistían a luchar. Además, no querían herir a los animales que había ante su enemigo, por si los dioses se pudieran ofender.

El joven faraón salió igualmente de la ciudad con su ejército. No era rival para los persas. El enfrentamiento fue más una carnicería que una batalla. Además de la desventaja numérica y la baja moral —según Ctesias (historiador del siglo V aC.)— muchos soldados egipcios no se atrevían a dañar la imagen de su diosa pintada en los escudos enemigos, con lo que la caída fue peor.

Al ver la derrota cercana, los egipcios y muchos habitantes de la ciudad corrieron a refugiarse en la fortaleza. Entonces Cambises llevó su plan más allá y ordenó arrojar a los felinos sobre las murallas de la ciudad, una especie de guerra psicológica, para hundir aún más a los egipcios. Logró su objetivo, los habitantes de la ciudad huyeron despavoridos viendo en la ofensa a su diosa un signo de mal augurio y no se detuvieron hasta llegar a Menfis.

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Paul Marie Lenoir (francés, 1843-1881), Cambyses at Pelusium – King Cambyse at Siege of Peluse, (1873)

Los resultados de la batalla

50.000 egipcios murieron. Heródoto, años después, en su viaje a Egipto, afirmó haber visto sus huesos aún en la arena; incluso escribió algo acerca de la diferencia entre los cráneos persas y egipcios. Psamético III fue tomado prisionero y Cambises lo trató bastante bien hasta que intentó escapar mediante una revuelta y fue ejecutado. Así terminó la soberanía de Egipto quedando sometido al Imperio Persa durante los siguientes 120 años.

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Cambises II de Persia captura al faraón Psamético III después de su conquista de Egipto. Imagen de un sello persa, del siglo VI a.C.

Fuentes:

Heródoto. La Historia de Heródoto Volumen I, Libro II

Briant, Pierre (2002). De Ciro a Alejandro: Una historia del Imperio Persa

Rawlinson, George (1871) Five Great Monarchies of the Ancient Eastern Worlds


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Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.

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