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9 de febrero de 1588: muerte de Álvaro de Bazán y cómo lo recordaron Cervantes, Góngora y Lope de Vega

El 9 de febrero de 1588 murió Álvaro de Bazán. Descubre su historia y cómo lo recordaron Cervantes, Góngora y Lope de Vega.

El 9 de febrero de 1588, España perdía a uno de sus marinos más ilustres: don Álvaro de Bazán. En el momento de su muerte ostentaba un legado impresionante: I marqués de Santa Cruz, grande de España, señor de las villas del Viso y Valdepeñas, comendador mayor de León y de Villamayor, Alhambra y La Solana en la Orden de Santiago; miembro del Consejo de Felipe II, capitán general del Mar Océano y de las fuerzas de guerra del reino de Portugal. Más allá de sus títulos, llevaba consigo un mérito insólito: jamás fue derrotado en ninguna de las batallas que comandó… de la primera a la última.

muerte Alvaro de Bazán

Álvaro de Bazán murió el 9 de febrero de 1588, y con él se fue uno de los marinos más grandes que haya tenido España. Su figura, forjada en incontables victorias navales y nunca manchada por la derrota, mereció el homenaje de algunos de los más brillantes autores del Siglo de Oro. Entre ellos, Miguel de Cervantes y Lope de Vega —con apenas 26 años cuando el almirante falleció en Lisboa—, quienes compartieron con él no solo la época, sino también la pasión por la espada y la pluma.

Sus gestas lo elevaron a la categoría de leyenda, y esa leyenda se grabó en versos y prosas que han perdurado siglos. Cervantes, que luchó a su lado en Lepanto (junto a su propio hermano), Lope de Vega —que también habría servido bajo sus órdenes— y Luis de Góngora, fueron algunos de los que inmortalizaron su nombre. A través de su literatura, el marqués de Santa Cruz navega aún por la memoria de España.

Veamos cómo lo recordaron.

Lope de Vega en, 1588:

El fiero turco en Lepanto,
en la Tercera el francés,
y en todo mar el inglés,
tuvieron de verme espanto.

Rey servido y patria honrada
dirán mejor quién he sido
por la cruz de mi apellido
y con la cruz de mi espada.

Luis de Góngora, 1588:

No en bronces, que caducan, mortal mano,
Oh católico Sol de los Bazanes
Que ya entre gloriosos capitanes
Eres deidad armada, Marte humano,

Esculpirá tus hechos, sino en vano,
Cuando descubrir quiera tus afanes
Y los bien reportados tafetanes
Del turco, del inglés, del lusitano.

El un mar de tus velas coronado,
De tus remos el otro encanecido,
Tablas serán de cosas tan extrañas.
De la inmortalidad el no cansado
Pincel las logre, y sean tus hazañas
Alma del tiempo, espada del olvido.

Miguel de Cervantes, h1605:

Tomóla la capitana de Nápoles, llamada La Loba, regida por aquel rayo de la guerra, por el padre de los soldados, por aquel venturoso y jamás vencido capitán don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz.

( Capítulo XXXIX del Quijote )

Fernando de Herrera, 1588:

Pongan en tu sepulcro, oh flor de España;

la virtud militar y la victoria

grandes ciudades presas en memoria

y todo el noble mar que a Grecia baña.

Tú solo, tú con tu singular hazaña

ganaste vencedor tan alta gloria;

que las voces se cansan de la historia

que tus ínclitos hechos acompañan

el furor de Otomano quebrantado

será justo despojo que esculpido

en lengua de fama alce tu nombre

con tal blasón, valor nunca domado,

ingenio y arte hacen que vencido

no pueda ser del tiempo un mortal hombre.

Joseph María Calderón de la Barca, 1796

Nombraré algunos de los muchos insignes varones Generales consumados que produjo España en aquellos siglos:

Antonio de Leiva, que de soldado raso llegó a ser Duque y Príncipe, y lo que es más, insigne General;

Pedro Navarro, otro soldado célebre por su entendimiento en instrucción, y por ser el inventor de las minas;

Gonzalo Fernández de Córdoba, a quien con razón llamaron Gran Capitán;

Un Hernán Cortés que con poco más de quinientos hombres, sometió á España un Imperio de mñas de siete mil leguas;

el famoso Duque de Alba que sirvió a Carlos V en Pavía, en Túnez y Alemania, ganó a los protestantes la batalla de Mulberg y conquistó rápidamente el Reino de Portugal.

Un Álvaro de Bazán, Marqués de Santa Cruz, tan celebérrimo en el combate memorable de Lepanto

José Cadalso, 1768

Don Pelayo, libertador de su patria, Don Ramiro, padre de sus vasallos; Peláez de Correa, azote de los moros;

Alonso Pérez de Guzmán, ejemplo de la fidelidad; Cid Ruy Díaz, restaurador de Valencia;

Fernando III conquistador de Sevilla; Gonzalo Fernández de Córdoba, vasallo envidiable; Hernán Cortés, héroe mayor que los de la fábula; Leiva, Pescara y Basto vencedores de Pavía;

y Álvaro de Bazán, favorito de la fortuna.

(Cartas Marruecas)

alvaro bazan

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.

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