En los fatídicos días de julio de 1921, cuatro de los nueve hermanos Aguilar de Mera, residentes en Toledo (José, nacido en 1890, Genaro, nacido en 1894, Leopoldo nacido en 1898 y Antonio, nacido en 1902) estaban destinados en Melilla.
Era poeta, escritor y articulista eventual en “El Telegrama del Rif” y para las revistas peninsulares “Toledo” y “Castilla”, a las que enviaba regularmente sus artículos desde el Norte de África. Leía con asiduidad, especialmente la obra de Cervantes —otro soldado escritor— de la que se decía tenía un profundo conocimiento. Era también un apasionado africanista y formaba parte del “Ateneo Científico, Literario y de Estudios Africanistas” del cual era miembro directivo.
Leopoldo era teniente de Infantería y estaba, en los momentos del desastre de Annual, destinado, junto a su hermano José (también teniente de Infantería), en la IV compañía del II Batallón del Regimiento de Ceriñola ocupando una posición entre Annual y Sidi Dris llamada Talilit.
Al recibir la posición la orden de retirarse hacia Sidi Dris, el intenso fuego enemigo al que sometieron la posición impedía su evacuación. La posición fue asediada y tomada, perdiendo el Regimiento la mitad de sus efectivos. José desapareció durante el asedio y Leopoldo pudo huir hacia Sidi Dris, donde sería alcanzado por una bala enemiga.
El cadáver de Leopoldo fue encontrado días después por el rifeño Dris Ben-Said, un buen amigo del poeta con el que charlaba habitualmente sobre literatura, especialmente sobre “El Quijote”, novela que Ben-Said estaba traduciendo al árabe. Ben-Said era una de las personas mas cultas del Rif, era doctor en derecho por la universidad de Fez.
Seguramente —según lo que se sobreentiende en los diarios de agosto de 1921— salió en busca de su camarada, encontrando el cuerpo sin vida del teniente en las proximidades de Sidi Dris. Le dio sepultura en el interior de la destruida posición y marcó su tumba para que los españoles pudieran encontrarla cuando alcanzaran aquella zona.
Desconozco en qué lugar fue alcanzado Leopoldo pero, sabiendo un poco como es aquella zona, dudo que pudiera llegar a lo alto de la posición. Seguramente fue abatido en la zona baja, con lo que cabe destacar la labor de su amigo musulmán que cargó con él a lo alto de la loma y lo enterró para que nada, ni nadie, profanara su cuerpo.
En 1922 serían publicados como oficialmente de “baja” por el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, en medio de una interminable lista de personal titulada por la prensa como “El desastre de julio”.
En verano de 1923, Dris Ben-Said, mientras colaboraba en la zona de Drius con los zapadores y la Mehala Jalifiana —como conocedor del terreno— recibió un tiro en el abdomen que lo dejó malherido. Toda la prensa nacional, de Melilla a Asturias, estuvo en vilo por su estado. Días después se reuniría con su amigo Leopoldo, seguramente retomarían sus charlas sobre Cervantes…
En 1923, el Ateneo organizó un homenaje para sus miembros desaparecidos, en diciembre de ese año se le celebró el dedicado a Leopoldo.
Sus restos serían recuperados tras las operaciones iniciadas poco después del desastre y que finalizaron en 1925, con el desembarco de Alhucemas. Los cadáveres de los Aguilar de Mera, y del resto de compatriotas, tuvieron que esperar años para poder ser recuperados. Leopoldo y José fueron encontrados en junio de 1926, cinco años después de su muerte. Ahora, los dos descansan juntos en el Panteón de los Héroes de Melilla (fila 1, nicho 5).
Leopoldo Aguilar de Mera, el poeta guerrero que —como se dijo en una revista que publicaba sus versos— “supo escribir su último y más glorioso poema muriendo por la patria“.
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