Más de 200 años después del redescubrimiento de este templo egipcio, un equipo de investigación germano-egipcio ha descubierto los colores originales de un grupo de inscripciones que tienen alrededor de 2.000 años.
Liberados de gruesas capas de polución, los relieves y las inscripciones se pueden admirar nuevamente en sus brillantes colores originales.
El Proyecto
El egiptólogo Christian Leitz, a cargo del equipo de restauración, descubrió también nuevas inscripciones que revelan los nombres de las constelaciones del antiguo Egipto por primera vez. El trabajo de restauración es una cooperación entre el Instituto de Estudios del Antiguo Cercano Oriente (IANES) de la Universidad de Tübingen y el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.
El templo de Jnum
Ubicado en Esna, 60 kilómetros al sur de Luxor, conserva únicamente el vestíbulo (llamado pronaos), pero completo. Con 37 metros de largo, 20 metros de ancho y 15 metros de alto, la estructura de piedra arenisca se colocó frente al edificio del templo bajo el emperador romano Claudio (41-54 d.C.). El techo está sostenido por 24 columnas, los capiteles de las 18 columnas exentas están decorados con diferentes motivos vegetales. “En la arquitectura de los templos egipcios, esto es una excepción absoluta”, dice el egiptólogo de Tubinga Daniel von Recklinghausen.
El trabajo en las elaboradas decoraciones llevó cerca de 200 años. El templo de Jnum, en Esna, es famoso por su techo astronómico y especialmente por las inscripciones jeroglíficas. Se consideran el corpus de texto jeroglífico coherente más reciente conservado y que describe las ideas religiosas de la época y eventos de culto en el propio templo.
Su ubicación en el centro de la ciudad probablemente contribuyó a la conservación del vestíbulo evitando su uso como cantera para materiales de construcción, como ocurría con otros edificios antiguos durante la industrialización de Egipto. De hecho, el templo se había convertido en parte de la ciudad moderna. Se construyeron casas y chozas directamente contra sus muros, en otros lugares sobresalía de una montaña de escombros, como se puede ver en postales del siglo XIX y principios del XX. En la primera mitad del siglo XIX, la sala sirvió temporalmente como almacén de algodón.
Ya en época napoleónica, el pronaos atrajo la atención de los historiadores, ya que se consideraba un ejemplo ideal de la arquitectura de templos del antiguo Egipto.
La verdadera riqueza del templo: Las inscripciones
Las inscripciones, fueron investigadas por el egiptólogo francés Serge Sauneron (1927-1976), quien siguió adelante con la excavación del templo y publicó una recopilación completa de sus inscripciones. Pero Sauneron no podía reconocerlas correctamente bajo las capas de hollín y excrementos de aves.
Ahora se han eliminado esas capas de suciedad y el templo se ve, en parte, como estaba hace unos 2.000 años. Además, ahora ofrece nuevos enfoques para la investigación de la egiptología, según Christian Leitz:
Los jeroglíficos que Sauneron estudió estaban esculpidos de manera muy tosca, los detalles solo se aplicaban cuando se les daba el color. Esto significa que únicamente pudo investigar las versiones “preliminares” de las inscripciones. Sólo ahora tenemos una imagen de la versión final.
Las “nuevas” constelaciones
En el área del techo astronómico, muchas inscripciones no se ejecutaron en relieve, solo se pintaron con tinta. Anteriormente no se detectaban bajo la suciedad y ahora se exponen de manera completa. Aquí se han encontrado los nombres de las constelaciones del antiguo Egipto, que antes eran completamente desconocidos.
Desde 2018, los investigadores de Tübingen han estado trabajando con las autoridades egipcias para descubrir, preservar y documentar estas capas de pintura ocultas. Incluso durante la pandemia de coronavirus, el trabajo está siendo continuado por un equipo egipcio de 15 restauradores y un conservador jefe del Ministerio egipcio.
A intervalos regulares, los resultados se documentan fotográficamente en campañas de recopilación. En la Universidad de Tübingen, los hallazgos se evalúan en términos de contenido y se ponen a disposición del público a través de publicaciones. El proyecto cuenta con el apoyo de la Fundación Gerda Henkel, la Fundación Antiguo Egipto y el Banco Santander.
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