Durante la Nochebuena del año 1734, mientras los miembros de la Corte se encontraban en el Palacio del Pardo, se produjo un violento incendio en Real Alcázar de Madrid, antigua residencia de los Austrias, ubicado justo donde hoy está el Palacio de Oriente.
¿Cómo se produjo el incendio que acabó con el Alcázar de Madrid?
Nadie supo cómo se había producido el incendio en el Alcázar de Madrid, pero aquella antigua mansión de los monarcas españoles que había crecido a lo largo de los siglos —posiblemente desde los tiempos en que Madrid era una “ciudad de frontera” entre Al Andalus y los reinos cristianos del norte— quedó reducida a cenizas y escombros.
El fuego pudo haber tenido su origen en el taller del pintor Jean Ranc ubicado en el Alcázar de Madrid, pintor de la corte de Felipe V. Al menos las hipótesis del momento acabaron por echarle la culpa, el artista, que perdería sus obras inconclusas —como el retrato de la familia real—, fallecería 6 meses después tras una fuerte depresión.
¿Qué ocurrió realmente en el Alcázar de Madrid?
Según escribió Félix de Salabert, el marqués de Torrecillas, la voz de alarma la dio la guardia sobre las 00:15 de la noche. Al ser Nochebuena la gente estaba en sus casas y la alerta tardó en llegar a las calles, los frailes de la congregación de San Gil fueron de los primeros en correr a ayudar hasta las proximidades del Alcázar de Madrid. A pesar de que las campanas tocaron fuego, los madrileños supusieron que se trataban de repiques de misa por la Navidad. El fuego no pudo controlarse y duró 4 días.
¿Qué obras de arte se perdieron o rescataron?
El rescate de las piezas de valor fue un poco desastroso. Por miedo a que la gente que iba llegando pudiera robar algo las puertas del Alcázar de Madrid no fueron abiertas, teniendo que arrojar la mayoría de las cosas por la ventana. Muchos objetos de plata y metales acabaron fundidos, quedando concrecionados en el suelo junto a fragmentos de piedras preciosas de los mismos objetos destruidos.
Tampoco se le prestó especial atención a las obras pictóricas que colgaban de las paredes de la vieja residencia de los Austria, antiquísimos tapices, obras de Rubens, Tiziano y Velázquez —entre otros— se perdieron. A punto estuvieron de desaparecer “Las Meninas” pero salió a tiempo por una ventana —en el incidente se dañó la “mejilla” de la infanta Margarita, pero se restauró poco después— no tuvo tanta suerte “La expulsión de los moriscos” pintada también por el sevillano.
Hay que señalar que —curiosamente— una buena parte de las colecciones pictóricas había salido pocos días antes del incendio del Alcázar de Madrid rumbo al Palacio del Buen Retiro. Según se cuenta, para protegerlas de las remodelaciones interiores que se estaban realizando en el Real Alcázar de Madrid.
Un nuevo Palacio Real para Madrid
Felipe V ordenó construir un nuevo palacio encomendando su diseño al turinés Filippo Juvara, aunque este arquitecto dibujó un proyecto descomunal proponiendo una nueva ubicación para el mismo.
Existen numerosas historias y leyendas relacionadas con el rey y este arquitecto. Se cuenta que el proyecto, inviable para ubicación del antiguo Alcázar y a sabiendas que no podría construirse allí, fue guardado como un secreto de estado por miedo a que aquel grandioso diseño fuera a parar a otro rey europeo. Pero no contento con eso hizo que apresaran a Juvara y le arrancaran los ojos, para que no pudiera repetir sobre el papel aquel flamante palacio.
Pero ahí no acabó la cosa. También le fue cortada la lengua para que no pudiera contar nada, luego ordenaron cortar sus manos y, poco después, le amputaron los pies, todo por la paranoia de Felipe V. Finalmente, el rey se apiadó del pobre italiano y le cortó la cabeza para que no siguiera sufriendo. ¿Realidad o leyenda? Una historia negra que acompaña al nuevo palacio.
Al morir Juvara, su discípulo Juan Bautista Sachetti adaptó los planos de su maestro al antiguo solar del Alcázar de Madrid. En la construcción del nuevo palacio participarían otros grandes arquitectos como Ventura Rodríguez o Francesco Sabatini, que sería el encargado de finalizar la obra, casi 30 años después del inicio de las obras.
El 7 de enero de 1737 comenzaron a la demolición de los restos del Alcázar, algunos muros que quedaban en pie y el desescombro total del espacio.
Cuatro años después la primera piedra se puso en la fachada del Mediodía (el 7 de abril de 1738) bendiciéndola el Arzobispo de Tiro e introduciendo en ella el Mayordomo del monarca, el Marqués de Villena en nombre del Rey, una caja de plomo con monedas de oro, plata y cobre fabricadas en los dos hemisferios (en la España peninsular y en algunas cecas de Indias).
En aquella piedra, que según los cronistas era de granito, habían grabado una especie de resumen histórico, que decía lo siguiente:
Aedes Maurorum quas Henricus IV composuit.
Carolus V amplificari.
Philipus III ornavit.
Ignis consumpsit octavo kalendas Januarii Anno MDCCXXXIV.
Tandem, Philipus V spectandas restituil aeternitate. Anno MDCCXXXVIII
Carlos III, en 1764, sería el primer monarca en habitar de forma continua el palacio y Alfonso XIII el último, aunque Manuel Azaña, como presidente de la II República Española, sería el último Jefe de Estado en ocupar sus estancias como vivienda habitual.
