El virtuosismo de la luz en la pintura de Sorolla deja cada año extasiados a los visitantes del museo que lleva su nombre. Para entender su obra, quizás debemos conocer un poco el contexto vivencial del pintor. Como resultado, hemos recopilado un resumen de datos de su vida y obra con particular interés para entender su pintura antes de la visita a salas.
1 Su vivienda es ahora un museo
El Museo Sorolla conserva una de las colecciones más completas del mundo. Esta colección se alberga en la vivienda madrileña del pintor valenciano Joaquín Sorolla Y Bastida. El palacete, que sirvió de hogar y taller para el artista, fue construido en 1911 por el arquitecto Enrique María Repullés y Vargas.
Sorolla, se inspiró tras una estancia en Sevilla, para el diseño del jardín, así como para la construcción de la fachada. En 1931 su esposa donó la vivienda al Estado. Tras ser acondicionada como museo, fue abierta al público. A partir de entonces, la colección ha ido en aumento mediante compras.
2 Fue ayudante de fotógrafo
Joaquín Sorolla nació en Santa Catalina, Valencia. Huérfano a los dos años de edad junto a su hermana Concha es criado por sus tíos, Isabel Bastida y José Piqueres. En el Instituto de Segunda Enseñanza el director, quien ve en él un talento artístico, le recomienda asistir a las clases de dibujo del escultor Cayetano Capuz en la Escuela de Artesanos.
En 1878 ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, donde descubre la pintura de Velázquez y se acostumbra a pintar del natural. Además, en este momento, conoce al también estudiante Juan Antonio García del Castillo quien le presenta a su padre, el fotógrafo Antonio García. Sorolla trabajará como ayudante para él iluminando y retocando fotografías.
Antonio García Peris también se formó en Bellas Artes. Tras la apertura de su estudio de fotografía ganó tal prestigio que le reportó una considerable fortuna. La relación de Sorolla con Antonio García se afianzó hasta acogerlo en su casa, fue amigo y mentor del pintor. Más tarde, se convertirían en familia, al casarse el artista con su hija Clotilde.
Gracias a esta amistad, Sorolla conoce el ambiente artístico de la época consiguiendo cierto reconocimiento. Su trabajo en el estudio de fotografía lo influirá claramente en el posterior tratamiento de la luz y el color en su pintura. Todo en la vida tiene un porqué.
3 Rebelde académico en Roma
Con solo 21 años consigue una pensión por oposición de la Comisión Provincial de Valencia para estudiar durante cuatro años en la Real Academia de España en Roma. Recibe 3000 pesetas al año a cambio del envío periódico de los preceptos reglamentarios de la pensión. Sus envíos nada tienen que ver con lo esperado de un artista pensionado y definen su trabajo como “poco serio”.
Por aquel entonces, el gusto popular aclama la línea académica oficial. Sorolla, fiel a su instinto creativo, sigue disfrutando del dibujo fugaz, la expresividad de lo natural y el color.
En reiteradas ocasiones se le advierte del deber de entregar el trabajo a tiempo en las pautadas líneas establecidas. Sin embargo, el artista, disfruta de su estancia conociendo Italia y marcando su propio ritmo en las entregas. Durante esta etapa, se empapa del ambiente artístico de Roma, estudia a Rafael y Miguel Ángel y establece importantes amistades con pintores españoles pensionados en Roma, incluyendo docentes de la Academia.
Gracias al pintor alicantino Francisco Jover y Casanova, quien hace de marchante, realiza obras para el mercado hispanoamericano que le generan unos ingresos extra. Aparte, vende sus estudios y apuntes a comerciantes locales. Con su amigo y pintor Pedro Gil Moreno de Mora, viaja a París y conoce de primera mano las tendencias artísticas de la época, identificándose, con el naturalismo moderno.
4 Se aisló en Asís
Debido a una serie de rechazos por parte de la crítica en sus últimas participaciones expositivas se refugia en Asís para perfeccionar el dibujo. En la vida de todo artista se constatan altos y bajos como el caso de Sorolla. En Asís coincide con el artista Emilio Sala cuya influencia se refleja en el último envío que hace de su trabajo como pensionado “El Padre Jofre protegiendo a un loco” que le vale la prórroga de la Academia por un año más en Roma.
5 Su mujer Clotilde fue su contable
Sorolla regresa a España para casarse con Clotilde. Fruto del matrimonio nacen tres hijos: María, Joaquín y Elena. Clotilde toma el rol de administradora de la empresa de su esposo y comienza una carrera de éxitos, reconocimientos y premios así como de importantes encargos. Trabaja el realismo social y el costumbrismo, retratos de personas ilustres, miembros de su familia, la realeza y la aristocracia. Participa en exposiciones nacionales e internacionales y su fama se extiende por Europa.
6 Experimentó técnicas fauvistas
De 1904 a 1911 la obra de Sorolla consigue consagrarse en Europa y América. En esta etapa destaca su deseo de autosuperación, el dominio de la luz, su pasión por el Mediterráneo y el realismo.
En la playa El Cabañal, en Valencia, prepara sus cuadros para la exposición de Londres. Experimenta con técnicas fauvistas prescindiendo del dibujo y usando colores vivos y planos. Esta exposición no obtiene una buena acogida por parte de la sociedad inglesa.
Más tarde, en Nueva York, continuará realizando interesantes gouaches con manchas estilo fauvista que recogen escenas de la ciudad y de la Gran Manzana.
7 Su obra maestra se encuentra en la Hispanic Society of America
Pese a la fría acogida londinense, ahí conocerá a Archer Milton Huntington, arqueólogo, bibliófilo, filántropo, hispanista y poeta estadounidense fundador de la Hispanic Society of America.
Huntington fue el heredero de una de las más grandes fortunas estadounidenses. Desde joven siente interés por todo lo hispánico. Con la aprobación de sus padres, se dedicó a viajar y a hacer realidad su ilusión: crear un museo con las obras que iba adquiriendo en sus viajes.
Archer Milton invita a Sorolla a exponer en Nueva York. Más tarde, le encargará la decoración de la sala principal de la Hispanic Society. Sorolla considera este proyecto como su obra maestra e invierte en él 8 años de arduo trabajo. Este encargo consta de 14 paneles donde se reflejan las costumbres españolas. Dedica cinco paneles a Andalucía y dos a Valencia pero Asturias, Murcia, Baleares y Canarias no están representadas.
8 Siempre viajando
Aunque Joaquín Sorolla es más conocido por sus pinturas mediterráneas, fue un gran paisajista.
Viaja por España para conocer la etnografía ibérica, tomar apuntes del natural y captar la luz del paisaje. En conclusión, muchos de los viajes que realizó por el país eran necesarios para completar su contrato con Huntington. Otras veces lo hará por motivos de la delicada salud de su hija María, a quien recomiendan cambiar de aires. También viaja al extranjero para conocer las nuevas tendencias artísticas y descubre la pintura nórdica que le lleva a potenciar el luminismo en su obra y se acerca al postimpresionismo.
9 Una obra muy difícil de clasificar
Una vez que se instala con su familia en Madrid el pintor tiene las ideas claras. No quiere ajustarse a patrones impuestos, ni amoldarse a formas que no le son propias. Su pintura es única, inclasificable y denota su capacidad natural para captar la luz y la belleza en temas naturalistas. Sorolla dedica su vida a perfeccionar su estilo. Se trata de una técnica personal e impecable que algunos autores han tratado de encasillar en la corriente realista europea.
10 Se dice que era zurdo y se pasó sus últimos años sin poder pintar
Tras finalizar el trabajo para Huntington se centra en las clases como profesor. Se dedica a enseñar a sus discípulos la técnica de paisaje, colorido y composición en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Junto a ellos recorre las playas del mediterráneo de las que data su obra más tardía.
En 1920 pintará los últimos retratos de personas ilustres para la Hispanic Society of America . Sufre un ataque de hemiplejía quedando paralítico del lado izquierdo. Este hecho, debido a que se dice que el pintor Sorolla era zurdo ( sin constatar), le impidió volver a pintar hasta su muerte en 1923.
Sorolla, sentía miedo y el presentimiento de la parálisis pues, años antes, había padecido un amago. Su amigo, el escritor Ramón Pérez de Ayala, dejó testimonio escrito de este suceso:
Una fina y templada mañana madrileña del mes de julio, en su jardín, Sorolla pintaba el retrato de mi mujer, observándole yo, a su lado. Éramos los tres solos, bajo una pérgola enramada. Levantóse una vez y se encaminó hacia su estudio. Subiendo los escalones, cayó. Acudimos mi mujer y yo en su ayuda, juzgando que había tropezado. Le pusimos en pie, pero no podía sostenerse. La mitad izquierda del rostro se le contenía en un gesto inmóvil, un gesto aniñado y compungido, que inspiraba dolor, piedad, ternura. Comprendimos la dramática verdad; la cuerda, extremadamente tirante, se había quebrado […]”
Fuentes
Pantorbar, Berardino de., La vida y obra de Joaquín Sorolla, 1970, Editorial Extensa.
VV.AA, Catalogo de la muestra: Sorolla y sus contemporáneos, 2008, Museo Nacional de Bellas Artes, Fundación Caixa Galicia.
VV.AA, La luz en la pintura, 1998, editorial Carroggio-3.
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