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Cuando los marinos casi tiran a Colón por la borda

El primer viaje de Colón estuvo a punto de fracasar por causa de un motín a bordo

La tripulación de las famosas tres carabelas estuvo realmente cerca de un motín el 10 de octubre de 1492, como se puede observar en los escritos del propio Colón, y de Gonzalo Fernández de Oviedo, que fue buen amigo de los hijos del Almirante, y también de Vicente Yáñez Pinzón (uno de los capitanes de la expedición junto con su hermano Martín Alonso).

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posible retrato de Colón en el Libro de Privilegios de 1502 (Códice de Génova)

Si solo consideramos la anotación del registro de Colón el 10 de octubre, la situación no parecía tan grave. Nótese que Bartolomé de las Casas, al copiar el diario de Colón a veces pasa a tercera persona lo que normalmente Colón escribiría en primera persona. Veamos:

Navegó al Oessudoeste. Anduvieron a diez millas por hora y a ratos doce y algún rato a siete, y entre día y noche cincuenta y nueve leguas. Contó a la gente cuarenta y cuatro leguas no más.

Aquí la gente ya no lo podía sufrir: quejábase del largo viaje. Pero el Almirante los esforzó lo mejor que pudo, dándoles buena esperanza de los provechos que podrían haber.

Y añadía que por demás era quejarse, pues que él había venido a las Indias, y que así lo había de proseguir hasta hallarlas con la ayuda de Nuestro Señor.

Esto solo indica que la moral era muy baja, pero no que la gente estuviera cerca de un motín.

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Tenemos que ir al 14 de febrero de 1493 para tener una idea sólida de cuán grave era la situación:

Y que como antes hubiese puesto su fin y enderezado todo su negocio a Dios y le había oído y dado todo lo que le había pedido, debía creer que le daría cumplimiento de lo comenzado y le llevaría en salvamento.

Mayormente que, pues le había librado a la ida, cuando tenía mayor razón de temer de los trabajos que tenía con los marineros y gente que llevaba, los cuales todos a una voz estaban determinados de se volver y alzarse contra él haciendo protestaciones

Esas protestas están mucho más detalladas en la “Historia general e natural de las Indias” de Gonzalo Fernández de Oviedo, libro II, capítulo V.

Oviedo, conocía a Vicente Pinzón, y a muchas más personas que habían ido a las Indias en el primer viaje, y para su Historia General reunió cuantos testimonios pudo, siendo la mayoría relativamente cercanos en el tiempo como para tener recuerdos vívidos.

 

No olvidemos que Vicente Pinzón murió en 1514, por lo que Oviedo debe haberlo conocido en algún momento del período 1505-1508, unos 12-15 años después del viaje, que fue algo memorable. Cito a Oviedo:

Y anduvo muchos días por el grande mar Océano, hasta tanto que ya los que con él iban comenzaron a desmayar y quisieran dar la vuelta. Y temiendo de su camino murmuraban de la ciencia de Colom y de su atrevimiento y amotinábase la gente y los capitanes porque cada ora crecía el temor en ellos y menguaba la esperanza de ver la tierra que buscaban.

De forma que desvergonzadamente y público le dijeron que los había engañado y los llevaba perdidos, y que el rey y la reina habían hecho mal y usado con ellos de mucha crueldad en fiar de un hombre semejante y dar crédito a un extranjero que no sabía lo que decía.

Y llegó la cosa a tanto que le certificaron que si no se tornaba, le harían volver a mal de su grado o le echarían en la mar.

La intervención de los hermanos Pinzón, que eran marinos muy respetados de la región de donde provenían las dotaciones, fue vital para que Colón no acabase pasado por la quilla o tirado al mar con una piedra a los pies. El Almirante tuvo alguna intervención, diciendo que él estaba allí con ellos, mostrando su compromiso con la empresa, pues de no creer en ella no se había embarcado.

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detalle del Mapa de Juan de la Cosa: “Guanahani” (Museo Naval de Madrid)

Sin embargo, como muchas quejas vinieron del hecho de que Colón era un extranjero con una experiencia desconocida para la gente de mar de Palos y Moguer, el hecho de que Martín Pinzón (un capitán veterano de buen nombre) y Vicente Pinzón (todavía joven pero con un impresionante historial en la mar, incluidos varios actos de piratería a una edad muy joven), lo avaló y ayudó a calmar la situación.

Como quien dice, a Cristóbal Colón se le apareció la virgen después de aquello. La noche del día 11, el siguiente al conato de motín, Rodrigo de Triana avistaría tierra, dando grandes voces diciendo: ¡Lumbre, tierra!;.

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Alba de América (12 de octubre de 1492) (1856) – Brugada, Antonio de, 1804-1863 (Museo Naval de Madrid)

Lamentablemente, Colón, junto con Escobedo, secretario y repostero de estrados de los Reyes Católicos, levantó acta conforme él había avistado tierra con anterioridad pero que no había dado aviso público, quedándose con la recompensa de 10.000 maravedís y un jubón de seda que le habrían correspondido al marino lepero.

Rodrigo de Triana, por circunstancias personales tal vez incluyendo el odio a Colón, pasó a África, renegó de la fe, y se hizo pirata, según le refirieron Vicente Yáñez Pinzón y Hernán Pérez Mateos a Gonzalo de Oviedo, pero eso es otra historia para otro día.

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