León Trotski (también escrito Trotsky en caracteres latinos), fue uno de los principales impulsores de la revolución rusa de octubre de 1917, murió tras recibir una herida mortal en la cabeza infligida por el español Ramón Mercader enviado por su enemigo, Iósif Stalin en Ciudad de México el 21 de agosto de 1940.
Traemos aquí un breve compendio de cosas que hay que saber para conocer a uno de los teóricos de la “revolución permanente”.
“Trotski” era el apellido de su carcelero
Nació un 7 de noviembre de 1879 en Yánovka, Ucrania, entonces parte del Imperio Ruso, dentro de una acomodada familia judía.
Lev (León, en ruso) Davidovich Bronstein comenzó sus andanzas revolucionarias cuando estudiaba en Odessa, lo que le valió ser arrestado, trasladado 6 meses a Moscú y posteriormente deportado a Siberia.
Dejando atrás a su esposa e hijos (tenía dos), se fugó de Siberia en 1902 refugiándose en Londres con un pasaporte falso a nombre de Trotski, el apellido de uno de sus antiguos carceleros de sus tiempos de estudiante de derecho en Odessa. Conoce en la capital británica a otro exiliado, Vladimir Ilich Oulianov, conocido como Lenin, también un marxista, aunque con diferentes ideales. Juntos liderarían la revolución de octubre de 1917.
Fundó el Ejército Rojo
En los años que siguieron a la revolución de 1917, mientras la guerra civil se desataba entre los rusos “rojos” y los “blancos”, Trotski, que se había convertido en «comisario del pueblo para la Guerra» (1918-25), creó y organizó el Ejército Rojo a partir de la “Guardia Roja”, una especie de milicia con soldados y obreros armados liderados por suboficiales que actuaban como brazo armado del bolchevismo. Este hecho fue crucial para la supervivencia del primer Estado comunista de la historia.
El Ejército Rojo fue ideológicamente adoctrinado desde el primer día, pues se consideró esencial que la nueva fuerza militar estuviera identificada políticamente con el régimen bolchevique.
Al asumir la Comisaría de Defensa, los bolcheviques apenas contaban con fuerzas armadas, dos años y medio más tarde, el Ejército Rojo contaba con 5 millones de hombres en sus filas. Trotski moviliza a las tropas viajando miles de kilómetros en un tren blindado por el inmenso país, utilizando su talento como orador para inspirar a las tropas.
¿De dónde salieron los mandos del nuevo ejército?
Trotski decidió que era indispensable proporcionar oficiales al nuevo ejército y por eso permitió que los ex oficiales y suboficiales del Ejército Imperial Ruso se unieran, ya que resultaba urgente contar con personal experimentado en el mando y conocedor de tácticas de combate.
Muchos de los oficiales de alto rango, que habían servido al Zar, ocupaban cargos de «especialista militar» o de «asesores técnicos» y su lealtad al nuevo régimen comunista resultaba, por lo pronto, dudosa. Para estos casos, Trotski no dudó en amenazarlos con la deportación o con penas de muerte en caso de descubrir alguna traición, para lo cual se instruyó a la recién creada Checa con el fin de emplear, si fuera necesario, como rehenes a los familiares de estos «asesores».
Potenció la idea de “Revolución permanente”
Mientras Stalin quería establecer “el socialismo en un solo país” , Trotski abogaba por la “revolución permanente y mundial”.
La revolución permanente es una teoría acuñada por Marx y Engels hacia 1850, pero será Trotski quién la lleve al extremo. En su obra, León Trotski, define la revolución permanente a través de 14 tesis fundamentales, de las que dejamos aquí algunos fragmentos por no extendernos:
1._Todo marxista debe prestar la mayor atención a la teoría de la revolución permanente por la creciente conexión entre lo interno y la revolución internacional.
2. Solo a través de la dictadura del proletariado los países con un capitalismo atrasado pueden resolver íntegra y efectivamente sus fines democráticos y de emancipación nacional.
3. El campesinado, que suelen constituir la mayoría de la población en países atrasados, debe aliarse con el proletariado (…) Además, esta alianza campesino-proletaria debe luchar contra la influencia burguesa.
4. La realización de la alianza campesino-proletaria solo es concebible (…) bajo la dictadura del proletariado.
5. Por más destacado que sea el papel revolucionario del campesinado, su lucha no debe ser aislada ni mucho menos dirigente de las clases dominadas.
6. (…) no cabe la posibilidad de una dictadura democrática de los obreros y campesinos, sino una dictadura del proletariado.
7. La defensa de la consigna de la dictadura democrática del proletariado y de los campesinos resulta reaccionaria debido a que se opone a la dictadura del proletariado. (…)
8. Al triunfar la dictadura del proletariado (…), la revolución democrática se convierte inmediatamente en socialista, transformándose de esa manera en permanente.
9. La conquista del poder por parte del proletariado no el fin de la revolución sino su inicio. (…)
10. (…) la revolución socialista empieza en lo nacional, se desarrolla en lo internacional y debe alcanzar el grado mundial. Así, la revolución socialista se vuelve permanente (…) «solo se consuma con la victoria definitiva de la nueva sociedad en todo el planeta».
11. (…) el mercado mundial creado por el capitalismo establece las condiciones para preparar la economía mundial en su totalidad para la transformación socialista. Sin embargo, se reconoce que los ritmos pueden ser distintos a su escala y desarrollos correspondientes.
12. La ruptura con la posición internacional conduce al «mesianismo nacional», lo cual dificulta el establecimiento y desarrollo del socialismo por parte de un país poco desarrollado.
13. La teoría del socialismo en un solo país no solo separa la revolución democrática de la socialista, sino que también divorcia la revolución nacional de la internacional.
14. El programa del socialismo en un solo país «es ecléctico hasta la médula», con lo cual se desvía de las ideas fundamentales de Marx y Lenin.
(* Puedes leer las tesis completas AQUÍ)
Pasó gran parte de su vida exiliado
Trotski vivió en diferentes países durante sus exilios. Después de Londres, se afinca en Munich y luego en Ginebra, con su nueva pareja Natalia Sedova, a la que había conocido en París.
Regresó a Rusia en 1905 durante la primera revolución, tomó la cabeza del Soviet de San Petersburgo, pero fue nuevamente arrestado y condenado a cadena perpetua en Siberia.
Volvió a escaparse y su segundo exilio lo llevó a Viena, Zurich, París y luego a Estados Unidos, desde donde se unió a la Revolución Rusa en 1917.
Tras la muerte de Lenin en 1924, fue apartado del poder por Stalin y expulsado de la Unión Soviética en 1929. Pasó por la isla de Büyükada (Turquía), Francia (1933) y Noruega (1935). En 1936 se le concede asilo político en México, gracias a la intermediación del pintor Diego Rivera.
Trotski no cejó nunca en su lucha revolucionaria, que canalizó desde sus diferentes residencias en el exilio, plasmando sus ideas en obras como La revolución permanente, 1930; o la Historia de la Revolución Rusa, 1932.
Sufrió varios atentados, uno de ellos acabó con su vida
Cuando Trotski se refugió en México las grandes purgas estalinistas ya habían comenzado, incluso ya llevaban años persiguiendo a toda su familia residente en suelo ruso. El 24 de mayo de 1940 salió ileso de un intento de asesinato, cuando un comando de veinte hombres armados ametralló su habitación en la casa en México donde vivía con su esposa Natalia y su nieto, Esteban Bolkow.
Stalin había dado la orden de asesinarlo y, el agente de la Kótov, utilizó a dos comunistas españoles, Caridad Mercader y Ramón Mercader (madre e hijo), para ejecutar la orden. Mercader se había trasladado a Nueva York y de allí a México con el pasaporte de un brigadista canadiense fallecido, Frank Jackson, en septiembre de 1939.
Meses después, en la noche del 20 de agosto, el español Ramón Mercader, agente comunista que había logrado ganarse la confianza de Trotski, fue recibido en su casa con el pretexto de que corrigiera un artículo. Mientras Trotski, estaba sentado en su escritorio, sumergido en su lectura, Mercader saca un piolet que tenía escondido bajo su impermeable asestándole un golpe mortal en la cabeza. León Trotski murió al día siguiente en un hospital de la capital mexicana.
