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Las decisiones de los héroes modernos y la literatura como consejera

La suerte está echada

Hace algún tiempo, mientras me encontraba promocionando mi libro «El Siglo de Acero» en la Feria del Libro de Ferrol, recibí una grata visita. Era un antiguo profesor de mi instituto, en concreto mi profesor de Cultura Clásica, materia que me encantaba y hacía delirar con las proezas de los héroes griegos.

Mi antiguo profesor y yo hablamos un rato, le firmé el libro y, en seguida, me convenció para meterme en uno de esos jardines complicados pero que tanto me gustan. Accedí a ir a mi antiguo instituto para dar una charla a doscientos alumnos de bachillerato de entre 15 y 18 años, y hablarles sobre la importancia del hábito de la lectura.

Al llegar a casa, mi espíritu romántico y dado a la exageración comenzó a sentirse abrumado por la responsabilidad, pues no es un público fácil. Y me aterroricé pensando en hacer el ridículo frente a todos esos chavales y chavalas aburridos, mirándome con desgana a la vez que ojean el Instagram por debajo del pupitre. Me fui a la cama, desasosegado, pero lo que soñé me dio la respuesta.

Me encontré en medio de una mañana de enero del año 49 a.c., en una tienda de campaña color escarlata, frente a un Julio César victorioso pero devorado por la incertidumbre, pues en breves momentos debía tomar una decisión que cambiaría la Historia. Cruzar aquel pequeño río del norte de la península itálica llamado Rubicón significaba declarar la guerra al senado y sumir Roma en una lucha civil.
César se pasaba la mano por su pelo corto y escaso, el perfil ansioso escrutaba las caprichosas llamitas que bailaban en la estufa de cobre. Recordaba a otros que, antes que él, estuvieron en la misma situación. El Gran Alejandro, cuando decidió que no le bastaba con derrotar a Darío y entrar en Babilonia, y quiso seguir hacia el Este y enseñorear el mundo. Después el belicoso Aníbal, quien se reunió en una tienda de campaña muy similar con sus hermanos y generales, para debatir cómo llevar 50.000 hombres y casi 40 elefantes a través de los Alpes hasta las puertas de Roma. Al final lo hizo, aun sabiendo que sólo llegarían la mitad; pero lo naturaleza se encargaría de seleccionar a los más fuertes. Eran otros tiempos y otros hombres.

Las huestes de Aníbal cruzando los Alpes. Angus McBride
Las huestes de Aníbal cruzando los Alpes. Angus McBride

Pero no sólo fueron los grandes generales los que vieron en esa línea de no retorno. Entre las brumas confusas del sueño también alcancé a ver a Servilia, la madre de Bruto y amante de César, a quien el destino había puesto contra la espada y la pared. Ya había perdido a Catón, su hermano, el cual prefirió la muerte al perdón tras ser derrotado por César. Se había enterado de que existía una conjura para asesinar a César,  y sabía que si ésta tenía éxito, perdería al único hombre que había amado; en cambio si la conjura fracasaba, perdería probablemente a Bruto, su hijo, que era uno de los conjurados. Entonces… ¿Qué hacer? ¿Qué partido tomar?

Servilia - por Colleen Mcullough
Servilia – por Colleen Mcullough

Me desperté decidido. Ya sabía por dónde quería llevar la charla a los alumnos del instituto. Todos nosotros, a lo largo de nuestra vida, al igual que los héroes y personajes literarios que nos acompañan entre las páginas de los libros, nos vemos una vez, o muchas, cruzando el Rubicón. Todos hemos vivido una situación así, ese movimiento arriesgado en el tablero de ajedrez que puede hacernos ganar o perderlo todo. En la vida sentimental, laboral…  Siempre existirá un Rubicón que nos separe de nuestra zona de confort, el cual nos dé miedo cruzar.

Por eso la literatura es tan valiosa. Nos llena de experiencias previas que nos prepararán para afrontar decisiones difíciles. Acordarnos de D’Artagnan nos ayudará a no pecar de pardillos si nos mudamos a una gran ciudad, a no perder la espada y el dinero a la primera de cambio. Sabremos reconocer a un cardenal Richelieu cuando lo veamos, posiblemente en el traje de un jefazo que se quiere aprovechar de sus empleados. Pensaremos en la buena Servilia cuando tengamos que elegir si hablar o callar en un determinado momento, para no herir a un ser querido. En Ulises venciendo con ingenio donde no puede vencer la fuerza. En no caer víctimas de la propia vanidad como Dorian Grey…

Es importante ver a un libro como un amigo desde niños
Es importante ver a un libro como un amigo desde niños

En definitiva, les diré que la Literatura es un amigo fiel y silencioso que nos envuelve y nos protege; que muchas veces guía nuestros pasos en los caminos oscuros, y que, pese a que no nos da todas las llaves y respuestas, nos ayuda a saber, al menos en gran medida, la semilla que se esconde en nuestros actos, y a poder predecir, con cierta seguridad, el resultado de esos dados invisibles con los que juega la vida.

_Héctor J. Castro

Nacido en Ferrol, profesor de lengua inglesa y novelista. Su pasión por la Historia lo ha llevado también al modelismo de escenas bélicas, en el que ha conseguido varios premios de pintura y escenografía. En 2016 publicó el primer volumen de su trilogía El Siglo de Acero.
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