La coronación imperial de Carlomagno es un evento que marca un hito en la historia de la Edad Media europea, y es de gran importancia para entender cómo se desarrolló esta época.
El 25 de diciembre de 800, el Papa León III coronó al rey franco Carlomagno como emperador en la Basílica de San Pedro en Roma. Este momento histórico fue el resultado de un proceso que se inició con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476. Desde entonces, los papas habían estado contemplando la restauración del Imperio y, por sus conquistas y prestigio, el soberano carolingio era el candidato ideal para llevar a cabo este proyecto.
La idea de una restauración imperial no desapareció con la caída del Imperio Romano. A finales del siglo VIII, esta idea comenzó a imponerse, sobre todo bajo el impulso de eruditos como Alcuino. Estos estudiosos percibían la grandeza del Imperio a través de los textos clásicos y se fueron conquistando gradualmente por el deseo de una restauración imperial en torno a Carlomagno. A sus ojos, el nuevo Imperio Romano sólo podía ser cristiano. La concibieron como un cuerpo político destinado a defender a la Iglesia en Occidente.
La elección de Carlomagno como emperador se impuso en casi toda Europa por diversas razones. Hacia el año 800, Carlomagno se encontraba a la cabeza de un territorio que incluía gran parte de la Europa occidental cristiana. También gozaba de gran prestigio y luchaba contra los enemigos de su fe. Así, el Papa no tardó en percibirlo como un aliado esencial.
La coronación se llevó a cabo en la basílica de San Pedro el 25 de diciembre de 800. La ceremonia incluía tres puntos destacados:
- León III colocaba la corona imperial sobre la cabeza de Carlomagno
- la asamblea aclamaba al nuevo emperador, y
- el Papa se postraba ante Carlomagno.
A pesar de la coronación, la dualidad entre el Papa y el emperador fue fuente de muchos conflictos durante varios siglos. Es interesante notar que, aunque los romanos habían estado esperando un líder durante siglosy, por lo tanto, dieron la bienvenida al evento, Carlomagno abandonó Roma en favor de la de Aquisgrán. Parecía menos apegado a Roma que al cristianismo y quería ser garante de la paz entre los pueblos cristianos sujetos a su poder temporal y espiritual y no un nuevo César de Roma.
Por otro lado, en Constantinopla, la ascensión de un bárbaro al trono imperial no fue bien recibida. Para los griegos, Bizancio seguía siendo el único heredero del Imperio Romano. La relación entre las dos potencias no mejoró hasta el año 812, cuando una embajada griega reconoció el título de emperador de Carlomagno, pero con la condición de que restara “de los romanos” de este título.
Durante varios siglos, los papas y los emperadores se enfrentaron regularmente para asegurar la preeminencia de uno sobre el otro. Hubo excomuniones de Federico II, disputas de nominación y saqueo de Roma por Carlos V, entre otras cosas. Incluso Napoleón Bonaparte, al coronarse, tuvo que enfrentarse a un Papa que se había convertido en un mero espectador. La coronación de Carlomagno tuvo importantes consecuencias en la Edad Media. Durante varios siglos, papas y emperadores se opusieron regularmente para asegurar la preeminencia de uno sobre el otro. A pesar de esto, la coronación de Carlomagno sentó las bases de un nuevo periodo en la historia europea. Si te interesa profundizar en este tema, te recomendamos ampliar tus conocimientos con los siguientes libros:
