
Un equipo arqueológico descubre en el yacimiento de A Cibdá de Armea (Ourense) un fósil marino prehistórico modificado durante época romana, probablemente con fines rituales o de protección personal.

Armea (Ourense), agosto de 2025 — Un hallazgo singular ha revelado la reutilización simbólica de un fósil prehistórico por parte de una familia romana del noroeste peninsular. En el enclave arqueológico de A Cibdá de Armea (Ourense), los investigadores han documentado un fósil del trilobites Colpocoryphe sp., procedente de yacimientos del centro de la Península, que fue pulido intencionalmente entre los siglos I y III d.C. para su uso como amuleto o adorno.
Un fósil modificado por manos romanas
El fósil presenta siete facetas de desgaste artificial, aplicadas en su parte inferior mediante abrasión o limado, lo que evidencia su transformación para facilitar el engaste en un colgante o brazalete. El ejemplar habría sido incrustado en materiales como cuero o metal, posiblemente como parte de un ornamento ritual o un amuleto de protección.

El análisis geológico ha identificado el origen del fósil en zonas del centro peninsular, como Castilla-La Mancha o Extremadura, a más de 400 kilómetros del punto de hallazgo. Esto sugiere una circulación comercial deliberada, integrando este fósil en redes de intercambio romano que incluían minerales, objetos naturales y productos exóticos.
Hallazgo en una vivienda señorial
La pieza fue localizada en el vertedero doméstico de una domus romana, en un estrato datado entre los siglos I y III, junto a cerámica común, monedas romanas —incluida una de Augusto—, huesos de animales y otros restos de uso cotidiano. No se han encontrado otros fósiles reutilizados en el mismo contexto, lo que refuerza su carácter excepcional.
El primer trilobite en contexto romano
Este es el primer trilobite documentado en un contexto romano a nivel mundial, y el undécimo fósil de trilobite hallado en cualquier yacimiento arqueológico de cualquier época. Hasta ahora, el uso de fósiles como objetos simbólicos se había constatado en contextos prehistóricos o indígenas, pero nunca dentro de una cultura clásica como la romana.

Los romanos atribuían con frecuencia propiedades apotropaicas o mágicas a minerales y formas naturales inusuales, por lo que la inclusión de un trilobite en el ajuar doméstico encaja en esa cosmovisión. La pieza podría haber sido empleada como amuleto protector, ex voto o elemento de culto familiar en un lararium.
La singularidad del trilobite, con su aspecto segmentado y su origen remoto, lo habría convertido en un objeto digno de interés simbólico. De hecho, se han documentado en el Imperio romano cuentas de vidrio inspiradas en trilobites, conocidas como Trilobitenperlen, lo que sugiere una familiaridad visual con este tipo de fósiles, aunque sin conocimiento paleontológico real.




