Para profundizar en la búsqueda del origen de los idiomas, ya que no se conservan registros sonoros, hay que recurrir a las escrituras, descifrables, más antiguas que tengamos. Una de ellas es esta.
Se trata de “las instrucciones de Shurupak” y se conserva en el Museo del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago. Fue escrita hace 4.500 años y es –posiblemente– la escritura más antigua conocida, o lo que es lo mismo: la prueba escrita de una lengua hablada hace milenios.
Es curioso que un texto de semejante antigüedad introduzca temas con vista a su pasado. Dice cosas como:
En aquellos tiempos, en aquellos lejanos tiempos remotos, en aquellas noches, en aquellas noches lejanas, en aquellos años, en aquellos lejanos años remotos…
Se dice que Shurupak era hijo de Ubara-Tutu. El cual, en la mayoría de las copias existentes de la lista de reyes sumerios, Ubara-Tutu se registra como el último rey de Sumeria antes del diluvio. Jay Jasanoff, profesor de lingüística en Harvard dijo: “El lenguaje es una capacidad claramente humana, es difícil imaginar que alguna vez hubo una etapa en la que había homo sapiens sin lenguaje.”
A decir verdad, la gran historia del lenguaje, esa parte fundamental de lo que nos hace humanos sigue siendo un completo misterio. A diferencia de otros inventos como las herramientas de piedra, el fuego, o el arte; el lenguaje no deja huella física y es complicado seguir su evolución.
Los viajeros del siglo XVI anotaban en sus diarios las similitudes entre las lenguas Europeas y las de la India. De ahí que surgiera en el siglo XIX la teoría del lenguaje raíz común conocido como “Indoeuropeo”, definiendo que todos tenemos en común una proto-lengua de la que evolucionaron todos nuestros idiomas.
Las pistas para averiguar el origen del lenguaje están ocultas en los idiomas modernos. Aunque sigue siendo una ciencia especulativa, la lingüística histórica sugiere para este estudio, algo así como tomar palabras básicas de una lengua, por ejemplo “noche” y desarrollar equivalencias:
Noche, Night en inglés, Nacht en alemán (y creo que en holandés), Nox en latín, Nukx en griego o Nak en sánscrito.
Todo indica que, en aquella proto-lengua, la palabra para noche tendría un inicio en N y terminaría con una especie de sonido /k/ o /ts/.
Los lingüistas estiman que la lengua proto-indo-europea se hablaba hace unos 5.500 años. Sin embargo no sería el lenguaje más antiguo ya que la proto-lengua madre del egipcio antiguo, hebreo, arameo o árabe, el “Proto-Afroasiatico” tendría cerca de los 20.000 años, el abuelo de todos los idiomas.
Pero ese abuelo, según los teóricos, tendría un padre, al que los arqueo-lingüistas conocen como “nostrático“. El verdadero corazón del lenguaje. Aunque, obviamente, todo son teorías, ya que las palabras se las lleva el viento.
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