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La extraña Victoria del Marqués de la Victoria

El Primer Capitán General de la historia de la Armada Real de España

Se dice que a Juan José Navarro le quedaba mejor el título del “Marqués de la Resistencia” ¿Por qué? Si bien Juan José Navarro fue un hombre destacado, quizás el combate que le dio su título con el que pasó a la posteridad (Marqués de la Victoria) no era una acción por la que distinguirlo. Os contamos la historia.

Marques de la Victoria
Cuadro al óleo de Juan Jose Navarro de Viana y Búfalo, Marques de la Victoria (1687-1772), capitán general de la Real Armada [MNM-471]

¿Quién era el Marqués de la Victoria?

El 15 de marzo de 1750, el Marqués de la Victoria fue nombrado capitán general del departamento de Cádiz y director general de la Armada. 9 años después sería el encargado de traer a España al nuevo rey desde Nápoles, Carlos III. En recuerdo de ese viaje, el rey, regaló al Marqués un bastón de oro como símbolo del nuevo grado al que acababa de ascenderle: Capitán General de la Armada. El Primer Capitán General de la historia de la Armada Real de España.

Pero… viajemos hacia atrás, a febrero de 1744, antes de que a Juan José Navarro se le conociera como el Marqués de la Victoria.

Mesa de maniobras navales del Marqués de la Victoria (Museo Naval Madrid)

¿Cómo le nombraron Marqués de la Victoria?

La crónica marcaba el 22 de febrero del año 1744, en plena Guerra de Sucesión Austríaca, en el Mediterráneo, frente A Las Costas de Provenza, como fecha del combate naval de Tolón, o de cabo Sicié. Una escuadra española de 12 navíos se enfrentó a una británica de 46 bajo el bastón del almirante Thomas Mathews; el motivo era romper el bloqueo que la flota estaba teniendo en el puerto francés, que duraba casi 2 años, por parte de estos ingleses.

Según parece, la escuadra española debía estar apoyada por una francesa —17 navíos de línea y tres fragatas — pero los españoles se quedaron solos en el enfrentamiento. Sin problemas, aunque toquen a 4 buques por cabeza, cuando es un español el que manda la escuadra, y la mandaba Juan José Navarro.

Vista del combate de Tolón (22 de febrero de 1744). Estampa grabada por Fernando Selma. (Museo Naval de Madrid).

Salieron de Tolón el 19 de febrero. Iban directos a por la flota de Mathews, en principio la operación iba bien:

  • Vanguardia: 9 navíos franceses
  • Centro: 6 franceses y 3 españoles
  • Retaguardia: 9 españoles

Unidades en combate:

El encuentro con los ingleses fue el día 22. La flota británica se había dividido en 3 grupos, teniendo su retaguardia rezagada. Un veloz zafarrancho de la combinada y se podría obtener una rápida victoria. La vanguardia de la combinada (que era francesa) pasó entonces a poca distancia de la inglesa. Oh sorpresa… ¡no dispararon!

Investigaciones posteriores afirman que los franceses, al mando del almirante De Court, habían recibido órdenes de no abrir fuego contra la flota inglesa, salvo en defensa propia. Por eso se negaron a hacerlo.

Comienza el combate

Mathews, encantado con la inactividad francesa, ordenó cañonear el centro de la formación, a los españoles. Comenzaba el infierno.

Grabado que representa las flotas franco-española y británica en la batalla de Tolón.

Navarro, mandando desde el buque insignia, el “Real Felipe” (114 cañones), cayó sobre los ingleses sin importarle ni cuantos enemigos ni por qué banda vendrían los fuegos. Seguro sabía que le “darían por todos lados”. Cinco buques dispararon contra ellos. El Real Felipe aguantó, respondió y destrozó a sus enemigos, haciéndolos retroceder.

Poco después, mientras el resto de buques mantenían el combate, ordenó Mathews caer de nuevo sobre el insignia español, ya desarbolado. Esta vez con dos navíos de 70 cañones y un brulote incendiario… quería quemar lo que no podía vencer en combate. Navarro estaba herido y el comandante del Real (Nicolas Geraldino) muerto, solo había que rematarlo.

Pero el “Brillante” llegó a toda vela por la popa, salvando al Real y dejando el brulote muy dañado a poco más de una braza de distancia de su objetivo. Según parece, el brulote continuó, a lo cual Navarro —que se encontraba en la enfermería— ordenó que se bajase una falúa para interceptarlo. Algunos historiadores afirman que el brulote incendiario, cargado de pólvora, saltó por los aires cuando el oficial que lo mandaba abrió fuego con su pistola sobre el bote que había salido del Real Felipe.

Combate entre el Real Felipe y el Namur cuando se le lanzó el brulote Ann Galley para incendiar el Real Felipe. Obra de José Manuel de Moraleda y Montero, 1783.
Combate entre el Real Felipe y el Namur cuando se le lanzó el brulote Ann Galley para incendiar el Real Felipe. Obra de José Manuel de Moraleda y Montero, 1783.

El resto de unidades tuvieron un comportamiento similar, casi todas tuvieron que hacer frente a dos o tres enemigos. Aguantar, combatir y defender a sus compañeros. Sería entonces, cuando los españoles mantenían a raya a los ingleses, cuando la flota francesa viró manifestando una intención de socorrer a los nuestros. Mathews, aunque sabía que posiblemente los franceses no dispararían, utilizó esa maniobra como excusa para retirarse, y además, estaba empezando a oscurecer. ¿O quizás se retiraban ya los ingleses cuando ordenó el francés virar?

El resumen es claro, la flota combinada atacada por 46 buques ingleses se quedó en 12, todos españoles. Los franceses, traicionando a nuestra flota, siguieron su marcha como si no fuera con ellos. Los españoles fueron los que combatieron e hicieron huir a su enemigo. No fue una victoria plena, más bien un pulso rematado en tablas, algo muy habitual en los combates navales, los barcos quedaron muy dañados y se perdieron muchos hombres.

Grabado que representa las flotas franco-española y británica en la batalla de Tolón.

El resultado de la batalla:

Españoles

  • 1 navío incendiado
  • 5 con grandes destrozos
  • 608 bajas (149 muertos y 459 heridos)

Ingleses:

  • 10 barcos dañados
  • 1 brulote
  • 1.142 bajas (342 muertos y 800 heridos )
Retrato del Marqués de la Victoria, Juan José Navarro de Viana y Búfalo. Obra de Rafael Tejeo, 1828. y El almirante británico Thomas Matthews, por Claude Arnulphy, 1743.

¿Victoria?

Según los autores de todoavante.es:

Siendo las 1830 horas cuando ya habían dado las popas y se estaban alejando, quedando los navíos Real Felipe, Brillante, Alcón, San Fernando, Soberbio y Santa Isabel, dejando las aguas del enfrentamiento en poder de los españoles, lo que en la mar significa victoria.

( extracto de todoavante.es )

La Corte, ante el triunfo en este enfrentamiento, ascendió a Teniente General a Juan José Navarro y pocos días después se le tituló “Marqués de la Victoria”. Una victoria que se discutía en toda Europa, haciendo apreciaciones diversas acerca de la contienda, sin menospreciar el valor de la flota española, pero restando la importancia que tenía el haber roto un bloqueo que duraba años y que también habían conseguido volver a España haciendo mucho daño a los ingleses.

Pese a que hay historiadores anglófilos que se empeñan en decir que esa batalla la ganaron los suyos, lo que sí se sabe, y está documentado, es que el almirante británico fue sometido a un consejo de guerra e inhabilitado para el mando por aquella retirada. Imaginamos que las pruebas fueron lo suficientemente condenatorias.

Detalle de un grabado del plan de la batalla naval de Toulon en 1744 con un resumen de la acción.

El capitán de navío e Historiador de la Armada Cesáreo Fernández Duro afirmaba en sus publicaciones lo siguiente:

El hecho de combatir con tres á cinco navíos á cada uno de los nuestros indica que se hallaban separados, esto es, que no guardaban ni mantenían tal línea, expuestos á igual suerte que en la batalla de Cabo Passaro. Si por dicha no quedaron destruidos, á más no alcanzó su acción, honrosa en verdad; pero resistir no es vencer

extracto

Resistir no es vencer. “Marqués de la Resistencia” no hubiera sido un buen título para la posteridad ¿No?  Si bien Juan José Navarro fue un hombre destacado, quizá ésta no era una acción por la que distinguirlo,  pero así son las condecoraciones y los premios, no siempre se dan en el momento adecuado. Y mucho peor es cuando se dan a quienes no lo merecen, y el peor de los casos, aunque el más habitual;  cuando hombres y acciones verdaderamente heroicas se quedan sin su merecido reconocimiento.

El HMS Marlborough después de la batalla, fuera de combate.

Fuentes utilizadas:
Web todoavanteTomo VI de la HISTORIA DE LA ARMADA ESPAÑOLA DESDE LA UNIÓN DE LOS REINOS DE CASTILLA Y DE ARAGÓN. Cesáreo Fernández Duró

_Carmen García

Oficial de la Armada con patente de corso, en la Reserva. Documentalista.
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