El 5 de agosto del año 939, las murallas de la ciudad de Zamora fueron testigo de uno de los episodios más sangrientos de la historia medieval la peninsular: la Batalla de Alhandic, también conocida como la Batalla del Foso de Zamora.
Este enfrentamiento, protagonizado por las tropas del Califato de Córdoba bajo el mando de Abderramán III y las fuerzas del Reino de León lideradas por Ramiro II, marcó un punto de inflexión en la lucha por el control de las fronteras del norte de al-Ándalus.
La batalla destacó por su brutalidad y por la estrategia despiadada de los cordobeses. En un acto que desafió toda lógica y humanidad, el foso que protegía las murallas de Zamora se transformó en una tumba colectiva, un puente de cadáveres que permitió a las tropas de Abderramán III superar las defensas de la ciudad.
Contexto Histórico: La Frontera en Llamas
Desde su ascenso al poder en el año 912, Abderramán III, el primer califa de Córdoba, se propuso consolidar su autoridad en al-Ándalus. Su gobierno estuvo marcado por una política de centralización y un esfuerzo constante por sofocar las rebeliones internas que amenazaban la estabilidad del emirato. Una vez asegurado el control sobre los territorios del sur, Abderramán dirigió su atención hacia las fronteras septentrionales, donde el Reino de León representaba una amenaza constante.
Zamora, situada estratégicamente en la línea defensiva del reino asturleonés, se convirtió en un objetivo prioritario. Su ubicación como punto de cruce en los movimientos militares la hacía indispensable para controlar el acceso al norte. La ciudad, fortificada y defendida por las tropas de Ramiro II, era un bastión clave en la resistencia contra las incursiones musulmanas.
La Estrategia de Abderramán III
El ataque a Zamora comenzó el 5 de agosto de 939. Abderramán III desplegó un ejército bien organizado, decidido a tomar la ciudad a cualquier costo. La estrategia empleada fue tan audaz como despiadada: las tropas cordobesas utilizaron los cadáveres de sus propios caídos para llenar el foso que rodeaba las murallas de Zamora. Este macabro recurso permitió a los asaltantes superar las defensas de la ciudad y enfrentarse a los leoneses en combate cuerpo a cuerpo.
El enfrentamiento fue extremadamente violento, con grandes pérdidas en ambos bandos. Sin embargo, la superioridad numérica y la organizaciónde las tropas de Abderramán III inclinaron la balanza a su favor. Finalmente, los cordobeses lograron tomar la ciudad, marcando una victoria significativa en su campaña contra el Reino de León.
La Breve Ocupación de Zamora
A pesar de la victoria en la Batalla de Alhandic, la ocupación de Zamora por parte de las tropas cordobesas fue efímera. Apenas unos meses después, en el mismo año 939, Ramiro II reunió a sus fuerzas y contraatacó en la Batalla de Simancas. Este enfrentamiento resultó en una derrota decisiva para Abderramán III, obligándolo a retirarse y cediendo nuevamente el control de Zamora al Reino de León.
La Batalla de Simancas marcó el fin de la ocupación cordobesa de Zamora, y terminó con las aspiraciones expansionistas de Abderramán III en el norte. Aunque el califa continuaría siendo una figura dominante en la política peninsular, su derrota en Simancas demostró la capacidad de resistencia del Reino de León y la importancia estratégica de sus fortalezas fronterizas.
Fuentes Históricas y Referencias
La Batalla de Alhandic ha sido documentada por diversas fuentes históricas, aunque muchas de ellas ofrecen relatos fragmentarios o contradictorios. Entre las principales referencias se encuentran las crónicas en árabe de la época, que destacan la figura de Abderramán III como un líder decidido y estratégico. Por otro lado, las crónicas cristianas enfatizan la resistencia de Ramiro II y la importancia de la victoria en Simancas como un punto de inflexión en la lucha contra el Califato de Córdoba.
Algunas obras modernas, como Historia General Civil y Eclesiástica de la Provincia de Zamora de Ursicino Álvarez Martínez, y los estudios de Florián Ferrero Ferrero en Stvdia Zamorensia, ofrecen análisis detallados sobre la configuración urbana de Zamora y su papel en los conflictos medievales. Estas fuentes son fundamentales para comprender el contexto y las implicaciones de la Batalla de Alhandic en la historia peninsular.
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