Antes de nada quisiera partir una lanza a favor de Carlos Arenas Posadas. Resulta que, antes de hacerme con “Por el bien de la Patria”, estuve leyendo reseñas sobre este libro y alguna se pasa tres pueblos. Pero lo llegas a entender. Llegas a entender que hay gente tan corta que no entiende que la Historia tiene múltiples relatos, muchos prismas e infinitos factores (algunos incluso ni los conocemos); y que no siempre se puede contar desde la misma perspectiva. Tampoco uno escribe un libro de Historia para agradar a un tipo de pensamiento, más bien al contrario, para poner en duda cualquier pensamiento o, al menos, para que la gente reflexione.
En cualquier caso, Carlos Arenas ha arriesgado en Por el bien de la Patria, y es que no es un relato típico de Historia Militar. Evidentemente puedo estar más de acuerdo o no con el contenido de este trabajo, pero en rasgos generales es un trabajo magnífico con frases, datos y cuestiones para reflexionar y debatir, que es básicamente lo que quiere este historiador sevillano: abrir un debate.
Arenas ve en la formación de España a lo largo de los siglos una nación cuyo aglutinante principal parece haber sido la guerra y los ejércitos. No anda muy desencaminado, la verdad, las primeras noticias escritas que tenemos de los habitantes de los pueblos íberos son al servicio de los Imperios mediterráneos como mercenarios; aunque el autor no arranca aquí, lo hace en el siglo X, donde todo sucede ya en el entorno peninsular.
Sinopsis
Buscando un inicio del relato, Carlos Arenas, elige el siglo X. Los reinos cristianos están al norte y Al Ándalus al Sur, básicamente un periodo de guerras en la península que apenas se detendrán hasta el final de la guerra de Granada.
Desde aquí va a ir explicando como la guerra se entremezcla con la política y cómo de aquí van surgiendo réditos que van generando más ( y diferentes) tipos de intereses. Hay numerosas citas a documentación muy interesante que nos sirven para completar esta parte de la Historia Militar por todos conocida, e ir añadiendo a la misma (que no sustituyéndola) sus tesis y aportes, y es que la guerra era un negocio… y por negocios también se llegaba a la guerra. Recuerden el episodio de la Guerra de los Atunes en Cádiz, que os contamos aquí: Medina Sidonia contra Ponce de León: La guerra de los atunes. El libro, en el capítulo 2, pega un repaso a la época Imperial ( s. XVI y XVIII) dando pinceladas muy interesantes, como estas:
En el pasado, la riqueza de los imperios, de los reinos, de los caballeros y de los soldados estuvo basada en el saqueo (…)
La guerra pudo ser una manera cruel, pero era la manera más racional de sobrevivir a la maldición malthusiana, al exceso de población respecto a los recursos (…)
Avanzado el tiempo, las guerras necesitaron la erección de una más sólida y eficiente organización administrativa que reuniera recursos, los distribuyera adecuadamente (…)
Y, como no podía ser de otra manera, señalando el auténtico despilfarro de recursos (económicos y de población) que supusieron para los reinos españoles las campañas de Carlos V (y las de Felipe II y III) por Europa; indicando numerosa documentación donde aparecen ciertas quejas, como las del Consejo de Casilla (1619) que insistía en que la carga impositiva era elevada y que, encima, la población disminuía. También hay alguna que otra queja sobre lo de pedir dinero a banqueros extranjeros, auténtica ruina nacional. Bueno, y podríamos estar hablando largo y tendido sobre las cuestiones que plantea en esta época, pero os voy a comentar qué más trae el libro (espero que sin enrollarme mucho).
En el capítulo 3 trata el siglo XIX, la construcción de la España Liberal. Otro siglo de guerras y pronunciamientos, donde el estamento militar tuvo un importante papel. Tras esto recoge en un capítulo, el 4, de 1875 a 1936, periodo que pocos se atreverían a juntar así por la mucha problemática que surgió en esos 61 años: Restauración monárquica, dictadura de Primo, la época de los sindicatos, la Segunda República…
El capítulo 5 de “Por el bien de la Patria”, se lo dedica a la Guerra Civil de 1936 y al periodo franquista; para terminar en 1975 evaluando lo que ha quedado de entonces y cambio de sitio de la guerra… Ya no son los militares los que toman la calle, ahora son los civiles (no menos peligrosos), quizás no armados, pero utilizando otro tipo de guerra, estamos en el siglo XXI… Aquí Carlos Arenas nos deja caer esa guerra económica a la que nos empujan los partidos políticos, que parece que son ahora los que hacen la guerra, ya no con fusiles, si no con decisiones, propaganda y guerra del lenguaje.
A tener en cuenta:
Como ya os adelanté en la introducción, no es un libro en el que buscar un relato típico de la Historia Militar. No hay épica… y que conste que como recurso literario, la épica me gusta, también el drama… pero si aceptamos eso, debemos aceptar también este tipo de relatos teóricos y no abrir el libro buscando una crispación cuando dice (ya al final):
(…) lo primero que habría que hacer es cerrar definitivamente con siete llaves el sepulcro del Cid, para que nunca más vuelva a manipularse la historia y utilizarse a los soldados para legitimar el reparto de botín alguno.
¿Qué veis en esa frase? Por cierto, las frases siguientes a esta son también bastante “tocamoral” y denotan un profundo desconocimiento de las instituciones actuales a las que ha criticado durante todo el libro (me refiero a monarquía, ejército e iglesia) y a las que parece echar sobre sus espaldas los errores de las que son herederas. No hombre no, sr Arenas, así no.
Sobre la frase anterior… pues yo veo un buen debate. Para mí no hay que cerrar nada, evidentemente, sabemos de sobra qué clase y qué parte de la Historia se está manipulando en la actualidad y no es precisamente la del Cid. Lo curioso es que el propio autor también señala estas manipulaciones y los efectos que están teniendo en la sociedad, vamos, hemos venido a cabrear a todo el mundo. De ahí tanta mala crítica, con lo bien que utiliza los recursos “orteguianos” y “tusellianos”.
A destacar:
- Frases, datos y conceptos que te pueden cabrear y otros que te van a dar matices importantes sobre sucesos y épocas concretas.
- A pesar de tener pinta de un libro espeso, con mucha documentación y un recorrido muy grande, el lenguaje y el tono es de carácter divulgativo y bien entendible.
- Descubrirás en muchos párrafos frases o tesis heredadas de Ortega y Gasset, Galdós o Javier Tusell, entre otros; incluso referencias que, si has manejado algo las hemerotecas, te sonarán bastante. Una gozada encontrarse con todo esto en “Por el bien de la Patria”.
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