Ficción Histórica

Las dos vidas de un chapiri (I)

Epílogo

Este relato es la reacción de mi corazón y mi pluma a la lectura de numerosos documentales, artículos de prensa y a la vida del C.L. Abraham García Corrales; es la reacción de las lágrimas saladas y arenosas que corren por mi rostro ante cada acto en el Tercio; es la reacción de mi mente automática ante tanto desfile, ante tanto chavea —de pelo en pecho y barbas prominentes, vestidos de sarga y chapiri ladeado — buscando algo mejor que ser albañil; queriendo ser caballeros legionarios, queriendo ser soldados. Y sobre todo, es la reacción a esas tres visitas al Tercio, a la sala histórica y al ímpetu del Cbo 1º Barahona.

Este relato es ficción, ficción basada en la historia y en los sentimientos. Ficción que se pega al pecho y a la imaginación; ficción que se lleva todo de ti, sin prisa, y te devuelve una historia, una historia que le ocurrió a alguien — porque la ‘Guerra Olvidada’, la Guerra de Ifni existió, y muchos fueron a morir allí sin saberlo, voluntarios a ser novios de la muerte.

Soldados de patrulla en Ifni. ABC.

Capítulo (I)

Dos largos meses de instrucción me ha costado llegar a este momento, ¡bueno, qué digo! Un año entero me ha llevado hasta aquí: estudiar, estudiar, estudiar, entrenar, entrenar, entrenar; así sucesivamente hasta encontrar un apto en el boletín. Y después, el destino— esta Melilla que es ahora mía— y la instrucción, esos dos meses de ensayo y de prueba, para estar aquí (y ahora), en esta explanada, esperando mi momento.

La Legión, Melilla. Blog Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba

            El sudor se desliza por mi cara, rápido y veloz, hasta detenerse en el barboquejo del chapiri. Este asfixiante calor hace que la misma sarga sea pesada y asfixiante, y el cinturón ciñe la tela al cuerpo como si una culebra comenzara a estrangularme por la barriga. La espera se me hace eterna, los nervios asen mi estómago como un mendigo zarandea su cacharro de monedas, casi oigo el tintineo de lo que llevo dentro.

            La Jura de Bandera está más que sabida, una pena no ser tan robusto y de buena percha como los que portan al Cristo, me hubiese encantado llevarlo y sentirme protegido bajo el halo que emana esa madera divina. La barbilla bien alta, el pecho descubierto, en posición de descanso, con el fusil apoyado en el brazo derecho; aún me quedan unos minutos más en esta posición. Luego llegará el momento del beso, también rápido y veloz, ya que la marcha de desfile no da para muchos recreos. No debo olvidar quitarme el chapiri a tiempo, ni girar la cabeza durante exactamente medio segundo, ni volverlo a colocar en su sitio sin perderlo; tampoco debo embelesarme demasiado en el momento, no puedo parar el ritmo hasta llegar de nuevo a mi puesto.

Tercio Gran Capitán, Melilla. ABC.

Todo lo tengo más que ensayado, pero tengo ciertas dudas que pueden jugarme una mala pasada, ¡ay, esta inseguridad mía! ¡que así no se va a la guerra Manolín! Siempre me decía eso el abuelo Lolo cuando me ponía nervioso, dándome un coscorrón con sus ásperos nudillos. Ojalá estuviese sentado ahí, frente a mí, en esas gradas, con su chapiri— ese que ahora es mío. Seguro que estaría bien erguido, con su media sonrisa legionaria, esa que contaba que le ponía a las chicuelas cuando desfilaba.

             Ves, por pensamientos como este no me arrepiento de haber luchado lo indecible por llevar ahora su chapiri, con barboquejo nuevo, pero el suyo. A sabiendas de que enfadaría a muchos y tendría que dar explicaciones a otros tantos, ¿por qué destacar de esta forma? ¿para qué disgustar al sargento o, lo que es peor, al capitán? Pues ni uno ni otro, ¡hasta el teniente coronel ha llegado a enterarse! Menos mal que dicen que tiene un corazón blandito, como un cacho de pan, y se ha apiadado de mí, y del desteñido gorrillo de mi abuelo…

Tercio Gran Capitán. Melilla. CSCANTOS.

             Ya llegan, los ‘Viva’. Ya no queda nada. Respira Manolín, que no es para tanto, solo vas a cumplir tu sueño.

            – ¡Caballeros legionarios! ¿Juráis por Dios o por vuestro honor, y prometéis a España, besando con unción su bandera, respetar y obedecer siempre al Rey y a vuestros Jefes, no abandonarles nunca y derramar, si es preciso, en defensa de la soberanía e independencia de la Patria, y de su unidad e integridad territorial, y el ordenamiento constitucional, hasta la última gota de vuestra sangre?

¡Sí, lo hacemos!— bien, lo hemos gritado fuerte y al unísono.

– Si así lo hacéis, la Patria os lo agradecerá y premiará. Y si no, mereceréis desprecio y castigo, como indignos hijos de ella. Caballeros legionarios, ¡Viva España! ¡Viva el Rey!

(Vamos , ahora a gritar bien fuerte, que la voz salga de dentro, de lo más oscuro de mi, que la voz salga aguardientosa, oscura, fuerte, bronca, que se noten las ganas, ¡joder!)

– ¡VIVA!

Tercio Gran Capitán. Melilla. CSCANTOS.

Madre mía, ahora sí que sí. Comienza mi compromiso con la patria, con el cuerpo, con mi batallón y mi bandera. A partir de este momento podré llamarme caballero legionario (iluso de mí); y como debe ser: voluntario, dispuesto y pecho lobo, un perfecto novio de la muerte.

            Y con su chapiri, descolorido por el paso del tiempo y las aventuras vividas, desteñido de su caqui original, con el vivo más salmón que rojo, los botones del Águila de San Juan bien lustrosos y su foto debajo, para que al menos esté conmigo en el momento y se sienta orgulloso de mi, y con el rapado que llevo …¡seguro que me ve hasta las ideas!

            Y mira que me han dicho mis compañeros que ‘pa qué’, que tanto lío con el chapiri viejo, que me ponga el otro, que ese está muy bonito de recuerdo y tal,… Y no me entienden, y son mu’ pesaos y cansinos y no paran de decirme: ¿No ves que está viejo y descolorío? Quillo, quítate esa antigualla de la cabesa  o ¿Por qué llevas ese gorrillo vintage?

Abraham García Corrales.1956-1958. La Legión, XIII Bandera. Blog: Relatos de la Guerra de Ifni.

Capítulo siguiente… 

_Carmen S. Cantos

Periodista con tinta en las venas. Criada entre almendros y olivos, amante de lo cosmopolita, viviendo en el desierto modernista.
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