El tesoro de “Ellerby Hoard”, la colección de más de 260 monedas de oro de entre 1610 y 1727 que fue descubierta bajo las tablas del suelo de la cocina de un matrimonio de North Yorkshire, ha sido vendida.
En 2019, una pareja estaba renovando su propiedad del siglo XVIII en el pueblo de Ellerby, cerca de Hull, cuando hicieron el descubrimiento de su vida, enterradas dentro de una pequeña taza había más de 260 monedas de oro de los siglos XVII y XVIII, que datan de los reinados del rey Jaime I hasta el rey Jorge I.
Como estaba previsto, cada moneda se subastó por separado. El total final, incluidos los honorarios, fue de 754.000 libras, más del triple de la estimación previa a la venta, que era de entre 200.000 y 250.000 libras.
El precio más alto de toda la subasta fue para la moneda más rara: una guinea de Jorge I de 1720 con un error de acuñación que le confiere dos reversos en lugar de un anverso con el busto del rey y el reverso de cuatro escudos reales. La guinea con reverso se vendió por 52.000 libras. Otra moneda enrarecida por un error de la ceca -una guinea con el nombre latino de Carlos II CAROLVS mal escrito como CRAOLVS– se vendió por 8.000 libras.
Expertos que han analizado la moneda, han especulado que, en vez de un error en la ceca, se trate de una pequeña venganza, lo que hace que sea aún más genial. Un error tan flagrante normalmente mostraría signos de intento de corrección, pero en su lugar la R mal colocada está sólidamente perforada. La moneda se fabricó en 1675, y los empleados de la ceca tenían buenas razones para estar descontentos en aquella época. La corona se había endeudado tanto bajo el mandato de Carlos II que en 1672 declaró la Gran Parada del Tesoro, lo que significaba que el Estado simplemente dejaba de pagar sus deudas. Se suponía que duraría un año. Duró hasta marzo de 1675. La Gran Parada causó un caos en las finanzas y la banca, y un acuñador de monedas debió sentir el pellizco tanto como los comerciantes de oro.
De todos modos, nadie más pareció preocuparse por el error. Sólo hay cuatro ejemplares de esta moneda que hayan aparecido en subasta, y todos ellos están en grados muy circulados. El error ni siquiera se notó, al menos públicamente, hasta que un par de ellas se expusieron en la Sociedad Numismática en 1867).
Así que los vendedores están contentos, supongo, y docenas de compradores de todo el mundo están también muy felices, pero uno de los mayores acervos de monedas inglesas del siglo XVIII jamás descubierto se ha dispersado. Por cierto, todavía no se sabe qué ha sido de la taza de barro en la que estuvieron escondidas durante esos casi 300 años.
Descubre más desde El Reto Histórico
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.