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Arthur Conan Doyle, el hombre que quiso matar a Sherlock Holmes

Sí, Conan Doyle también lo creó... pero su "relación" se puso algo tensa

Arthur Conan Doyle es considerado un pionero del género policiaco. Fue él quien creó al mejor detective de Gran Bretaña: Sherlock Holmes. Sin embargo, a pesar de que Holmes le había dado al escritor una popularidad sin precedentes, el autor trató de desligarse del personaje durante el resto de su vida.

El destacado escritor aseguró en repetidas ocasiones que había sido su madre la que inculcó en él el amor por la literatura, la historia y el pasado de Inglaterra. De pequeño, ella, le leía sus novelas históricas favoritas. Los recuerdos de aquella infancia impulsaron a Doyle a comenzar a escribir. Pero antes puso un pie en el camino de la medicina.

Arthur Conan Doyle, de médico a escritor

Después de graduarse de la Facultad de Medicina de la Universidad de Edimburgo en 1881, Doyle recibió una licenciatura. Sin dudarlo, comenzó a ejercer. Sin embargo, las expectativas que tenía puestas en aquella profesión no se hicieron realidad. El joven prácticamente no tenía pacientes y la perspectiva de un futuro en la pobreza era aterradora. Desesperado, Conan Doyle intentó recurrir a fuerzas de otro mundo, pero después de la primera sesión se prometió a sí mismo no volver a hacer esto nunca más. Como médico, entendió que esto podría generarle algún tipo de trastorno cerebral y se alejó del ocultismo, pero por poco tiempo.

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Doyle se obsesionó con la “fotografía de espíritus”

Otra forma de salir de aquel impasse era el matrimonio, pero tampoco le traía felicidad. Fue entonces cuando recordó las fascinantes historias que tanto había escuchado en su niñez, y decidió probar suerte en el campo literario.

La primera imagen que le vino a la mente fue la de uno de sus profesores de la universidad: Joseph Bell. Un médico que no solo podía darle al paciente el diagnóstico correcto de un vistazo, sino también determinar su ocupación, nacionalidad y otros detalles. Hacía todo esto basándose simplemente en la observación y en la intuición. Y Conan Doyle sugirió que si un hombre de ciencia como su maestro fuera detective, seguramente podría ser uno de los mejores del m undo.

Sherlock Holmes, nace una estrella

Entonces, en 1887, se publicó la primera historia sobre las hazañas del gran detective: “Estudio en escarlata”. El trabajo, para sorpresa del autor, recibió muy buenas críticas. Tres años más tarde, Escándalo en Bohemia apareció en las páginas de la revista “Strand Magazine”. La historia a partir de la cual comenzó la producción industrial de los relatos de un tal Dr. Watson sobre las interminables aventuras de Sherlock Holmes. Para las personas, esto era una novedad y comenzaron a comprar la revista, que, a su vez, comenzó a florecer activamente. Desde entonces, la vida de Conan Doyle cambió drásticamente.

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Ilustración “Escándalo en Bohemia”, que apareció en la revista The Strand en julio de 1891.

Los editores de la revista firmaron inmediatamente un contrato con el aspirante a escritor y también desembolsaron un adelanto bastante bueno para su época. Después de despedirse de la práctica médica, Doyle se mudó a Londres y se dedicó por completo a escribir historias sobre aquel astuto detective. El deleite de los lectores no conoció límites. En poco tiempo, la tirada de la revista se quintuplicó y las cartas dirigidas a Sherlock Holmes no dejaban de llegar a la oficina de la editorial.

Ahora Doyle, afincado, tranquilo e inspirado, quería escribir algo más serio. Sin embargo, todos sus trabajos posteriores, que no incluían a Sherlock, fueron recibidos con relativa frialdad. Entonces Conan Doyle decidió deshacerse del detective, que era más idolatrado que él mismo.

Matar a Sherlock Holmes

Después de visitar las famosas cataratas de Reichenbach (Suiza), al escritor se le ocurrió una gran idea: Sherlock Holmes moriría allí luchando contra el profesor Moriarty. En la historia “El último caso de Holmes”, el gran detective desaparece tras caerse en aquella cascada, tal cual su idea. Sin embargo, tan pronto como salió la circulación, los editores, inundados de cartas y telegramas, se apresuraron a convencer al autor con solicitudes para el regreso de Sherlock. Mientras tanto, para distraerse de alguna manera de aquel héroe obsesivo que había creado, Doyle decidió ir a la Guerra de los Bóers.

El regreso de Conan Doyle y de Holmes

Tras regresar a Inglaterra, el escritor fue galardonado con el título de caballero (Sir) por su patriotismo y coraje. Incluso le pareció que la gente había olvidado a Holmes y podría comenzar una nueva vida literaria, pero ni sus novelas cotidianas ni históricas triunfaron. Pronto comenzaron las dificultades financieras. Por supuesto, no pasaba una semana en la que no recibiera solicitudes para la resurrección del héroe. Los editores ofrecieron a Doyle cien libras por cuatro páginas, cuando el funcionario medio en ese momento recibía sólo unas quinientas libras al año. El escritor tuvo que darse por vencido, y cedió.

Para resucitar a Holmes, Doyle, afirmó que el detective seguía vivo, y que había ganado la pelea con Moriarty. Pero solamente unas pocas personas conocían la verdad. Siguió luchando contra algunos hombres de Moriarty y luego estuvo tres años oculto, haciéndose pasar por muerto, para salvar su vida y la del doctor Watson. Coló. Y Sherlock estaba de vuelta.

A pesar de esto, Conan Doyle continuó tratando de salir del género de policías y detectives, pero la gente quería a Sherlock. Estalló la Primera Guerra Mundial y Doyle lo vio como otra oportunidad para escapar de su odiada creación. Nuevamente expresó su deseo de ser voluntario para ir al frente, pero ahora el gobierno británico rechazó su solicitud. Después de todo, el autor era considerado propiedad del país y del pueblo. Luego, en la recopilación publicada como “Su última reverencia”, Doyle hizo un último intento de deshacerse del detective, explicando como se había retirado al campo para dedicarse a la filosofía, la horticultura y eventualmente a la apicultura. (este es el Sherlock de la reciente película Mr Holmes).

 

 

Al verse incapaz de cambiar nada y de triunfar como le hubiera gustado, Conan Doyle volvió a recurrir al misticismo. El autor renunció al cristianismo y se convirtió a una religión espiritualista. Comenzó a escribir libros sobre la historia del espiritismo y a dar charlas promocionando su nueva religión. Pronto, casi todos sus amigos y conocidos le dieron la espalda. Tanto si influyó en el escritor como si no, en 1927 se publicó la última colección de historias dedicadas a las aventuras del héroe: “El archivo de Sherlock Holmes”.

ArquiteCultura

Una persona normal, historiador y periodista, pero normal a fin de cuentas.
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