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Luis Vicente de Velasco y la defensa del Castillo del Morro en la Habana

Junto a su segundo, Marqués González, y a las guerrillas de Pepe Antonio resistió con una fuerza muy inferior un asedio de casi 2 meses

En el Museo Naval de Madrid hay un retrato pintado por un habanero en 1763. El caballero retratado no es otro que Luis Vicente de Velasco e Isla, veterano oficial de la Armada nacido en Noja en 1711, Cantabria. Un retrato que pasa desapercibido para el ojo fugaz, pero quizás es porque no saben que se tuvo que enfrentar a cerca de 30.000 ingleses al frente de la guarnición del Castillo de El Morro, con unos 700 hombres, en la Habana.

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Luis Vicente de Velasco por José Nicolás de Escalera (Museo Naval de Madrid).

Primeros años de Luis de Velasco

Ingresó en la Armada con 15 años, en la Escuela de guardiamarinas, teniendo su bautismo de fuego contra los piratas berberiscos y el infructuoso asedio a Gibraltar de 1727. También participará, ya como oficial, en la Conquista de Orán de 1732.

En 1742 ya estaba al mando de una fragata de 30 cañones. Entre sus hazañas se cuenta que se enfrentó a dos barcos británicos con más artillería, capturando uno y hundiendo el otro. Rescató a la tripulación enemiga y llegó a La Habana con más prisioneros que su propia tripulación ante el asombro de los habitantes. En 1746 capturó otra fragata británica con 36 cañones y 150 hombres. En 1754, ascendido a Capitán de Navío y el rey Fernando VI le otorgó el mando del navío de la línea de 70 cañones, “La Reina”.

A primeros de 1762 su navío forma parte de la escuadra del almirante Gutierre de Hevia, el mismo que en 1740 había combatido junto a Blas de Lezo en la defensa de Cartagena. Entrando en carena en el arsenal de La Habana en marzo de 1762.

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La Habana a mediados del siglo XVI

Estalla la Guerra de los Siete Años

Tras el ascenso al trono de Carlos III, y la firma del “Pacto de familia”, se desata la guerra entre Francia e Inglaterra que, por ese pacto, obliga a la Monarquía Hispánica a intervenir a favor de sus parientes Borbones. Comienza así la “Guerra de los Siete Años”, considerada por muchos historiadores como la auténtica Primera Guerra Mundial.

Durante aquella guerra, los británicos enviaron una expedición contra Cuba. Una flota de 23 navíos de línea, 24 fragatas, burlotes, bombardas —que sumaban más de 2.000 cañones— y cerca de 150 buques de transporte y apoyo, llevando un ejército invasor de 14.000 soldados, más otros tantos hombres de las dotaciones de los buques (unos 9.000), reforzados posteriormente por otros 4.000 hombres. Al mando, el Almirante George Pocock y George Keppel. El día 6 de junio de 1762 se encontraba a doce millas de La Habana.

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La Royal Navy a pocas millas de la Habana (Dominic Serres)

El Mariscal de Campo don Juan de Prado, que apenas llevaba un año en aquel destino, estaba al mando de la guarnición de La Habana. Durante su mandato fortificó la plaza en previsión del ataque inglés que estaba a punto de suceder.

Bajo su bastón 4.000 soldados regulares, 14.000 inexpertos hombres de la milicia urbana y 800 marineros de los navíos de la Armada, que estaban en puerto a las órdenes del almirante Hevia, incluido el Capitán de Navío Velasco. La decisión de la Junta de Defensa de la ciudad fue la de dejar a los soldados regulares y la milicia defendiendo la ciudad, enviando a primera línea (las fortalezas) a las dotaciones de la Armada.

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Bandera de España (parcheada con otras banderas) capturada durante el asalto al Castillo del Morro (Museos Reales de Greenwich).

La defensa del Castillo de El Morro

12 buques británicos se alinearon en la entrada del puerto de la Habana para bloquear la flota española. A su vez, varios navíos españoles se echaron a pique (entre ellos el navío “La Reina”) para impedir la entrada inglesa. El puerto estaba cegado y la flota bloqueada. Marcharon entonces marineros, artilleros navales e infantería de marina a los puestos defensivos en las fortalezas. Para la defensa del Castillo de los Tres Reyes de El Morro, la principal fortaleza, se envió Luis de Velasco, como gobernador de la plaza, y al también capitán de navío Vicente González-Valor de Bassecour, Marqués González, como su segundo.

La seguridad de la ciudad dependía ahora de las fortalezas exteriores de El Morro y Punta bajo el mando de oficiales de la Armada. La artillería (unos 64 cañones) y municiones de los buques fueron transferidas también a esas dos fortalezas. Se dice que tanto Prado como el almirante Hevia no tenían mucha esperanza en aquella operación y que esperaban un huracán, unas fiebres o la llegada de refuerzos como principal baza.

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Croquis del ataque inglés a la Habana en el que se pueden observar los dos fuertes en la entrada del puerto.

El primer objetivo inglés era tomar esa fortaleza, en el saliente norte del canal. Si cayera en sus manos, gracias a su posición sobre la ciudad, obligaría a los españoles a rendirse. Velasco era consciente de la importancia de El Morro y organizó su defensa reforzando sus muros, parapetos, fosos y revellines (fortificación triangular situada frente al cuerpo de la fortificación principal).

Hizo colocar “al milímetro” la artillería en las mejores posiciones. Se pertrecharon de víveres y llenaron los aljibes; además ordenó un recuento de armamento y material. Intuía que el asedio sería largo.

En los primeros días los ingleses toman las alturas circundantes (las más importantes las de La Cabana) y colocan su artillería enfrentada al castillo de El Morro. Pero la fortaleza resistió heroicamente. Noche y día se intercambiaban disparos. Se contaba que al cabo de aquellos casi dos meses, el castillo parecía un volcán en erupción, entre humo y llamas, Velasco estaba pálido y muy delgado, pero desplegaba una energía sobrehumana y dormía un par de horas antes del alba, vestido y con su sable en la mano.

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Cañones ingleses en La Cabana, Dominic Serres, 1769.

El 1 de julio, los británicos lanzaron un ataque combinado. El HMS Stirling Castle, HMS Dragon, HMS Marlborough y HMS Cambridge por mar hostigando con sus 286 cañones, simultáneamente con la artillería terrestre. Pero las baterías de El Morro, dirigidas por Bartolomé Montes, juntos a las de las defensa de Santiago, que el propio Velasco salió a mandar, logran rechazar a los poderosos buques británicos después de 6 horas de intercambio de pólvora.

A día de hoy aún no se explican los ingleses de qué forma colocó aquel hombre los pocos cañones que tenían para lograr tales hazañas.

Los navíos no fueron efectivos debido a la altura del fuerte y recibieron muchos impactos; les causaron 192 bajas y enormes daños materiales, obligándoles a retirarse. Pero sus cañones terrestres fueron más efectivos neutralizando muchas posiciones de nuestra artillería. Aunque al día siguiente los británicos perdieron los avances que habían ganado durante aquel ataque.

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Defensa del castillo de El Morro en La Habana, José Rufo (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)

Casi 15 días tardaron los ingleses en tomar una nueva iniciativa montando baterías más potentes en sus posiciones de tierra. En todo aquel tiempo el ejército británico había sufrido numerosísimas bajas, incluida una epidemia de fiebre amarilla. Era imposible tomar aquella Roca Española, las esperanzas enemigas estaban en la llegada de refuerzos de las 13 Colonias.

Los españoles también se debilitaban. La artillería había sufrido mucho, apenas quedaban piezas operativas y los británicos aprovecharon para avanzar. Lo hacían diariamente, según se dice hasta en 600 ocasiones. Velasco tampoco estuvo quieto, para neutralizar aquellos avances y eliminar las posiciones de avanzadilla sale con sus hombres, junto a refuerzos de milicianos, realizando una carga antes del amanecer con poco éxito.

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General William Keppel en el ataque al Morro, por Joshua Reynolds.

24 de julio, 48 días después del inicio del sitio, se le ofreció a Velasco la oportunidad de capitular y entregar la fortaleza. Velasco, como buen español respondió que esa cuestión solo sería resuelta por la fuerza. Esas cosas no se le preguntan a un soldado español. Tres días después llegaban los refuerzos… ingleses.

Los británicos entran en El Morro tras 53 días

El 30 de julio de 1762, aprovechando una cueva natural situada bajo la fortaleza, colocaron una carga explosiva que hicieron explotar y que abrió una brecha por la que entró una brigada de granaderos enemigos al interior del recinto.

Asalto final al Morro (Serres, Dominic)

Velasco, siempre espada en mano, dirigió la defensa de la brecha pero en la refriega es alcanzado por una bala que le alcanzó en el pecho. Cuentan que mientras caía mortalmente herido pudo gritar una última orden a su segundo:

¡González, la Bandera!

Vicente González-Valor cumplió aquella orden, y defendió la enseña con su vida. Así cayeron los dos oficiales españoles y capituló la fortaleza. Terminaba aquella fiera resistencia. Los asaltantes, tras la rendición, permitieron el traslado de Velasco a La Habana, que aún aguantaba, donde cirujanos británicos intentaron salvarle la vida. Murió el 31 de julio de 1762. Se acordó una tregua de 24 horas para permitir su entierro.

El plan concluía, una vez tomado El Morro y con refuerzos. En apenas dos semanas la ciudad caía en manos inglesas, hasta julio de 1763 que fue intercambiada por la península de La Florida.

Pepe Antonio

De entre los civiles que participaron en la defensa destaca José Antonio Gómez Bullones, más conocido como Pepe Antonio. Era el gobernador, o alcalde mayor de Guanabacoa (municipio y población de la Provincia de Ciudad de La Habana) de 1748 a 1762 y además estaba encargado de la defensa de la zona costera entre las localidades de Cojímar y Jaruco. Cuando los ingleses desembarcan el 7 de junio de 1762, Pepe Antonio organiza una partida de 300 hombres (según cuenta Domingo Rosain), que hace frente a los invasores cargando al machete contra los ingleses. Permanece en la densa jungla con su guerrilla hasta el 26 de julio de ese mismo año que fallecerá en combate. En el Museo Histórico de Guanabacoa conserva ese machete que utilizó.

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Necrópolis de La Habana: historia de los cementerios de esta ciudad (…) Domingo Rosain

El legado de Velasco. Tras la batalla

Velasco fue homenajeado por españoles y británicos por su valentía. Se dice que hay un monumento en su honor en la Abadía de Westminster y en la Torre de Londres. En los Museos Reales se conserva el estandarte español de El Morro (que hemos puesto más arriba), seguramente el que defendió con su vida González. La Royal Navy, hasta bien entrado el siglo XX, realizaban honores y disparaban salvas en su honor al pasar delante de su villa natal, Noja, en Cantabria.

Carlos III, queriendo recompensar la hazaña de la defensa de El Morro, decretó las siguientes medidas:

  • Por el valor de Marqués González confirió a su hermano, capitán de guardias españoles, del título de conde del Asalto.
  • Por la valentía de Velasco concedió el título de Marqués de Velasco a su hermano, Iñigo.
  • Ordenó que siempre hubiera en la Real Armada un navío con el nombre del valeroso Velasco (el último “Velasco” estuvo en servicio hasta 1994).
  • Convocó un concurso nacional de versos, ganado por el famoso poeta Nicolás Fernández de Moratín.
  • Se colocó un retrato de Velasco en los frescos del Congreso de los Diputados (allí sigue).
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Retrato de Luis Vicente Velasco (centro derecha), Congreso de los Diputados de Madrid

La Real Academia de San Fernando también decretó medidas en recuerdo de aquellos héroes:

  • Acuñó una medalla con la efigie de Velasco y González
  • Ordenó pintar un lienzo con el asalto inglés a la fortaleza (en este artículo presentado).
  • Dispuso un premio por el diseño de un mausoleo para Velasco

Pero hasta los ingleses honraron a sus enemigos. En sus museos pueden verse ejemplares de la medalla que acuño la RABASF, pero además erigieron (según las fuentes, porque yo nunca los he visto ni aparece en mis guías de la Abadía) un monumento en la Abadía de Westminster y otro en la Torre de Londres.

El Ayuntamiento General de la Junta de Siete Villas acordó levantar un monumento frente a su Casa de Ayuntamiento:

A la memoria de su Ilustrísimo hijo, el Gran Capitán Don Luis Vicente de Velasco, Gobernador y Comandante del fuerte y Castillo de El Morro, donde, después de airosa y Noble defensa que por espacio de cincuenta y tres días, hizo contra el ejército inglés y la formidable escuadra de trescientos (?) navíos; murió, en fin, defendiendo espada en mano su Religión, su Rey, y su Patria, dejando lleno de admiración al mundo por su valor y conducta; y de honor y gloria a toda la Monarquía Española; particularmente a esta Nobilísima Junta, que tiene la gloria de haber sido cuna de un Héroe que es el único que puede llamarse grande en las Historias, como dirán ellas mismas, sus enemigos y toda Europa.

En el año 2011 se conmemoró el 300 aniversario del nacimiento de Velasco en Noja, inaugurado un monumento en su memoria.

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Inauguración del nuevo monumento en Noja (2011)

Curiosidades

La DISAD (Asociación para la divulgación de la Hispanidad) junto al dibujante Mudito Rubén Martí publicaron un cómic con la historia de Velasco, descargable en el enlace inferior:

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Cómic: “La batalla de la Habana”

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Fuentes:

todoavante.es

(Biografía de González-Valor)

(Biografía de Luis V. Velasco)

meruelo.es

museodelprado.es

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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