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Cesare Mori, la bestia negra del crimen organizado

Mori escribirá sus memorias en 1932 bajo el título "Con la mafia ai ferri corti" (En desacuerdo con la mafia).

Cesare Mori, apodado “El Prefecto de Hierro” fue el hombre al mando de una serie de operaciones ordenadas por Benito Mussolini en la Italia de 1924, siendo presidente del Consejo de Ministros Reales de Italia (cargo que ocupará hasta 1943). Aquella campaña estaba pensada, al milímetro, para erradicar a la Mafia Siciliana utilizando tanto a los carabinieri (Arma dei Carabinieri), la policía (Polizia di Stato) y a miembros del ejército.

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Autobiografía de Cesare Mori; “Con la mafia ai ferri corti” (1932)

El “incómodo” Cesare Mori

Cesare Mori era un huérfano criado en Pavía nacido en diciembre de 1871. Cuando tuvo la edad se alistó en la academia militar de Turín, pero al no poder aportar el dinero necesario para ascender a oficial abandonó el cuerpo y se unió a la Policía estatal.

Estuvo destinado primero en Rávena, luego, en 1904, en Castelvetrano (Sicilia) donde Mori destacó como un feroz combatiente del crimen organizado de la isla (la Cosa Nostra). Actuaba de forma implacable, utilizando los mismos métodos poco ortodoxos de sus contrarios (palizas, extorsiones y secuestros). Hizo numerosas detenciones y sobrevivió a varios atentados. Fue denunciado innumerables veces por abuso de poder, pero siempre salía absuelto.

En 1915 ascendió a “vicecomisario” siendo destinado a Florencia, donde permaneció hasta 1919. En aquellos años, el crimen organizado fue extendiéndose otra vez por Sicilia, especialmente al término de la Primera Guerra Mundial (1918) que enviaba soldados licenciados, o heridos, todos desempleados que encontraban una salida fácil a su situación en las filas de la mafia o en cuadrillas de bandoleros.

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En 1919, Mori, es destinado de nuevo a Sicilia con refuerzos especiales (tanto miembros de la Policía como Carabinieri). Sus métodos severos volvieron a dar resultado, en algunas noches de “caza” llegaron a arrestar hasta 300 hombres (operación de Caltabellotta). Bandolerismo y Cosa Nostra fueron sus objetivos.

En 1920, asciende a comisario y recibe la medalla de plata al valor, pasando destinado a Turín. Pasó también por Roma y finalmente ocupó la oficina del Prefecto de Bolonia. En Bolonia fue uno de los pocos jefes de policía que actuó contra las “escuadras fascistas realizando detenciones por violencia y desórdenes públicos.

Se ordenó su trasladado a Bari tras un enfrentamiento contra Guido Oggioni, fascista y comandante adjunto del “Semper Pronti”, mientras organizaba una expedición de venganza contra los “rojos“, a los que acusaban del asesinato de Celestino Cavedoni, secretario del Fascio. Mori envió varias brigadas de policía para evitar que se tomaran la justicia por su mano.

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Cesare Mori en los años 20 (Foto de Enzo Brai)

También llevó a cabo investigaciones sobre la masacre de Palazzo d’Accursio (21 de noviembre de 1920), ordenando detenciones tanto entre militantes socialistas como fascistas. Se convirtió en una presencia incómoda para todos (especialmente para el Partido Fascista) y, tras el ascenso de Mussolini al poder, a finales 1922 presentó su dimisión y se retiró a Florencia.

Fascistas contra la Cosa Nostra

La leyenda de Cesare Mori, nunca desapareció de Sicilia, ni del Estado. En 1924, el ministro del Interior Luigi Federzoni, requirió su vuelta a la acción alegando su compromiso para con la patria. Mori accedió, siendo nombrado prefecto de Trápani (Sicilia). Su primera medida en Trápani fue la retirada inmediata de todos los permisos de armas estableciendo un nuevo método de licencias.

En octubre de 1925, el propio Mussolini designó a Cesare Mori como “prefecto de Palermo” con poderes sobre toda la policía de Sicilia. Mussolini fue claro con el nuevo prefecto:

Utilice todos los medios posibles para restablecer la autoridad del Estado en Sicilia.

Y si las leyes vigentes le impiden actuar a su manera, no será problema, para ello podemos cambiar las leyes.

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Cesare Mori imponiendo una medalla a uno de sus hombres hacia 1926 (Archivo Mondadori)

Era imperativo para el régimen fascista erradicar a cualquier organización —que no fuera suya— que ejerciera algún tipo de poder o control sobre el pueblo. Por lo que era urgente destruir a la Cosa Nostra para demostrar que el Estado era más fuerte que la mafia. En los dos primeros meses de estancia en Palermo realizó unos 500 arrestos, un número que iría in crescendo en los años siguientes.

El 1 de enero de 1926 realizó lo que probablemente fue su acción más famosa: El sitio de Gangi, un pequeño pueblo a las afueras de Palermo, que utilizaban como fortín varias bandas criminales. Con numerosos hombres de los Carabinieri y de la Policía, asaltaron casa por casa, arrestando a bandidos, mafiosos y fugitivos. Los métodos implementados durante esta acción fueron particularmente difíciles y Mori no dudó en usar a mujeres y niños como rehenes para obligar a los delincuentes a rendirse. Fue precisamente debido a la dureza de sus métodos que fue apodado el Prefecto de Hierro.

Como muchos políticos italianos tenían vínculos directos con la mafia, las operaciones policiales fueron también una excusa para reprimir a todos los opositores al régimen fascista en Sicilia.

Las campañas y redadas por toda Sicilia fueron éxitos apabullantes, lo que derivó en una gran victoria propagandística para él y para el Partido Nacional Fascista. Para 1927 ya había arrestado y encarcelado a Don Vito Cascio Ferro, jefe de la mafia siciliana y de la Cosa Nostra estadounidense por entonces.

Mori se se convertía en la primera persona en la historia de Italia en suprimir por completo la influencia de la mafia en el país.

Cesare Mori

Los métodos de Cesare Mori

Sus métodos, perfeccionados a cada redada, no tenían límites. Solía capturar a familiares de mafiosos como rehenes (incluyendo niños, ancianos, o mujeres) para obligar a los sospechosos a entregarse. Sitiaba las pequeñas aldeas que utilizaban como escondites las bandas y luego las tomaba por asalto con tropas y carabinieri al puro estilo militar.

También confiscaba las propiedades de los mafiosos, propinaba palizas en público a jefes locales y sacrificando públicamente su ganado. Al final, muchos miembros de la mafia, cooperaban voluntariamente con Mori para asegurar su protección.

Entre 1924 y 1928, más de 11000 sospechosos habían sido arrestados. Muchos fueron juzgados en masa, de forma similar a lo que habrían visto en la Unión Soviética bajo Stalin.

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Así retenía tras sus redadas por Sicilia a los miembros de la mafia. (Archivo Bettmann)

Más de 1200 fueron condenados y encarcelados, y muchos otros fueron invitados al “exilio” sin juicio. Curiosamente, los métodos de Mori a veces eran similares a los de la mafia: no solo arrestaba criminales, sino que también los humillaba.

El objetivo de Mori

Su objetivo era convencer a los sicilianos de que el gobierno (fascista) era lo suficientemente poderoso como para rivalizar con la mafia y que la mafia ya no podía ni extorsionarlos ni protegerlos. Gracias a las actuaciones del Prefecto de Hierro, la tasa de homicidios en Sicilia se redujo drásticamente y los terratenientes pudieron aumentar sus alquileres legales, sin tener que pagar impuestos a la mafia.

Las consecuencias

Muchas figuras de la Cosa Nostra huyeron forzados a los Estados Unidos, entre ellas Carlo Gambino y Joseph Bonanno, quienes luego se convertirían en jefes muy poderosos e influyentes. La Cosa Nostra italo-estadounidense no solo no se debilitó con el arresto de Don Vito Cascio Ferro, sino que se profesionalizó.

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Joey Gallo, Bugsy Siegel, Cesare Bonventre, Joe Bonanno, Lucky Luciano, Joe Barboza, Frank Costello, Meyer Lansky, Anthony Carfano, y Al Capone

La influencia de los exiliados italianos sobre el terreno sería aprovechado por los Estados Unidos para la invasión de Sicilia e Italia, en 1943. Miembros de la mafia —confesos anticomunistas y antifascistas, ya que no entendían otra forma de organización que no fuera la suya— se volvieron de repente valiosos patriotas italianos y se ofrecieron a los norteamericanos para facilitar el avance de sus tropas. Tanto mafiosos que habían sido encarcelados, como voluntarios emigrados sicilianos fueron utilizados como asesores y traductores en Italia durante la Segunda Guerra Mundial.

El regreso de la Mafia

En 1943, las tropas aliadas desembarcaron en Sicilia dando como resultado una anarquía absoluta. Los reclusos fueron liberados de las cárceles, lo que resultó en el regreso de la delincuencia y un próspero mercado negro. Sicilia volvía poco a poco a la delincuencia.

Con cada institución fascista destruída (ayuntamientos, hospitales, ministerios…), además de las unidades de policía y carabineros abatidas, los aliados necesitaban restaurar el orden. Para ello tuvieron numerosos voluntarios, con demostrada influencia local, que se ofrecieron a ocupar cargos en gobiernos locales.

Las fuerzas aliadas no lo dudaron y permitieron ocupar estos cargos de responsabilidad a los italianos que los acompañaban. No sabían que eran miembros de la mafia, puesto que se habían alistado como disidentes, antifascistas y anticomunistas. Así ocuparon numerosos cargos de poder miembros de la mafia.

Mientras que las tropas aliadas liberaban Sicilia del control fascista, la mafia tenía su propia agenda: restablecer su control sobre la isla. Tras la guerra, aquellos que habían colaborado (y estaban en la cárcel), fueron extraditados a Italia desde donde continuaron sus carreras criminales sin problemas, otros, como ya hemos dicho, pasaron a ocupar cargos en el nuevo orden establecido.

¿Qué fue del Cesare Mori?

Sus pesquisas y arrestos en Sicilia llegaron a salpicar a personajes del gobierno fascista que habían negociado con la mafia. Algunos de ellos se aliaron en contra del Prefecto solicitando a Mussolini su jubilación forzosa.

Mussolini convocó al general Di Giorgio, uno de estos afectados, para solicitar confirmación de las quejas sobre el trabajo de Mori. Mussolini trató de acercar a los dos contendientes, pero el general (en una nueva conversación con Mussolini) no quiso saber nada y rechazó enérgicamente la propuesta. Mori, que cerraba el círculo en torno a los miembros del Partido Fascista que colaboraban con la mafia, fue denunciado por persecución política. Aquella mancha en su expediente que, a los ojos del régimen de Mussolini, era imperdonable no impidió a la maquinaria propagandística afirmar con orgullo que el régimen fascista había derrotado a la mafia.

Aún así, en 1928 tras ser nombrado senador del Reino y recibir el título honorario de derecho por la universidad de Palermo fue apartado del servicio activo. Unos meses más tarde, en junio de 1929, aparecía la orden de pase a la reserva del héroe nacional, “retirado del servicio por antigüedad” ponía.

Cesare Mori
Escena de la Serie “El prefecto de hierro” basada en su vida

Mori, hombre incómodo como decíamos, morirá en el ostracismo antes de la invasión aliada, en 1942, pero su trabajo, al servicio de la sociedad civil, nunca sería olvidado. El único hombre capaz de cortar las alas de la mafia y mantenerla a raya durante al menos durante diez años. Mori escribirá sus memorias en 1932 bajo el título “Con la mafia ai ferri corti” (En desacuerdo con la mafia).


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Fuentes utilizadas:
Mori, Cesare (1933) "La última lucha con la mafia". "The Last Struggle with the Mafia" (reedición 2017)Fernández Steinko, Armando (2013) "Delincuencia, finanzas y globalización"VVAA. (1945) Col Bleus. semanario de la armada francesa.Re, Matteo (2016) "No quieren cambiar. Códigos, lenguaje e historia de la mafia"
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Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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