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Carlos Rodríguez Fontanes, el primer Jefe caído de la Legión

Una conmovedora y triste historia

El comandante Carlos Rodríguez Fontanes, Jefe de la II Bandera de la Legión, falleció a consecuencia de las heridas recibidas el 18 de marzo de 1922 en el combate de Anvar, durante el transcurso de las operaciones de reconquista del territorio perdido tras el desastre de Annual (1921).

Carlos Rodríguez Fontanés Legión
Carlos Rodríguez Fontanes

¿Quién fue el primer jefe caído de la Legión?

Carlos Rodríguez Fontanes, había nacido en 1879 en Manzanares, (Ciudad Real), aunque la mayoría de fuentes afirman que era coruñés, seguramente por haberse criado allí. Ingresó en Toledo, en la Academia de Infantería a los 18 años. Padre viudo de 6 hijos, dejó a estos en la orfandad cuando el más mayor aún no había alcanzado la mayoría de edad.

Siendo comandante, asumió el mando de la II Bandera de la Legión poco después de su creación, ya que su predecesor, el comandante Cirujeda, tuvo que abandonar el mando por enfermedad, apenas seis meses después de incorporarse. En abril de 1921 el comandante Fontanes lideraba esta histórica Bandera, y con ella participó en la defensa de Melilla y posteriores operaciones tras el desastre de Annual.

Sería en una de estas acciones, la toma de Anvar (o Ambar), en la meseta de Arkab, iniciada el 18 de Marzo de 1922, cuando Fontanes fue herido de gravedad en el vientre, encontrando la muerte en la madrugada del día 20.

Carlos Rodríguez Fontanés Legión
Zona de operaciones (Anvar en destacado) [archivo del autor]

¿Qué le ocurrió a Fontanes?

El relato de la trágica muerte del Jefe de la II Bandera fue redactado por un legionario llamado Carlos Micó, que además era periodista y solía enviar notas de prensa de las operaciones a los medios nacionales. Esta vez fue testigo de un suceso que le tocaba el alma… la muerte de un hombre al que consideraba como su padre:

Carlos Rodríguez Fontanés LegiónHa muerto a consecuencia de la herida recibida en la operación de Anvar, la víspera del día de San José, el Comandante Jefe de la Segunda Bondera da la Legión, don Carlos Rodríguez Fontanes. ¡Qué pena tan amarga!

Se trata de la persona a quien yo más quería en el Tercio, quien fue para mí más que un padre en esta vida de campaña en que los corazones se hermanan y se compenetran absolutamente.

Fidel Pagés y el Comandante Fontanes

El día antes de ser herido hablaba con el capitán médico Sr. Pagés, que tantos cientos de vidas ha salvado en los campos de África:

—¡Cómo se conoce que es usted soltero, mi comandante! Sí no, no se batiría con ese desenfado, con tanto denuedo.

—¿Cómo soltero? Viudo, y tengo seis hijos, cuatro hijas y dos varones; el mayor de estos aun es menor de edad, va a ser fraile; el que le sigue se está preparando para ingresar en el Cuerpo de Correos. Las cuatro niñas son muy pequeñitas todavía. Ahora viven con su abuela, mi madre, ya anciana. Hace un mes que murió mi hermana, que era quien las cuidaba.

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Dr. Fidel Pagés [Archivo del autor]

Y ante un significativo gesto de piedad y de estupor que hiciera el capitán Pagés, el comandaníe Fontanes prosiguió humildemente, como si quisiera disculparse de su temeridad, hacerse perdonar su diario heroísmo.

—Es que no se me ocurre que me pueda pasar nada; como oye uno tantas balas y aún no me ha dado ninguna, me he acostumbrado a no concederlas mucha importancia. Además, se curan tantos que hay que pensar que no todos los proyectiles traen la muerte. Lo único que me preocupa muchas veces son las heridas de vientre.

—Pues esas heridas no deben preocuparle más que las otras. Con tal de poder hacerle la primera cura antes da transcurridas cuatro horas, no hay gran peligro de muerte. A mi no se me ha muerto ningún herido en esas circunstancias.

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La Legión en 1926 [Archivo del autor]

Fontanes cae herido

Y como el capitán Pagés, que está reputado como uno de los tres mejores cirujanos del Cuerpo de Sanidad, infunde gran confianza, el pobre Fontanes no olvidó esas palabras. Al día siguiente cayó herido de un balazo; la bala de plomo se alojó en sus intestinos. Cuando lo transportaban en la camilla a retaguardia dijo, sacando su reloj y mirando la hora:

—Qué avisen al doctor Pagés, a ver si puede venir ¿Dónde estará Pagés?

Eran las dos de la tarde, el heliógrafo funcionó preguntando por el capitán Pagés, que se encontraría o muchos kilómetros de distancia; no se sabía dónde.

Carlos Rodríguez Fontanés Legión
Posición en 1921. Diaz Casariego

A las cuatro sacó de nuevo su reloj:

—¿Han avisado al doctor Pagés? — volvió a preguntar— Parece que tarda… han pasado ya dos horas; me quedan dos…

A las cinco:

—No va a llegar. Poco queda…

Transcurrida otra inacabable hora, volvió a consultar su reloj y dijo:

—Son las seis; ya. Venga o no venga… ya no importa… ya es tarde… Mis pobrecitos
hijos….

No volvió a mirar más la hora.

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Comandante Fontanes [Archivo del autor]

La muerte de Fontanes

Transcurría la noche triste en medio de aquel campo. Un rayo de luna bañaba la tez del moribundo iluminando sus diurnos momentos. Pasaron horas, días… Y al fin, en el amanecer del tercer día, dijo sus últimas palabras:

—¿Pero no me curan? Mis hijos… Las pobres niñas… Pero es por la Patria… Decid al teniente coronel que muero gritando: ¡Viva la Legión! (y lo gritó con todas sus fuerzas). Y este grito, que a todos nosotros siempre nos conmueve profundamente, se le heló en la garganta, atropellado por el estertor de la agonía.

Los hombres que rodeaban su camilla mortuoria, esos legionarios, hombres avezados, del corazón siempre enhiesto de entusiasmo y de virilidad, rompieron a llorar.

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Posiciones en la zona de Anvar levantadas tras el suceso, una llevó el nombre del comandante. [Archivo AEMEL ]

¿No había allí otro médico que no fuese el capitán Pagés? Se preguntará atónito el lector. Pues sí, el señor González Pons, que lleno de dolor y de desesperación se tiraba de los pelos. No tenía ni agua con que desinfectar la herida, o para lavarse las manos antes de intervenir en ella.

Y los 500 legionarios que se quedaron guarneciendo la posición de Anvar estuvieron en ella durante días con víveres insuficientes. 700 panecillos y unos kilos de arroz y garbanzos que no se pudieron guisar, pues el agua de que disponían —30 cubas— se agotó en los primeros momentos y no fué bastante para calmar la ardorosa sed de la gente.

Carlos Rodríguez Fontanés Legión
La Legión defendiendo una posición (1921 ¿) [Archivo del autor]

El final de las operaciones en Anvar

Por las noches acudían numerosísimos moros a contemplar los tanques abandonados por nuestras tropas. Llevaban casi todos ellos antorchas encendidas y bailaban gritando y dando vueltas alrededor de los monstruos inútiles y vencidos. Enardecidos, intentaban de cuando en cuando el asalto de la posición. Trágicas noches.

La operación de la toma de Anvar duró tres días y fue la primera vez que se utilizó el apoyo de carros de asalto de infantería, Renault FT 17, de procedencia francesa, para facilitar el avance de la infantería. Los combates fueron muy duros, con un balance de 20 muertos y 160 heridos.

Los primeros carros de asalto Renault FT-17, llegaron a Hendaya el 17 de Diciembre de 1921. Fueron trasladados a Málaga en ferrocarril, donde embarcaron, el 12 de Marzo de 1922, rumbo a Melilla. (Campamento Dar Drius). Uno de estos ejemplares se encuentra actualmente en el Museo de Medios Acorzados del Ejército de Tierra, situado en la Base Militar de “El Goloso”(Madrid).

Memoria póstuma

El fundador y jefe de la Legión, el Teniente Coronel Millán Astray, escribió a la madre del comandante Fontanes, en los siguientes términos:

 Fue uno de mis principales colaboradores en la organización de La Legión (…) Era su vida privada la de un santo, dedicando cuanto ganaba al cuidado de sus hijos y pasando él personalmente privaciones que, aunque dignamente las ocultaba, no podían pasar desapercibidas.

He dispuesto que su nombre en letras de oro figure en un cuadro de honor, él sólo, que adorne el despacho del Jefe de La Legión entre el retrato de SSMM y el pergamino de la ejecutoria de la Orden del Ejército en que se felicitaba a La Legión por su comportamiento en el territorio de la Circunscripción de Melilla, entre los que era figura principal su hijo, el Comandante Fontanes….

Estoy de luto como ustedes, ordené desde el campo que La Legión entera se sintiese de luto por la pérdida de aquel bravo…

El martes 21 de marzo de 1922 tenía lugar, en el cementerio de Melilla, el entierro del Comandante Carlos Rodríguez Fontanes, junto con otros héroes caídos en los combates de Anvar: el Teniente Diego Blázquez Nieto, del 3º Regimiento de Zapadores Minadores, natural de Benalcázar (Córdoba) y 34 años de edad; el soldado presbítero capellán de la II Bandera escolapio Antonio Vidal Pons, de 25 años y natural de Alcañiz (Teruel) y que murió de un balazo en la cabeza cuando se encontraba dando la extremaunción a un herido, y el Sargento Tomás Amarillo Román, que estaba destinado en la unidad de carros de asalto de Infantería, de 21 años de edad y natural de Villanueva del Rey (Badajoz), que murió en la enfermería del campamento de Dar Drius tras ser evacuado de Anvar.

Carlos Rodríguez Fontanés Legión
En el Panteón de Héroes se encuentran los restos del Comandante Fontanes (fila 3, nicho 7)

Fuentes:

Centro de Historia y Cultura Militar de Melilla

Hemeroteca de la Gazeta de Tenerife

Historia de las Campañas de Marruecos. Servicio Historico Militar, 1947-2007Diario de una Bandera

Redacción

Equipo de Redacción / Notas de Prensa / Agencias

2 comentarios

  1. ¿Y dónde estaba el capitán Pagés, cuya abnegación era más que conocida y que tratara al mismísimo Millán Astray? Extraño misterio…

    1. O que las comunicaciones no iban tam bien como se creía…

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