Las pinturas de Johannes (o Jan) Vermeer van Delft escasean en el mundo, apenas hay menos de cuarenta catalogadas, y eso contando con las que se le atribuyen.

En una subasta de obras de Vermeer, que se celebró en mayo de 1696 había 21 pinturas catalogadas, a día de hoy solamente 16 de aquellas obras han sido encontradas por los investigadores. Los historiadores del arte buscaron durante mucho tiempo las pinturas desaparecidas de Vermeer, a día de hoy se consideran auténticas exactamente 34 y unas 5 más le son atribuidas.
El enorme valor, y la escasez, de las obras del artista fue en repetidas ocasiones la razón de la aparición de toda una serie de falsificaciones. El artista holandés Han van Meegeren (1889-1947) ha sido el más conocido de ellos.

Van Meergeren trató de buscar en 1932 “la falsificación perfecta” en su estudio de Roquebrune-Cap-Martin. Para ello se propuso imitar los procedimientos técnicos y químicos del barroco. Compró lienzos originales del siglo XVII y mezcló parte de sus pigmentos con materiales crudos para crear su paleta.
Además fabricó pinceles con pelo de tejón, similares a los que usaba Vermeer y con productos envejecía sus pinturas hasta parecer que tenían 300 años. Luego horneaba el lienzo entre 100 y 120 °C para endurecerlo y para rematar las enrollaba en un cilindro para aumentar sus grietas que rellenaba como paso final con tinta china.

La mayoría de las obras de Vermeer, realizadas entre 1654 y 1675, son composiciones en interiores cuidadosamente espaciadas con un reducido número de figuras. También hay algunos paisajes urbanos. Entre sus cuadros más conocidos se encuentran la lechera, la Vista de Delft y La joven de la perla.

Según algunos autores contemporáneos, como David Hockney o el arquitecto Philip Steydmen, Vermeer utilizaba medios técnicos para lograr esa excelencia en la perspectiva y en la luz. Se trataba de una “cámara estenopeica“, o cámara oscura, un equipo que usaban muchos otros artistas de la época. La Vista de Delft, una panorámica totalmente exacta y fiel, fue creada utilizando esta cámara oscura sin lugar a dudas.

Vermeer nació en esa misma ciudad de Delft, en el año 1632, lugar con la que tuvo una fuerte conexión. Se casó con la burguesa Catharina Bolenes, en 1653, en el mismo año entró al gremio de pintores de San Lucas y, más tarde, llegó a presidirlo. Trabajaba como comerciante de arte, pero no ganaba mucho con su trabajo y apenas vendía obras propias, no realizaba más de 2 al año, según se cree, dejándolo con el paso del tiempo en una situación financiera delicada. Con Bolenes tuvo 15 hijos, de los cuales 4 murieron muy pequeños.

Poco más se sabe sobre el artista, mayormente especulaciones a través de sus obras. Obviamente fue un anti-héroe. Murió pobre y su mujer tuvo que vender todas sus obras para pagar las deudas que dejó. Fue totalmente olvidado por el mundo hasta que en 1866, casi 200 años después de su muerte, sus cuadros comenzaron a llamar la atención de la crítica y a ser admirados por la perfección de sus composiciones.

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