De la antigua Compañía Hispano-Marroquí de Gas y Electricidad, nombre oficial de la compañía hasta 2003, surge la compañía Melillense de Gas y Electricidad conocida como GASELEC.
Empresa que, desde 1913, llevó la electricidad a los hogares e industrias melillenses, no sin dificultades -como cuenta Julia Melero- pues la peculiar ubicación de la ciudad, las guerras en el norte de África y los dos conflictos mundiales, afectaron directamente a la producción, siendo obstáculo directo para la llegada de combustible y haciendo que los mantenimientos en infraestructuras fueran complicados.
Historia de GASELEC
La propia Compañía llegó a contar con una fundición industrial con la que fabricaba sus propias piezas y herramientas para paliar estas carencias. A finales de los años 50, la compañía solicita la participación de otra empresa para producir energía, y es ENDESA la que instala unos nuevos generadores en Melilla. GASELEC pasa a ejercer funciones de distribuidora de energía.
Con un periodo tan amplio dedicado a la industria y a la electricidad, la empresa acumuló centenares de máquinas y aparatos obsoletos a lo largo de su historia. Fue en 1997, cuando su presidente D. Gustavo Cabanillas, apasionado de la historia, decidió fundar los Museos de la Industria y la Electricidad quedando dentro del amplio proyecto que, ya a partir de 2004, es la Fundación Gaselec.
Tras la breve contextualización, damos paso a la visita; caminamos entre cables, alternadores e interruptores que han pasado a mejor vida y que ahora albergan flores de los más variopintos colores. La primera puerta a la derecha es nuestra parada. Abran bien los ojos, hay mucho que ver.
La exposición se divide en tres espacios:
La sala Técnica y almacén:
Morada de fusibles y transformadores de todos los tiempos.
Este espacio está dedicado al servicio de distribución de electricidad. Se intercalan en él, maquinaria e instalaciones de la compañía utilizadas desde principios de siglo con elementos cotidianos como interruptores de diferentes periodos. Curioso es observar como las modas, en estos últimos, van y vienen, y como en pleno siglo XXI estamos volviendo a los modelos estéticos del año 1900.
En las paredes podemos encontrar un mosaico de “averías”, es algo que ha llamado mucho nuestra atención. Desconocemos si es el primer museo de averías, pero seguro que es el primero en el que hemos estado. Estas averías son curiosidades con las que el servicio de mantenimiento de GASELEC se ha encontrado a la hora de intervenir en las instalaciones y cables de tierra. Mordeduras de roedores (…) y hasta un árbol, que buscando hueco para sus raíces se fue colando poco a poco dentro de un cableado, hasta llegar a inutilizarlo.
El almacén, otra parte de la sala técnica, conserva algún que otro aparato eléctrico de gran valor histórico, como el primer tocadiscos “Telefunken” que llegó a Melilla, un gran gramófono de ‘His Master Voice’ en perfectas condiciones o una de las primeras matrículas emitidas para la ciudad.
En las vitrinas del almacén se pueden ver los interruptores que antes comentábamos, fusibles del siglo XIX y algunas cartelas de aviso más que curiosas.
La Oficina
Esta pequeña sala, que conserva mobiliario de principios de siglo, nos muestra diversos elementos utilizados en las oficinas de la empresa. Elementos técnicos de delineación o de los departamentos de contabilidad (caja fuerte repleta incluida). Se destacan en esta sala el archivo completo de libros matriz-contables y las fichas de clientes que tenía la compañía desde su fundación, escritos a mano y con pluma, objeto también visible en el museo.
Podemos ver, colgados de las paredes, planos realizados para llevar la energía a diferentes zonas del antiguo protectorado y alzados para subestaciones de abastecimiento de las mismas.
El contraste de las “calculadoras” de hace 100 años con nuestros equipos informáticos de la actualidad se hace patente al tener la oportunidad de tenerlos delante, es sorprendente el tamaño, los rudos materiales y hasta el brillo de las teclas de antaño.
Museo de la Industria
Una forja. Máquinas de escribir. Máquinas de coser y planchas de acero reconvertidas a eléctricas, la práctica totalidad de las piezas tipográficas de una de las imprentas militares de Melilla y los inusuales objetos de un médico del siglo XIX …
Un auténtico gabinete de curiosidades se oculta en esta sala, en la que para prestarle merecida atención a todo deberías pasar horas en ella.
La forja -como nos cuenta Julia- servía para que GASELEC pudiera fabricar sus propias herramientas y repuestos, debido en parte a los cortes de suministros producidos durante las dos grandes guerras. La forja también fue un nicho de negocio para la compañía, como se observa en la prensa de la época.
Entre los diferentes útiles cotidianos que guarda esta sala, destacan las “planchas tuneadas”, hierros de planchado, que se calentaban con brasas, que fueron adaptados mediante resistencias eléctricas para su uso en la red.
Otros aparatos interesantísimos, y dignos de admirar para comprender un poco la historia evolutiva de los objetos cotidianos que usamos hoy, pueblan el lugar: reproductores y grabadores de vídeo, equipos de edición de sonido, cámaras de fotografía, libros de anatomía y farmacia, una colección de publicidad antigua en metal, un gran molinillo de café…. y un millón más de intrínsecas piezas recogidas por los operarios de GASELEC antes de que sus dueños se deshicieran de ellas.
Dirección y horario de visitas
Centro Técnico de Gaselec,
c/ Comandante García Morato nº 3 – 52006 Melilla
Teléfono: 952671902
Se pueden concertar visitas guiadas a través del teléfono 952671902
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