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La “Cámara de los esposos”, ejemplo de Arte y Poder

Una de las obras maestras del Renacimiento, por Andrea Mantegna

Los frescos que Andrea Mantegna realizó para el Palacio Ducal de Mantua son un claro ejemplo de cómo el arte recuperó las alegorías de la antigüedad clásica y su mitología para adaptarlos a las necesidades del momento: la exaltación de las familias de las clases altas italianas.

camera picta mantegna
(wikimedia)

En las pinturas de la llamada “Cámera Picta” o “Cámara de los esposos”, ubicadas en una de las torres del castillo, aparece Ludovico Gonzaga sentado junto a su esposa y rodeado de sus hijos. Un séquito de cortesanos y sirvientes aparecen también en la escena, muy probablemente retratados por Mantegna del natural por el aspecto tan diferente y realista de los retratos.

En la escena irrumpe el secretario del duque trayendo una noticia de que su hijo, Francesco, acababa de ser elegido cardenal, por lo que se le abría el camino hacia el papado. En la pared oeste el padre se encuentra con su hijo en medio de un colorido paisaje.

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Escena familiar de la Pared Norte

 

En la escena familiar se puede observar el papel principal de mater familia de la señora Gonzaga, elemento central y rodeada de sus hijos, muy pendiente de todo.

Mantegna realizó esta obra maestra entre 1465 y 1474, siguiendo un encargo de Ludovico III Gonzaga, quien muy probablemente deseaba inmortalizar el nombramiento como cardenal de su hijo Francesco. Así, las escenas centrales son las de la “Corte” (pared Norte), en la que se retrata a Ludovico recibiendo la noticia y la del “Encuentro”.

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El “encuentro” (pared oeste)

 

La ilusión óptica de la pintura en el techo alcanza un nivel más elevado que en las paredes, porque el espectador no puede verificar de cerca —ni tocando con la mano, en su día— si la maceta que hay o el relieve está pintado o es real. Hay objetos que amenazan con caer desde arriba, pero no lo hacen, lo que tal vez explique la expresión sonriente de las mujeres detrás de la balaustrada.

Es un divertido juego en el que parece que los retratados se divierten con el espectador, que se ha convertido sin quererlo en el pasatiempo de la obra, tras levantar sus ojos y caer en el engaño.

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Vista general

El techo tiene falsos relieves que forman medallones en los que se representan algunos emperadores romanos —los antiguos poderosos— así como escenas mitológicas con episodios de la historia de Hércules, el mito de Orfeo y Arión. Estos dos últimos asociados a la música, pasión del marqués, y Hércules representaría el prototipo de la virtud y el valor, así como un modelo para cualquier gobernante del Renacimiento.

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Julio César en uno de los medallones del techo

Por cierto, el señor Mantegna, orgulloso como no de su trabajo se plantó un autorretrato en medio de las decoraciones.

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autorretrato de Mantegna en la estancia

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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