
El equilibrio nazarí se quebró en 1309. Muhammad III, soberano granadino, fue depuesto por una revuelta interna que entronizó a su hermano Nasr. Aquella convulsión abrió la puerta a sus enemigos. Como recuerda Joseph O’Callaghan:
Los conspiradores que forzaron la abdicación de Muhammad III esperaban conseguir mejores condiciones de paz con Castilla y Aragón.
(Reconquest and Crusade in Medieval Spain, 2004, p. 181).
Mientras tanto, al otro lado del Estrecho, el sultanato meriní tensaba la cuerda, dispuesto a inmiscuirse en la política granadina y a disputar el control de las rutas marítimas que salían desde el norte de África hacia Europa.

El Tratado de Alcalá de Henares (1308)poder
En diciembre de 1308, Fernando IV y Jaime II se reunieron en Alcalá de Henares. El resultado fue un pacto solemne de guerra. La Crónica de Fernando IV lo recoge con sencillez castellana:
“Et acordaron entrambos reyes de fazer guerra a los moros de Granada, et de tomar cada uno su parte segund fuese acordado” (cap. 84, p. 351).
El reparto era cristalino:
- Castilla se reservaba Granada, Málaga y los territorios interiores.
- Aragón reclamaría para sí la ansiada Almería, con ese gran puerto estratégico.
¿Por qué fue un pacto secreto?
El Tratado de Alcalá de Henares, firmado en diciembre de 1308 entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón, no fue un acuerdo público ni divulgado a voces. Su carácter secreto respondía a varias razones de peso.
Por un lado, la estrategia militar exigía discreción: el plan de dividirse Granada y atacar Almería, Gibraltar o Algeciras solo podía tener éxito si sorprendía al sultanato nazarí. Cualquier filtración habría dado tiempo a reforzar las defensas y arruinar la ofensiva.
También pesaban las tensiones políticas internas. La cesión de la estratégica Almería a Aragón resultaba impopular entre ciertos magnates castellanos, como el infante Juan de Castilla o don Juan Manuel, que vieron en ello una humillación para la Corona. Mantener el acuerdo en la sombra permitía a Fernando IV ganar tiempo y evitar la oposición abierta de su propia nobleza.
Finalmente, estaba la dimensión diplomática y eclesiástica. El apoyo del papa Clemente V, que concedió bula de cruzada a la campaña, requería gestiones delicadas. Antes de que se pronunciara, convenía que el pacto no se convirtiera en motivo de controversia ni en arma arrojadiza en la política mediterránea. Así es todo, el papa, bendijo la empresa con bula de cruzada (posiblemente desde Poitiers, pues estaba trasladando la Santa Sede a Aviñón). Quien empuñase la espada en Granada recibiría las mismas indulgencias que un cruzado en Jerusalén. Una guerra santa, pero con intereses muy terrenales.
La campaña de 1309: Gibraltar y el cerco de Almería
En la primavera de 1309, los tambores de guerra resonaron en la península.
- Castilla puso rumbo al Estrecho, cercando Algeciras y Gibraltar.
- Aragón, con Jaime II al frente, navegó hasta Almería.

El asedio aragonés comenzó en julio. Tres meses de combates, ingenios de asedio y sangre contra los muros de Almería. Nada bastó. La ofensiva aragonesa contra Almería se prolongó de julio a octubre, sin que las máquinas de asedio ni los continuos combates lograsen abrir brecha en sus murallas para poder invadir y tomar la ciudad. El hambre y la peste en el campamento atacante, hicieron el resto.
En enero de 1310, Jaime II levantó el campamento y regresó a Valencia derrotado.
En contraste, Castilla saboreó la victoria: en septiembre de 1309 tomó Gibraltar por asalto. La Crónica refiere con orgullo:
“E ganaron Gibraltar por fuerça de armas, et poblarla mandó luego el rey de Castilla”
(cap. 89, p. 357).
El resultado fue desigual: Castilla afianzaba su presencia en el Estrecho, pese al fracaso en Algeciras, Aragón se quedaba sin su preciada Almería.
Consecuencias y legado
El Tratado de Alcalá de 1308 aspiraba a ser una cruzada triunfal, pero acabó en desencuentros:
- Aragón nunca obtuvo Almería.
- Castilla se desgastó en Algeciras (combatiendo contra los refuerzos africanos), aunque logró Gibraltar.
- Granada, pese a su crisis interna, sobrevivió como reino independiente y afianzó su pacto con los meriníes.
Por lo que, la campaña de 1309 demostró lo difícil que era coordinar los intereses de Castilla y Aragón, unidos contra Granada pero rivales en el Mediterráneo. Aquel asedio de Almería quedó en la memoria. Ciudad indomable, no caería hasta 1489, cuando los Reyes Católicos pusieron fin a su resistencia. La Crónica de Fernando IV ya dejaba el epitafio de aquella epopeya:
“E muchos buenos cavalleros finaron en aquel cerco de Almería, et los moros quedaron muy loados por su gran defensa”
Preguntas sobre el tema
¿Quién firmó el Tratado de Alcalá de Henares de 1308?
Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón.
¿Qué se pactó en Alcalá de Henares?
Una ofensiva conjunta contra Granada: Almería para Aragón, Granada y Málaga para Castilla.
¿Se conquistó Almería en 1309?
No. El asedio fracasó tras meses de resistencia y epidemias.

¿Intentó Castilla conquistar Algeciras en 1309?
Sí. Tras el Tratado de Alcalá de Henares (1308), Fernando IV dirigió sus esfuerzos hacia el Estrecho, organizando un cerco contra Algeciras y Gibraltar de manera simultánea.
¿Qué ocurrió con el asedio de Algeciras?
El asedio comenzó en julio de 1309, pero pronto se complicó: la ciudad estaba bien abastecida por mar y resistió con firmeza. Además, la llegada de una flota meriní desde el norte de África obligó a Castilla a levantar el cerco en enero de 1310.
¿Logró Castilla alguna victoria en la campaña?
Sí. Aunque Algeciras resistió, Gibraltar cayó en septiembre de 1309 tras un asalto directo. La Crónica de Fernando IV narra cómo la villa fue tomada por la fuerza y repoblada inmediatamente por orden real.