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Descubren uno de los rostros representados más antiguos de Jesús

Un Cristo bajo tierra: el hallazgo cristiano más antiguo de Anatolia

En la antigua Nicea, hoy İznik (Turquía), donde siglos después se definirían los dogmas fundamentales del cristianismo, la arqueología ha sacado a la luz una tumba excepcional. Bajo tierra, en silencio durante casi dos mil años, se conservaba la única representación conocida de Cristo como Buen Pastor en la Anatolia cristiana primitiva, y la más antigua fuera de Italia.

El hallazgo no es menor. Nos sitúa en un momento frágil, todavía ambiguo, en el que el cristianismo convivía con tradiciones paganas, compartía lenguajes simbólicos y aún no había fijado una iconografía propia definitiva.

tumba cristiana de Nicea

Un descubrimiento en la necrópolis de Hisardere

La tumba fue localizada en la necrópolis de Hisardere, un extenso cementerio situado extramuros de la antigua Nicea, en uso entre los siglos II y V d. C. Se trata de una de las mayores áreas funerarias de la región, empleada por gentes de todas las clases sociales.

Allí se han documentado desde simples tumbas de fosa hasta sarcófagos de piedra y singulares cámaras funerarias cubiertas con techos de terracota, un tipo arquitectónico característico de İznik.

Aunque en el interior de la tumba no se hallaron objetos que permitan una datación precisa, su arquitectura y estilo la sitúan con bastante seguridad en el siglo III d. C., en plena Antigüedad Tardía.

La tumba es un hipogeo, una cámara excavada bajo tierra. Aunque el muro sur fue destruido en la antigüedad, los muros este, oeste y norte se conservan intactos, así como la bóveda de cañón que cubre el espacio.

Todas las superficies están decoradas con frescos de vivos colores: motivos florales, aves, roleos vegetales, amplios marcos rojos y figuras humanas. Es el primer ejemplo de arte cristiano figurativo documentado hasta ahora en la necrópolis de Hisardere.

Cristo como Buen Pastor

El fresco central ocupa el muro norte, justo detrás del kline, el lecho funerario construido con baldosas cuadradas de terracota donde se depositaban los cuerpos.

 

tumba cristiana de Nicea

Sobre él, la bóveda crea un panel semicircular en el que aparece un Jesús joven, imberbe, con un carnero sobre los hombros, flanqueado por parejas de cabras que pastan entre la vegetación. Es la imagen del Buen Pastor, símbolo de protección, salvación y guía espiritual.

Esta iconografía fue muy común en el arte funerario romano del cristianismo primitivo y acabaría convirtiéndose en uno de los motivos centrales del arte cristiano. Sin embargo, este es el ejemplo más antiguo conocido fuera de Italia, lo que lo convierte en una pieza clave para comprender la expansión visual del cristianismo en Oriente.

Una tumba entre dos mundos

El muro occidental ofrece otra escena reveladora: un matrimonio ricamente ataviado, probablemente los propietarios de la tumba. Su vestimenta y ornamentos los presentan como miembros de la aristocracia local.

tumba cristiana de Nicea

Aún más significativo es el escenario de banquete representado en el conjunto decorativo. Aunque se trata de una tumba cristiana, la escena remite directamente a tradiciones funerarias paganas, en las que el más allá se concebía como un banquete eterno.

Este detalle refleja un cristianismo todavía en construcción, que adopta y resignifica símbolos heredados del mundo romano, en lugar de rechazarlos frontalmente.

Redacción

Equipo de Redacción / Notas de Prensa / Agencias

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