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El Día que Desapareció una Isla: La Historia de la Primera Bomba de Hidrógeno

El 1 de noviembre de 1952, Estados Unidos detonó la primera bomba de hidrógeno del mundo, conocida como “Mike”, como parte de la Operación Ivy. Este evento marcó un hito en la historia de la ingeniería y la física, siendo el primer dispositivo nuclear que obtenía una parte significativa de su poder explosivo de la fusión, en lugar de depender únicamente de la fisión. La creación de “Mike” fue el resultado del trabajo de dos mentes brillantes: el físico húngaro-estadounidense Edward Teller y el matemático polaco Stanislaw Ulam.

Diseño y Construcción de “Mike”

“Mike” era una maravilla de la ingeniería, con una altura de 6 metros y un peso impresionante de 74 toneladas métricas. A diferencia de las bombas nucleares convencionales, “Mike” no estaba diseñada para ser un arma desplegable. Su verdadero valor residía en ser el primer dispositivo que utilizaba la fusión nuclear como fuente principal de energía explosiva. La funcionalidad de “Mike” dependía de una reacción de fisión inicial que encendía la fusión dentro del deuterio líquido, un isótopo pesado del hidrógeno.

La apariencia de “Mike” se asemejaba más a un complejo industrial que a un arma tradicional. Estaba alojada en una estructura de aluminio corrugado conocida como la “shot cab”, acompañada de una torre de señal de 91 metros para la comunicación con la sala de control situada a bordo del USS Estes, donde se encontraba el equipo de disparo. Debido al uso de deuterio líquido como combustible, se requería una planta criogénica considerable para mantener el deuterio a temperaturas cercanas al cero absoluto. Todo este complejo sistema era alimentado por una planta de energía de 3,000 kilovatios dedicada exclusivamente a la instalación criogénica.

La Elección del Sitio de Prueba

La bomba fue instalada en un pequeño islote rocoso deshabitado llamado Elugelab, que formaba parte del atolón Enewetak en el Pacífico Sur. El atolón Enewetak, compuesto por cuarenta pequeños islotes y atolones, se extiende en forma de anillo ovalado de 32 kilómetros de largo y 16 kilómetros de ancho, con dos entradas que llevan a su laguna central. Este atolón, parte de las Islas Marshall, estuvo bajo control japonés desde 1914 hasta su captura por Estados Unidos en febrero de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.

Posteriormente, se convirtió en una base naval durante más de cuarenta años hasta que las Islas Marshall obtuvieron su independencia en 1986. Durante este tiempo, el atolón se convirtió en un sitio de pruebas nucleares. Entre 1948 y 1958, se llevaron a cabo un total de 43 pruebas nucleares en Enewetak, alterando para siempre su paisaje y su importancia histórica.

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Atolón de Enewetak

El Día de la Detonación

La mañana del 1 de noviembre de 1952, “Mike” desató su fuerza cataclísmica sobre el mundo. La detonación produjo una bola de fuego que se extendió a un diámetro asombroso de 5 kilómetros. En apenas 90 segundos, la nube en forma de hongo ascendió a una altitud de 17 kilómetros, alcanzando rápidamente los 33 kilómetros un minuto después. Finalmente, se estabilizó a una altura de 41 kilómetros, con una corona expansiva que abarcaba un diámetro de 161 kilómetros y un tallo formidable de 32 kilómetros de ancho. El rendimiento de esta explosión impresionante fue de 10.4 megatones. Un informe militar sobre la historia de la Operación Ivy señaló:

El disparo, tal como se presenció a bordo de los diversos barcos en el mar, no es fácil de describir. Acompañado por una luz brillante, la onda de calor se sintió de inmediato a distancias de 48 a 56 kilómetros.

La tremenda bola de fuego, apareciendo en el horizonte como el sol cuando está a medio salir, se expandió rápidamente después de un momento de tiempo de espera.

Consecuencias de la Explosión

El impacto fue tan profundo como devastador. Elugelab, una vez un solitario islote rocoso, fue instantáneamente vaporizado por la ferocidad de la explosión, dejando un vasto cráter de 1.9 kilómetros de diámetro y 50 metros de profundidad. La explosión generó un tsunami con olas de hasta 6 metros de altura que despojaron a las islas circundantes de su vegetación. El presidente de la Comisión de Energía Atómica, Gordon Dean, resumió los resultados para el recién inaugurado presidente Dwight D. Eisenhower con una declaración escalofriante: “la isla de Elugelab ha desaparecido.”

Descubrimiento de Nuevos Elementos

La prueba de Ivy Mike también condujo al descubrimiento de dos nuevos elementos. Poco después de la detonación de la bomba, una flota de aviones de la Fuerza Aérea de EE.UU. voló a través de la nube atómica, equipada con tanques de combustible modificados diseñados para capturar y filtrar los desechos en el aire. Los filtros de los aviones fueron sellados en plomo y enviados a Los Álamos, Nuevo México, para su análisis. Entre los intrigados por el potencial tesoro científico contenido en estos filtros se encontraba el científico nuclear Albert Ghiorso de la Universidad de California, Berkeley.

Ghiorso especuló que los filtros podrían contener átomos que se habían transformado, a través de la desintegración radiactiva, en los elementos 99 y 100, que aún no habían sido descubiertos. Ghiorso, junto con el químico Stanley Gerald Thompson y Glenn Seaborg, obtuvieron la mitad de un papel de filtro de la prueba de Ivy Mike. En él, pudieron detectar la existencia de los elementos 99 y 100, que habían sido producidos por un flujo de neutrones intensamente concentrado alrededor del sitio de la detonación. En 1955, los dos nuevos elementos fueron nombrados einsteinio y fermio, en honor a Albert Einstein y Enrico Fermi.

El Fin de las Pruebas Nucleares en Enewetak

Las pruebas nucleares en el atolón Enewetak terminaron en 1958. En 1977, el ejército de Estados Unidos comenzó la ardua tarea de descontaminar Enewetak y sus islas circundantes. Esta labor implicó la meticulosa remoción de la capa superficial del suelo de las áreas afectadas, que luego se mezcló con cemento antes de ser enterrada en un cráter de explosión atómica en la parte norte de la isla Runit. Este cráter, de 110 metros de ancho y 30 metros de profundidad, fue luego cubierto con capas adicionales de hormigón para formar una cúpula protectora.

En el año 2000, se llevó a cabo otra ronda de limpieza. Esta vez, en lugar de raspar la capa superficial del suelo, reemplazarla con tierra limpia y crear otro domo de desechos radiactivos en algún sitio del atolón, las áreas aún contaminadas en Enewetak fueron tratadas con potasio. El suelo que no pudo ser tratado de manera efectiva para uso humano fue removido y utilizado como relleno para un paso elevado que conecta las principales islas del atolón, Enewetak y Parry. Los científicos creen que el atolón será apto para la habitabilidad humana para el año 2026-2027.

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Cúplua atómica


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Redacción

Equipo de Redacción / Notas de Prensa / Agencias
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