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Frescos azules y herramientas de trabajo emergen en Pompeya

Nuevos hallazgos en la Insula 10 y Civita Giuliana revelan detalles sorprendentes de la vida cotidiana y ritual en la antigua ciudad romana.

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  • Una anécdota interesante es que, en el siglo XVIII, cuando comenzaron las primeras excavaciones en Pompeya, los arqueólogos se asombraron tanto con los frescos y objetos descubiertos que algunos incluso pensaron que eran demasiado perfectos para ser antiguos. Esta incredulidad inicial subraya la impresionante habilidad y sofisticación de los antiguos romanos en sus técnicas artísticas y de construcción.

Durante la excavación en curso de la Insula 10 del barrio Regio IX de Pompeya, se ha descubierto una habitación con paredes decoradas con un fresco de un azul cielo sublime y poco común. Este tono es raro en la amplia variedad de frescos de Pompeya y, cuando se encuentra, suele estar en espacios de gran importancia.

Pompeya

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Las paredes de la habitación están pintadas en el Cuarto Estilo, caracterizado por su ornamentación sutil, detalles arquitectónicos finos y personajes mitológicos. Contra el fondo azul, figuras femeninas posan graciosamente, con sus vestiduras ondeando al viento. Cuatro de las mujeres representan las estaciones. Dos son alegorías de la agricultura y el pastoralismo, la primera indicada por un arado y la segunda por el pedum, un bastón corto usado por los pastores.

Los arqueólogos creen que la habitación era un sacrarium, un espacio dedicado a actividades y objetos rituales. Nichos en cada pared pintados con cinabrio rojo probablemente contenían estatuas devocionales. Probablemente no estaba siendo utilizada activamente para su propósito religioso cuando el Vesubio hizo lo suyo en el 79 d.C. La casa estaba en construcción en ese momento, y la hermosa habitación azul era solo otra área de almacenamiento. Quince ánforas de transporte estaban apoyadas contra una pared. Se encontraron dos jarras y lámparas de bronce, y materiales de construcción para la renovación. Un enorme montón de conchas de ostras estaba en el umbral, no como desechos de un gran almuerzo, sino como materia prima para ser triturada y añadida al yeso y mortero.

Mientras tanto, en los cuartos de los sirvientes de la villa de Civita Giuliana, otro descubrimiento excepcional de herramientas de trabajo y suministros muestra cómo vivía la otra mitad. No hay frescos gloriosos en este pequeño espacio. Es una construcción austera, y los materiales orgánicos que contenía solo se han conservado mediante la técnica del vaciado en yeso.

Una cama, un marco desmontado (quizás de una segunda cama), cestas, una larga cuerda enrollada, piezas de madera apoyadas contra la pared y una sierra con una hoja dejaron cavidades en la ceniza volcánica endurecida. Cuando los objetos se descompusieron, dejaron una fuerte impresión de sí mismos en la ceniza que los había envuelto. Los arqueólogos en Pompeya llenan los vacíos con yeso y recrean los objetos con un detalle increíble.

Redacción

Equipo de Redacción / Notas de Prensa / Agencias
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