
El Museo Nacional del Prado presentó el 4 de noviembre de 2025 la instalación permanente que recrea la Capilla Herrera de la iglesia de Santiago de los Españoles (Roma), permitiendo ver en altura los siete fragmentos de frescos de Annibale Carracci y Francesco Albani conservados en Madrid.
El montaje, realizado con la colaboración de OHLA, respeta la escala y la lógica espacial del conjunto original, desmantelado en 1833, y sitúa este episodio del primer barroco romano en diálogo con obras de Ludovico Carracci, Guido Reni y Domenichino.

Contexto: una capilla española en la Roma del Seiscientos
La Capilla Herrera fue encargada por el banquero palentino Juan Enríquez de Herrera (c. 1539–1610) en Santiago de los Españoles, templo representativo de la monarquía hispánica en Roma. Los frescos, iniciados en 1602 por Annibale Carracci y completados tras su enfermedad en 1605 por Albani y colaboradores, narran episodios de la vida de San Diego de Alcalá (canonizado en 1588), cuya intercesión milagrosa el patrono vinculó a la curación de su hijo.

Detalles de la instalación: distribución original y lectura unificada
El Prado conserva siete fragmentos: cuatro trapezoidales de la bóveda y tres óvalos de las pechinas. La nueva instalación en sala 4 (edificio Villanueva) los presenta en altura, evocando su posición en la capilla, y permite apreciar el lenguaje pictórico unificado de taller que dificulta distinguir las manos. El conjunto incluye escenas como La refacción milagrosa, San Diego recibe el hábito franciscano o San Diego salva al muchacho dormido en el horno, además de figuras de San Francisco, San Lorenzo y Santiago el Mayor.
El proyecto incorpora una estructura modular diseñada por Francisco Bocanegra, pensada para permanencia y para restituir la escala del espacio desaparecido. La materialización ha sido posible gracias a OHLA, en línea con su mecenazgo para conservación patrimonial, según la nota institucional.

Cronología y dispersión del ciclo: 19 fragmentos entre Madrid y Barcelona
Ante el riesgo de ruina, la capilla se desmanteló en 1833 y los frescos se arrancaron y traspasaron a lienzo. En 1851 se enviaron a Barcelona la mayoría de los 19 fragmentos (hoy nueve se conservan en el Museu Nacional d’Art de Catalunya), mientras siete integran la colección del Prado; de tres piezas no se conoce el destino. Esta dispersión explica las dificultades expositivas hasta hoy.
Relectura en sala: Bologna en Roma y el primer barroco
La instalación se acompaña de obras de Ludovico Carracci, Guido Reni y Domenichino, procedentes del mismo círculo boloñés, que contextualizan la forja del barroco en Roma a inicios del XVII. Entre las piezas, destaca la revisión reciente de “Aparición de los ángeles a san Jerónimo”, hoy en la órbita de Albani, según la prensa especializada, subrayando la dinámica de atribuciones en este núcleo.
La novedad museográfica: ver “el cielo” como fue concebido
El Prado subraya que la recreación integra por fin los siete frescos en una experiencia coherente con su naturaleza mural, evitando su lectura como “cuadros convencionales” e incorporándolos a la colección permanente. La prensa generalista y cultural ha destacado el carácter estable del montaje y su capacidad para “devolver el cielo” de Carracci al visitante.

Obras del conjunto (selección)
La refacción milagrosa (1604–1605), A. Carracci y F. Albani. San Diego recibe el hábito franciscano (1604–1605), A. Carracci y F. Albani. San Diego salva al muchacho dormido en el horno (1604–1605), A. Carracci y F. Albani. San Francisco (1604–1605), A. Carracci. Santiago el Mayor (1604–1605), F. Albani. San Lorenzo (1604–1605), A. Carracci.



