En el Egeo hay hallazgos que entran en la categoría de “pieza bonita” y otros que, además, te obligan a replantearte el pulso artístico de una ciudad. Lo descubierto estos días en Metropolis Antik Kenti, en el distrito de Torbalı (İzmir), pertenece a la segunda clase: una cabeza de mármol de época helenística, de unos 2.200 años, trabajada con una finura que no admite distracciones… y con un detalle que, cuando se limpia la tierra, casi incomoda: esa mirada preparada para volver a “encenderse” con incrustaciones.

La atribución, por ahora, se formula con prudencia: podría representar a Hestia, la diosa del hogar, del fuego común y, por extensión, de la cohesión cívica. La clave estaría en algo muy concreto, casi policial: si esta cabeza encaja en tamaño y proporción con un torso hallado anteriormente en el bouleuterion (la sede del consejo), la identificación ganaría una fuerza casi definitiva.

Dónde ha ocurrido: Metropolis, “la Ciudad de la Madre Diosa”
Metropolis se levanta entre las actuales Yeniköy y Özbey, en un paisaje de colinas bajas y cultivo, a pocos kilómetros del gran eje de İzmir. Se la conoce como la “City of the Mother Goddess / Ana Tanrıça Kenti” y las excavaciones modernas, iniciadas en 1989, se desarrollan de forma continuada con dirección académica desde 2007 bajo Serdar Aybek (Dokuz Eylül University), con apoyos institucionales que varían por campañas y programas.
El trabajo de esta temporada se ha concentrado en un punto muy concreto: una gran estructura pública de época romana que reutiliza materiales helenísticos y que, por su planta y hallazgos, se está interpretando como “estructura comercial” y posible componente de un complejo de ágora. Dicho sin romanticismo: un lugar donde el poder municipal y la vida económica se rozan a diario. Y es justamente ahí, en ese cruce, donde apareció la diosa. (DHA | Demirören Haber Ajansı)
La pieza: una cabeza monumental, pensada para presidir espacios públicos

Los arqueólogos describen la cabeza como parte probable de una estatua honorífica de gran formato. El mármol, el tamaño y el modo en que está concebida apuntan a una obra destinada a ser vista desde abajo, en un espacio donde la gente entra, sale, delibera, negocia. No una figurita de devoción doméstica: un icono cívico.
Hay otro aspecto que conviene subrayar: no aparecen atributos inequívocos (un símbolo, un objeto, una inscripción) que permitan decir “es esta diosa y no otra” con el dedo. Aun así, el tipo de rostro y el peinado la colocan sin demasiada discusión en el terreno de lo divino, no del retrato civil.
El detalle técnico que delata la época: dos bloques, un solo gesto
La cabeza no está tallada en un único bloque: se compone de dos piezas encajadas con una unión tan limpia que la técnica casi presume de sí misma. Es un procedimiento bien conocido en la escultura helenística: permite aumentar escala, controlar tensiones del material y trabajar detalles con mayor seguridad. Aybek lo vincula, además, con fórmulas habituales en el entorno artístico de Pérgamo (Bergama), donde la producción “por partes” y su ensamblaje forman parte del repertorio técnico.
Esto importa por dos razones:
- Porque confirma cronología y taller en términos amplios (mundo helenístico, siglo II a. C. como horizonte plausible).
- Porque sitúa a Metropolis en una conversación mayor: no como satélite menor, sino como un centro capaz de manejar estándares que asociamos a focos prestigiosos del Egeo.
La “mirada” que faltaba: cavidad para incrustación ocular
Aquí está la escena que todo restaurador reconoce: la pieza sale cubierta por depósitos; el mármol parece mudo. Después de la limpieza, aparece lo decisivo: en la zona de la pupila hay una cavidad tallada deliberadamente, preparada para recibir piedra de color u otro material que completara el ojo. Este tipo de recursos, documentados en el ámbito griego, buscaban un efecto muy concreto: vitalidad. La estatua no “tiene ojos”; te mira.

El trabajo de conservación y limpieza se atribuye a la restauradora Didem Taner, y se menciona también un ejercicio experimental de reconstrucción de la mirada, asociado a Taner Özgür. Más allá del impacto visual, la idea de fondo es seria: comprender cómo operaba la estética helenística en un contexto público, donde el arte era mensaje político, identidad urbana y religión cívica al mismo tiempo.
Por qué Hestia: del hogar al consejo
La hipótesis de Hestia no nace de un capricho mitológico, sino de un elemento arqueológico previo: un torso encontrado anteriormente en el bouleuterion, interpretado como la diosa protectora del consejo. Si el encaje entre torso y cabeza se confirma, Metropolis podría ofrecer algo raro: una estatua de culto o de representación cívica casi “recompuesta” a partir de fragmentos recuperados en campañas diferentes.
Y la lógica cultural acompaña. Hestia, en el mundo griego, no se limita al ámbito doméstico: también encarna el “hogar común” de la ciudad, el fuego compartido como símbolo de continuidad política. De hecho, el prytaneion (la casa consistorial en sentido amplio) alojaba el hogar público y el altar comunitario, y ese papel cívico está bien recogido en la bibliografía clásica. (Encyclopedia Britannica)
Así que la idea de una Hestia presidiendo o acompañando el espacio de deliberación municipal no es extravagante: es coherente. Y, en términos de propaganda antigua, resulta perfecta: el consejo se presenta como guardián del fuego común, de la casa de todos.
Metropolis y la escultura: una escuela que quiere nombre propio
Aybek subraya que la escultura de Metropolis, especialmente en el marco del siglo II a. C., constituye casi una categoría en sí dentro del Egeo. Es una afirmación fuerte, pero no gratuita: el sitio ha entregado arquitectura pública, decoración, materiales reutilizados y, sobre todo, un repertorio capaz de dialogar con grandes focos regionales.
El hallazgo, además, aparece en un momento en que las excavaciones trabajan también la dimensión de puesta en valor: investigación, restauración y conservación avanzan en paralelo, con campañas integradas en programas nacionales de patrimonio.
Qué viene ahora: el encaje, el contexto y la prudencia
En arqueología, el entusiasmo es comprensible, pero la prueba manda. Las próximas fases deberían aclarar tres puntos:
- Compatibilidad física (medidas, proporciones y sistema de unión) entre cabeza y torso.
- Contexto estratigráfico y de reutilización: cómo llegó la pieza al edificio romano con material helenístico reempleado.
- Comparaciones formales con talleres del entorno (Pérgamo y otros centros del Egeo) para afinar atribución y cronología.
Hasta que eso se cierre, lo más honesto es hablar de una cabeza de diosa helenística, con alta probabilidad de vinculación con Hestia, pero todavía en fase de confirmación.





