El Pueblo Númida: Un vínculo histórico entre Grecia, Roma y África

Los anales de la historia antigua nos revelan la existencia de un pueblo fascinante y enigmático: los númidas. Su mención por parte de los historiadores griegos, a quienes debemos gran parte de nuestro conocimiento sobre ellos, nos permite adentrarnos en un pasado remoto y desentrañar los vínculos que unían a Grecia, Roma y África. En este ensayo, exploraremos el origen del término “Númidas” y analizaremos la importancia de esta civilización en el contexto histórico de la antigua región del norte de África.

numidas numidia
El reino de Numidia (en amarillo), tras las conquistas de Massinissa.

Los pueblos Númidas, conocidos como “Νομάδες” por los historiadores griegos y posteriormente como “Numidae” en la interpretación latina, habitaban un vasto territorio al oeste de Cartago, abarcando gran parte del norte de la actual Argelia, así como porciones de Libia y Túnez. El término “Númidas” fue mencionado por primera vez en los escritos de Polibio, historiador del siglo II a.C., quien lo utilizó para referirse tanto a los pueblos como al territorio en cuestión, llegando hasta el río Muluya, ubicado a unos 160 kilómetros al oeste de Orán.

Estos pueblos númidas se dividían en dos grandes grupos tribales: los Masilios en la región oriental (Numidia Oriental) y los Masesilos en la región occidental (Numidia Occidental). Durante la primera etapa de la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.), los Masilios orientales, bajo el reinado de Gala, se aliaron con Cartago, mientras que los Masesilos occidentales, liderados por el rey Sífax, se aliaron con Roma. Sin embargo, en el año 206 a.C., el nuevo rey de los Masilios orientales, Masinissa, cambió su lealtad y se unió a Roma, mientras que Sífax se alió con Cartago. Al final de la guerra, los romanos entregaron todo el territorio númida, tanto oriental como occidental, a Masinissa, convirtiéndolo en un estado satélite de Roma.

Masinissa, un rey-guerrero con una notable influencia en la región, fue conocido tanto por su dedicación a la guerra como por su aprecio por la literatura y las artes. Aunque era reconocido como un líder militar, también fomentó el desarrollo cultural en su reino, enviando a sus hijos a estudiar en Grecia y recibiendo a numerosos escritores y artistas extranjeros en su corte. La fama de Masinissa se extendió por las cortes del Mediterráneo, llegando incluso a tener tres estatuas en la isla de Delos.

 

Tumba de Masinisa, cerca de Constantina (Argelia).
Moneda del rey Massinissa

Tras la muerte de Masinissa, ocurrida alrededor del año 148 a.C., su hijo Micipsa ascendió al trono y gobernó durante casi treinta años, hasta su muerte en el 118 a.C. Durante su reinado, Micipsa logró mantener una estabilidad relativa en el reino númida y mantuvo buenas relaciones tanto con Roma como con otras potencias regionales. Sin embargo, tras su muerte, se desató una lucha de poder entre sus hijos, conocida como la Guerra de Jugurta.

Jugurta, uno de los hijos de Micipsa, buscó obtener el control absoluto del reino númida y comenzó a eliminar a sus rivales mediante intrigas y asesinatos. Esto generó tensiones tanto con Roma como con las tribus vecinas. Los romanos, preocupados por la inestabilidad en Numidia y temiendo que Jugurta pudiera aliarse con sus enemigos, decidieron intervenir.

El Senado Romano envió una comisión liderada por el cónsul Metelo para resolver el conflicto. Sin embargo, Jugurta logró sobornar a algunos de los miembros de la comisión y escapar de las consecuencias. Esto llevó a Roma a enviar al cónsul Mario en el año 107 a.C., quien finalmente logró capturar y derrotar a Jugurta en el año 105 a.C. Numidia fue dividida en dos partes: Numidia Oriental, bajo el gobierno de Gauda, y Numidia Occidental, bajo el gobierno de Hiempsal II.

La influencia romana en Numidia se hizo cada vez más fuerte, y en el año 46 a.C., el general romano Julio César anexó el territorio númida y lo convirtió en la provincia romana de Numidia. Bajo el dominio romano, Numidia experimentó una romanización gradual, adoptando la lengua, las leyes y las costumbres romanas. Las ciudades numidas, como Cirta (la capital) y Hippo Regius, prosperaron bajo el dominio romano y se convirtieron en importantes centros urbanos.

A lo largo de la historia, los pueblos númidas desempeñaron un papel importante en la región del norte de África. Desde sus primeras menciones en los escritos de Polibio hasta su posterior dominio romano, los númidas fueron protagonistas de alianzas cambiantes, guerras y luchas de poder. El reino númida, bajo el liderazgo de reyes como Masinissa y Micipsa, logró mantener una relativa estabilidad y desarrollar tanto su poder militar como su influencia cultural.

Sin embargo, la intervención romana marcó un punto de inflexión en la historia de los númidas. La anexión de Numidia como provincia romana y su posterior romanización transformaron la región de manera significativa. Aunque se perdieron algunas de sus tradiciones y autonomía, las ciudades númidas florecieron bajo el dominio romano y se beneficiaron de la conexión con el Imperio Romano.

Fuentes utilizadas:
TÁCITO. Anales. Edición de Beatriz Antón Martínez. Ediciones Akal, 2007.POLIBIO. Historia de Roma. Clásicos de Grecia y Roma. Traducción y notas de José M. Candau, Alianza editorial, 2008.LIVIO, Tito. Historia de Roma desde la fundación de la ciudad, Traducción de Antonio Fontán, Libro I y II, CSIC, 1997.LIVIO, Tito. La segunda guerra púnica, I. Libros XXI-XXV, (Clásicos de Grecia y Roma). Alianza editorial, 2009.LIVIO, Tito. La segunda guerra púnica, II. Libros XXVI-XXX, (Clásicos de Grecia y Roma), Alianza editorial, 2009.APIANO. Guerras ibéricas. Aníbal. Clásicos de Grecia y Roma. Alianza editorial.CASIO, Dion. Historia Romana. Libros I-XXV (Fragmentos), Editorial Gredos, 2004.ITÁLICO, Silio. La guerra púnica, Edición de Joaquín Villalba, Ediciones Akal, 2005.Aragón Gómez, Manuel. SIFAX, EL REY NÚMIDA MASAESILIO EN LOS PASAJES DE TITO LIVIO. Artículo para la revista "aldaba" n50. 2015
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